Pablo Gonzalez

Granada: Maurice Rupert Bishop


Maurice Rupert Bishop, nació el 29 de Mayo de 1944 en la isla de Aruba.


Su vida y trayectoría política esta relacionada con otra isla caribeña, Granada. Colonia de la corona inglesa hasta que en 1974 consiguió su independencia. Bishop era como el 80% de la población de la isla, descendiente de esclavos africanos traidos allí por los europeos.

En 1979 junto con otros revolucionarios encabezó una revuelta armada contra la dictadura de Eric Gairy, una vez derrocada, fué nombrado Primer Ministro y se constituyó un gobierno de orientación socialista, que estrechó las relaciones con Cuba, la URSS y otros países del bloque comunista.

El nuevo estado trajo consigo la reforma agraria, nuevas formas de poder tanto obrero como campesino, educación y sanidad gratuita, la lucha contra el analfabetismo o el racismo entre múltiples iniciativas de cambio real.

Para Estados Unidos con Ronald Reegan a la cabeza, Granada podría ser "otra Cuba", así que desde el ascenso de Bishop, la Cia fomentó el golpe de estado contra el legitimo gobierno con la excusa de que Granada se estaba convirtiendo en un amenaza comunista y que el nuevo aeropuerto construido en la isla, con ayuda de Cuba se utilizaría como base militar de los soviéticos.

En octubre de 1983, al regresar de una visita diplomática a Checoslovaquia y Hungría, Bishop fue derrocado por los partidarios del viceprimer ministro Bernard Coard (antiguo amigo de Bishop), puesto bajo arresto domiciliario. 
Poco después, una multitud salió la calle exigiendo la libertad de Bishop y tras una nueva revuelta, lo liberaron, acompañándolo despues a la toma del cuartel militar Fort Rupert donde se produjeron enfrentamientos entre ambos bandos. Bishop fue capturado y asesinado a tiros junto a la ministra de educación

Aprovechando la situación de caos generalizado, EEUU invadió la isla 6 días después con 7.000 soldados.

 La fuerzas invasoras se encontraron con la resistencia de unos 1.500 soldados granadinos y unos 700 cubanos, la mayoría eran obreros de la construcción y algunos ingenieros militares.

 Resistencia que duro varios días y se saldó con 19 víctimas mortales y 116 heridos de parte yanki, así como Granada sufrió 45 muertes militares, al menos 24 civiles, junto con 358 soldados heridos.

 Cuba tuvo 25 muertos en acción, con 59 heridos y 638 tomados prisioneros.

La invasión de Granada

Dentro de las actuaciones militares de la segunda mitad del siglo XX, una de las menos conocidas es la invasión por parte de los Estados Unidos de la pequeña isla de Granada. Tal vez por su escasa duración, o por la extrema desproporción de fuerzas, pocos son los que conocen que se trató de una de las mayores muestras de incompetencia militar de la superpotencia.

Granada era un minúsculo país del Caribe que había caído en la órbita comunista. Sus fuentes de ingreso se limitaban al turismo, a la venta de nuez moscada y al alquiler pagado por la universidad de medicina de Saint George, en la que estudiaban alrededor de 600 jóvenes norteamericanos. 
Fueron estos últimos quienes sirvieron como excusa para la invasión. La crisis de los rehenes en Irán estaba aún reciente en la memoria, por lo que la administración Reagan no quería encontrarse con una papeleta semejante a la del ex-presidente Carter. Por ello, el coronel Oliver North, quien más adelante se haría famoso por el asunto Irán-Contra, impulsó la invasión de la isla convenciendo al Consejo de Seguridad Nacional. Aquel fue el inicio de una larga serie de errores.

Se esperaba que la invasión fuera tan fácil que todas las fuerzas que componían el ejército, (marines, SEAL, Rangers, paracaidistas, etc.) buscaban su trocito de gloria. El resultado fue un pandemonio logístico que nadie fue capaz de organizar. 
A eso se sumaba que el servicio de inteligencia no pudo proporcionar un mapa fiable de Granada ni de los efectivos con los que contaba el enemigo. 
Se usaron mapas turísticos para guiar las tropas y, pese al desconocimiento de los efectivos con los que contaba el rival, se estimó que la lucha duraría sólo 24 horas. Esa fue el modo en el que la superpotencia lanzó la invasión.

