Cubanos de todas las generaciones rendirán homenaje hoy a uno de los principales paradigmas de las juventudes, Ernesto Guevara, en el aniversario 45 de su asesinato.
El guerrillero, conocido mundialmente por el sobrenombre de Che, aún habita en esta isla en las consignas de los niños que desde todas las escuelas instan a ser como él, en libros de historia, en la grafía estampada en muros de parques y edificios.
Al Che también podemos encontrarlo entre los retratos de familiares difuntos, en cualquier casa cubana.
Guevara aquí es un ejemplo para los más jóvenes y un hombre admirable, recto, humilde e inteligente para muchos que le conocieron en este país donde luchó por una revolución, ocupó altos cargos de gobierno, dirigió el Banco Nacional y el Ministerio de Industrias, formó familia y amigos.
En las escuelas cubanas, maestros y estudiantes evocarán este lunes aristas de su pensamiento crítico y la vocación internacionalista que le llevó al Congo y a Bolivia con el fin altruista de liberar a otros pueblos.
En aquel país suramericano cayó herido en combate el 8 de octubre de 1967, sus captores no tardaron en asesinarlo y exponer su cadáver como un trofeo.
Sin embargo, nunca se atrevieron a especificar el sitio donde sepultaron el cuerpo, tal vez porque hay quienes temen más a los muertos que a los vivos y como presumía Mario Benedetti: Che es el más nacedor de todos.
Cuba lloró al joven rebelde, al trabajador incansable, al padre, el hijo, el amigo, mientras la imagen del médico combatiente internacionalista se expandía por el mundo como icono que ya no tiene época porque podemos encontrarle en cualquier continente.
Cada 8 de octubre los cubanos rinden tributo a la memoria del legendario Guerrillero Heroico, cuyo restos, hallados en 1997, descansan desde entonces en un mausoleo en la ciudad de Santa Clara, en la región central de este país que le venera.