Cuba sufría el pasado día 9 de septiembre el peor apagón eléctrico de los últimos años, debido a una avería en una línea de alta tensión (1).
Más de cuatro millones de personas, de un total de 11,2, quedaron a oscuras, y en algunas zonas el suministro no se normalizó hasta pasadas cinco horas.
Un suceso relevante que, en buena lógica, fue noticia internacional.
Los medios, en su mayoría, reprodujeron notas de las grandes agencias, que, por lo general, introdujeron referencias a los apagones casi diarios sufridos por la población cubana en los años 90, tras la desaparición de la Unión Soviética, principal proveedor energético, entonces, de Cuba (2).
Los medios, en su mayoría, reprodujeron notas de las grandes agencias, que, por lo general, introdujeron referencias a los apagones casi diarios sufridos por la población cubana en los años 90, tras la desaparición de la Unión Soviética, principal proveedor energético, entonces, de Cuba (2).
Un elemento de contexto histórico también lógico, desde el punto de vista periodístico.
Pero lo que llama la atención de la cobertura internacional es la magnitud informativa otorgada al suceso, en comparación con otros similares sucedidos en países de la misma región (3).
En septiembre de 2011, Chile sufría un apagón de dimensiones similares al de Cuba: afectaba a 10 millones de personas, de un total de 17, llegando a durar 5 horas en algunos lugares (4).
Pero lo que llama la atención de la cobertura internacional es la magnitud informativa otorgada al suceso, en comparación con otros similares sucedidos en países de la misma región (3).
En septiembre de 2011, Chile sufría un apagón de dimensiones similares al de Cuba: afectaba a 10 millones de personas, de un total de 17, llegando a durar 5 horas en algunos lugares (4).
En Colombia, en abril de 2007, un gran apagón que afectó al 92 % de su territorio, dejó sin luz a 25 millones de personas, de un total de 46 (5).
Una sencilla búsqueda en Google, sin embargo, nos ofrece 30 veces más referencias informativas sobre el apagón en Cuba (6) que sobre el de Chile (7).
Una buena parte de los países de América Latina han sufrido apagones eléctricos de envergadura en los últimos años.
Una sencilla búsqueda en Google, sin embargo, nos ofrece 30 veces más referencias informativas sobre el apagón en Cuba (6) que sobre el de Chile (7).
Una buena parte de los países de América Latina han sufrido apagones eléctricos de envergadura en los últimos años.
En noviembre de 2009, un gran apagón, que duró hasta 9 horas en algunos lugares, afectó al 40% del territorio de Brasil y al 90% del de Paraguay (8).
En países del entorno cercano a Cuba, como en la República Dominicana, los apagones eléctricos son un problema endémico, mucho mayor que el de Cuba (9).
En países del entorno cercano a Cuba, como en la República Dominicana, los apagones eléctricos son un problema endémico, mucho mayor que el de Cuba (9).
Aunque en los últimos años no ha habido interrupciones de impacto masivo, en este país los cortes son casi diarios, mucho más abundantes y, sobre todo, más selectivos que en su isla vecina, ya que afectan principalmente a las zonas de población más pobre.
Esto, sin embargo, raramente se convierte en noticia internacional.
Pero al margen del citado sobredimensionamiento, la cobertura informativa internacional sobre el apagón en Cuba fue relativamente equilibrada.
Pero al margen del citado sobredimensionamiento, la cobertura informativa internacional sobre el apagón en Cuba fue relativamente equilibrada.
Si no tenemos en cuenta, por supuesto, los medios de Miami.
El diario El Nuevo Herald, por ejemplo, reproducía los delirios catastrofistas de la bloguera Yoani Sánchez, acerca de “rumores sobre un colapso del gobierno (cubano)” (10).
Su relato incluía, cómo no, “patrullas de policía (que) sonaban sus sirenas en las calles”, “camiones con luces de ‘estado de sitio’”, y personas anónimas que “asociaban lo sucedido con algún problema en el gobierno”, lo que demostraría “el estado de fragilidad política y social” que vive el país.
Pero, al margen de invenciones apocalípticas, los relatos de personas cabales que nos llegan desde la Isla nos hablan de una total y absoluta normalidad en el país, de tertulias, café y canciones en los portales de las casas, y de mil y una soluciones para no echar a perder la carne congelada.
Pero, al margen de invenciones apocalípticas, los relatos de personas cabales que nos llegan desde la Isla nos hablan de una total y absoluta normalidad en el país, de tertulias, café y canciones en los portales de las casas, y de mil y una soluciones para no echar a perder la carne congelada.
*Coordinador de Cubainformación
(6) Búsqueda en Google, 12 de septiembre de 2012.
(7) Búsqueda en Google, 12 de septiembre de 2012.