La noche del 23 de octubre de 1983 se iniciaron las operaciones. 
El primer paso era que un pelotón de SEALs se lanzara al mar desde un avión cerca de la isla y asegurara el aeropuerto, para desembarcar las tropas al día siguiente. 
La operación estuvo tan mal planificada que cuatro de los dieciséis hombres se ahogaron, mientras que el resto tuvo que ser rescatado por una lancha. 
La noche siguiente se volvió a repetir el intento, con un nuevo fracaso, por lo que, tras muchas cavilaciones, se decidió lanzar 600 paracaidistas durante la mañana del día 25. Así se hizo. Lo único que evitó la masacre de paracaidistas fue que los cubanos que trabajaban en el aeropuerto tenían orden de no disparar sino era en defensa propia.

Una vez en tierra, los soldados americanos se dirigieron a la universidad para rescatar a los supuestos rehenes. Sin embargo, muchos de ellos no se encontraban en el campus, dado que nadie les había advertido de que eran rehenes que necesitaran ser rescatados, por lo que muchos estaban de visita por la isla. En cualquier caso, los americanos estaban pasando un mal rato gracias a un único francotirador, que mantenía a raya a dos compañías enteras de soldados. 
Para acabar con él, se solicitó apoyo aéreo, pero no hubo manera de coordinar a los helicópteros del ejército y a los aviones de la armada, que tenían mapas distintos, por lo que el tiro tuvo que ser dirigido por uno de los oficiales de tierra gracias a las señales que enviaba con el espejo que usaba para afeitarse.

Pese a ello, lo peor estaba por llegar. Los cuerpos de operaciones especiales tenían tres objetivos para ese día: ocupar la emisora de radio, rescatar al gobernador británico y ocupar la prisión para liberar a los prisioneros políticos del régimen.
 En el primer caso, el equipo SEAL encargado de ocupar la emisora fue expulsado de allí por el fuego de un único vehículo blindado. El segundo equipo SEAL, que debía rescatar al gobernador británico, fue sitiado en la embajada por un segundo vehículo granadino, y tuvo que ser rescatado a su vez por los marines.
 Mientras tanto, una fuerza conjunta de rangers y DELTA trató de asaltar la prisión, pero fueron enviados en helicóptero a una zona en la que no existía posibilidad de aterrizar, por lo que no sólo no pudieron bajar a tierra sino que uno de los aparatos fue derribado. Para rematar la faena, cuando la armada bombardeó la posición antiaérea granadina se equivocó de blanco y destruyó un hospital psiquiátrico, matando a 27 pacientes.

Al día siguiente, con el marcador en superpotencia cero, estado minúsculo uno, los americanos reanudaron las operaciones. 
Pese a que debía haber sido ocupado durante el primer día, el único cuartel de la isla de Granada seguía intacto. 
Por ello, en la mañana del segundo día de invasión Estados Unidos desató todo su potencial sobre el pequeño conjunto de edificios. 
Primero fue bombardeado con la artillería del ejército, aunque las salvas fueron a parar al mar. 
Después fue atacado por la artillería naval, sin que los cañones lograran dar de nuevo en el blanco. 
En tercer lugar fue bombardeado por la aviación que, esta vez sí, dejó algún cráter que otro en el patio del cuartel. 
Por último, fue asaltado por helicópteros, uno de los cuales se estrelló en uno de los cráteres, con la muerte de varios soldados americanos, las únicas bajas de la operación cuartel, puesto que, después de todo, las instalaciones estaban vacías.

El tercer día, una falsa noticia acerca de guerrilleros cubanos en las colinas cercanas hizo que se desplegaran cientos de hombres cargados con equipo en mitad del calor tropical buscando fantasmas, con el resultado de que decenas de ellos cayeron víctimas de golpes de calor.

Finalmente, el cuarto día finalizó la invasión. Atrás quedaron 19 americanos muertos y más de un centenar de heridos. Los granadinos tuvieron 66 bajas. 
A la vista de este espectáculo, uno se plantea qué hubiera pasado si Estados Unidos hubiese tenido que combatir contra un enemigo realmente duro, como Las Bahamas…

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