Pablo Gonzalez

La colaboración nazi-sionista



Traducción del alemán] Informe sobre cuestiones del Comando Secreto: Berlín, 17 de junio de 1937. Sello: Personal principal de Secreta (GESTAPO). Asunto: Polkes, Feivel, Tel Aviv. Nacido el 11 de septiembre de 1900 en Sokal, Polonia. Referencia previa: Ninguna. El judío antes mencionado, Feivel Polkes, que está activo como figura central en el servicio de inteligencia judío, , fue…. (Cogido de: http://nazismosionismo.blogspot.com.es/2012/03/capitulo-xxvi-eichmann-con-la-haganah.html)

Tanto el nazismo como el sionismo surgieron a la par a partir de pequeños grupos sociales, insignificantes en un principio, a principios del siglo XX, con un mismo argumento: que los judíos eran una población extranjera e indigesta que vivía en medio de una población aria, por otra parte pura. 
 
Ambos movimientos han contribuido a la aceptación general de este argumento en Europa, particularmente en Alemania, a mediados del siglo pasado, y ambos son responsables de las consecuencias.

En 1896, en el libro del periodista Theodore Herzl, Der Judenstaat (El Estado judío), Herzl mostraba su comprensión de lo inevitable, de la permanencia y omnipresencia del antisemitismo y sostuvo que la única solución era la formación de un Estado separado para los judíos. Herzl decía en su libro:

“La cuestión judía existe donde quiere que viva un número perceptible de judíos. Donde no es así, los judíos aparecen por medio de sucesivas migraciones. Nosotros, naturalmente, vamos a lugares donde no somos perseguidos, y de allí donde nuestra presencia produce persecución...”. (1)

En 1912, Chaim Weizman, primer Presidente de Israel, y abogado sionista que participó en la presión a los británicos en la Declaración de Balfour de 1917, se hizo eco de este mismo punto de vista, hablando así ante una audiencia en Berlín:

“Cada país puede absorber un número limitado de judíos, si no quiere que se produzca desorden en su estómago. Alemania ya tiene demasiados judíos”. (2)

En una reflexión en su autobiografía del año 1949, Ensayo y error, Weizmann escribió:

“Siempre que la cantidad de judíos alcance en un país el punto de saturación, ese país reacciona contra ellos...”

Weizmann, químico, haciendo unos de una metáfora relacionada con la Ciencia, añadió:

“El factor determinante en este asunto no es la solubilidad de los judíos, sino el poder como disolvente de ese país...Esto no puede ser considerado como antisemitismo en el sentido ordinario o vulgar de esa palabra, es algo concomitante, universal, social y económicamente relacionado con la inmigración judía, y es algo que no podemos quitárnoslo de encima...” (3).

Ben Frommer, un revisionista norteamericano, declaró en 1935:

“No importa el país en el que habiten...no es el de sus orígenes tribales... Por lo tanto, suena falso cualquier intento de identificación completa con su país; su vociferante patriotismo, hueco; y por lo tanto, sus demandas de completa igualdad con aquellos que son originarios de una nación crea fricción. 
 
Esto explica la intolerancia de los alemanes, de los austriacos, de los polacos, y esa marea creciente de antagonismo en la mayoría de los países de Europa...
 
Resulta presuntuoso por parte de un judío exigir que se le trate con la misma consideración como a un teutón en un país teutónico o a un polaco en el suyo. Debe preservar su vida y su libertad, pero debe reconocer sinceramente que “no forma parte”.
 
 La ficción liberal de la igualdad perfecta es condenada porque es algo poco natural”. (4)

De hecho, en 1925, Jacob Klatzkin, coeditor de la gran Enciclopedia judaica, escribió:

“Si nuestro pueblo se merece y está dispuesto a vivir su propia vida nacional, entonces es un cuerpo extraño que insiste en una identidad propia, lo que reduce el ámbito de su vida. Es justo, por tanto, que deban luchar contra nosotros por su integridad nacional... 
 
En lugar de establecer sociedades para la defensa contra los antisemitas, que quieren reducir nuestros derechos, debemos establecer sociedades para defendernos de aquellos amigos que quieren defender nuestros derechos”. (5)

La comprensión por parte de Herzl, así como de los sionistas, sobre la inevitabilidad del antisemitismo... dio lugar a que en lugar de oponerse al antisemitismo en la primera mitad del siglo XX, los sionistas hiciesen causa común con Hitler, Eichmann y los nazis y se utilizase el antisemitismo y el nazismo como un medio para alcanzar su fin: el establecimiento de un Estado judío. 
 
Estos dos movimientos reaccionarios coincidían en que los judíos alemanes que vivían en ese país eran una “raza extranjera” y que la separación racial era esencial mantenerla. 
 
Una de las prácticas del sionismo fue la colaboración con el nazismo en, entre otras cosas, el bloqueo de las vías de escape de los judíos a otros países de Europa, encauzándolos sin embargo hacia Palestina, justo cuando los trenes de la muerte comenzaron a desplazarse por Europa. 
 
El ascenso del nazismo y de Hitler al poder no contó nunca, o casi nunca, con la oposición de los sionistas antes del establecimiento de Israel.

