El gobierno iraní, en respuesta al mordaz discurso del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en la ONU ayer, exigió a Jerusalén que abra sus propias instalaciones nucleares para inspección antes de decirle a Teherán que lo haga.
Haciendo uso del derecho a réplica de la ONU, el embajador iraní ante la ONU, Eshagh al Habib, dijo ante la Asamblea General que el primer ministro israelí "ha admitido la posesión de armas nucleares y que en repetidas ocasiones los 120 Estados miembros de los No-Alineados han señalado que esto plantea una grave y permanente amenaza a la seguridad de los Estados de la región".
"En lugar de hacer acusaciones infundadas", dijo, "este gobierno ha hecho caso omiso a los reiterados llamamientos de la comunidad internacional a adherirse sin demora y sin condiciones al Tratado de no proliferación de armas nucleares y como país que no posee armas nucleares, someter todas sus instalaciones nucleares a la verificación del sistema internacional de Energía Atómica... La comunidad internacional debería seguir ejerciendo mayor presión sobre este régimen".
Netanyahu en su discurso ante la Asamblea Anual de la ONU dijo que la capacidad de Irán de enriquecer uranio, debía ser detenida antes de la próxima primavera y que para ese momento ya el país (Irán) estaría en capacidad de fabricar su propia arma nuclear.
Netanyahu ilustró su discurso, sacando un diagrama con una bomba de dibujos animados (comiquitas) y trazando una línea roja en el mismo, para tratar de ilustrar su determinación de acabar con el programa nuclear de Irán.
La delegación israelí no respondió a los señalamientos del diplomático iraní, mientras la delegación norteamericana no asistió a la sesión nocturna de la Asamblea General.