En un artículo de Siegfried Moses, que apareció en Rundschau., el periódico oficial de la Federación sionista alemana, y más tarde su director, dijo:

“Es cierto que la defensa contra el antisemitismo no es nuestra tarea principal, algo que no nos concierne en la misma medida y no es de la misma importancia para nosotros como el trabajo sobre Palestina...” (6)

En 1934, Stephen Wise, director del Congreso Judío Americano, dijo:

“No podemos ser indiferentes al Galuth ( diáspora judía que viven fuera de Palestina)... si tuviera que elegir entre la Tierra de Israel y su construcción y la defensa del Galuth, yo diría entonces que el Galuth debe terminarse”. (7)

El 2 de octubre de 1937, dos oficiales de la SS, Herbert Hagen y Adolf Eichmann, desembarcaron en Haifa, y fueron recibidos por el agente de la Gestapo en Palestina, Fritz Reichert, y más tarde, el mismo día, por Fevel Polkes, agente de Haganá, que mostraron a los oficiales nazis Haifa desde el Monte Carmelo y luego visitaron un kibutz. Algunos años más tarde, cuando Eichman estaba refugiado en Argentina, relató su excursión a Palestina, afirmando:

“Quedé muy impresionado en la forma en la que los colonos judíos aumentaban su territorio... En los años posteriores a menudo dije a los los judíos con los que tuve trato que de haber sido judío, sería un sionista fanático”. (8)

Eichmann había leído el libro de Herzl, Der Judenstaat, y también había estudiado hebreo. En el informe de su viaje, los dos oficiales de la SS parafrasearon el mensaje de Polkes:

“El Estado sionista debe ser establecido por todos los medios y tan pronto como sea posible... Cuando el Estado judío se establezca de acuerdo con las propuestas del documento de Comisión Peel, y en línea con las promesas parciales de Inglaterra, las fronteras pueden ser ampliadas de acuerdo con lo que se desee. (9)

“En los círculos nacionalistas judíos estaban muy contentos con esta política radical alemana, ya que la población judía en Palestina se incrementó de tal manera que en un futuro previsible los judíos podían contar con superioridad numérica sobre los árabes de Palestina”. (10)

Durante su viaje de Febrero a Berlín, Polkes propuso que Haganá actuase como espía para el Gobierno nazi, y como señal de buena fe pasaron información de inteligencia en detrimento de sus enemigos comunes: los comunistas. 
 
La historia podría haber sido muy diferente de no haber existido la colaboración sionista con el nazismo, de modo que no podía haberse producido un Holocausto. 
 
Y nunca habría existido un Estado de Israel, como algunos sionistas saben perfectamente.

Lenni Brenner dice:

“De todos los judíos que se oponían a la idea de un boicot ( a la Alemania nazi), la más importante era la Organización Sionista Mundial (OSM). No sólo compró mercancías alemanas, sino que se las vendía, incluso buscando nuevos clientas para Hitler y sus promotores industriales.

La Organización Sionista Mundial veía la victoria de Hitler de la misma manera que su filial alemana, la ZVfD ( Organización Sionista Alemana), no como la derrota de los judíos, sino como una prueba positiva de la quiebra de la asimilación y el liberalismo”. (11)

Brenner se refiere al llamado acuerdo de Ha'avara o “acuerdo de transferencia”.

En 1933, Sam Cohen, propietario de una empresa de exportación de cítricos de Tel Aviv, se puso en contacto con el Gobierno alemán con el fin de facilitar la emigración de los judíos de Alemania hacia Palestina, ya que ambas partes tenían el deseo de hacer emigrar a la población judía de Europa. .
 
 A través de este extraño acuerdo, cada judío comprometido para viajar a Palestina depositaba dinero en una cuenta especial en Alemania. 
 
El dinero era usado para comprar herramientas agrícolas, materiales de construcción, bombas de agua, fertilizantes, etc., de fabricación alemana, las cuales fueron exportadas a Palestina y vendidas allí por la compañía Ha’avara en Tel-Aviv, la cual era propiedad de los judíos.
 
 El dinero de las ventas se le entregaba al emigrante judío a su llegada a Palestina en la misma cantidad correspondiente a su dinero depositado en Alemania.
 
 Los bienes alemanes entraron a raudales en Palestina a través del Ha’avara que fue complementado un corto tiempo después con un acuerdo de trueque por el cual se intercambiaron naranjas de Palestina por madera alemana, automóviles, maquinaria agrícola y otros bienes. 
 
El Acuerdo entonces, sirvió al objetivo sionista de traer colonos judíos y capital de desarrollo a Palestina, mientras simultáneamente, servía a la meta alemana de librar el país de un grupo extranjero no deseado (información obtenida de la Wikipedia).

Heinrich Wolff, cónsul alemán en Jerusalén, pronto se dio cuenta de la utilidad de tal disposición, siendo una forma de evitar el boicot internacional a las mercancías de importación de Alemania. Escribió a Berlín:

“Mientras que en abril y mayo el Yishuv ( comunidad judía de Europa en Palestina) estaba esperando instrucciones sobre el boicot de Estados Unidos, ahora parece que la situación ha cambiado. Se trata de Palestina, que ahora da las instrucciones... 
 
Es importante romper el boicot en Palestina y el efecto inevitablemente se hará sentir en el frente principal, en los Estados Unidos”. (12)

Cohen había prometido a Heinrich Wolff que trabajaría entre bastidores en la próxima conferencia judía en Londres para debilitar o derrotar cualquier resolución de boicot.

El Dr. Dritz Reichert, agente de la Gestapo en Palestina, escribió más tarde a su cuartel general:

“En la Conferencia de Londres fue torpedeado el boicot contra Tel Aviv debido a que el Jefe de la Transferencia en Palestina, en estrecho contacto con el consulado en Jerusalén, envió cables a Londres. Nuestra principal función es evitar que, en Palestina, la unificación del pueblo judío se establezca en base a una actitud hostil hacia Alemania... Es recomendable dañar la fuerza política y económica del pueblo judío sembrando disensiones entre su filas”. (12)

De las negociaciones con el Gobierno nazi se hizo cargo la Organización Sionista Mundial y Cohen fue reemplazado por Chaim Arlosoroff, Secretario Político de la Agencia Judía. 
 
Arlosoroff viajó a Berlín en mayo de 1933. Llegó a un acuerdo preliminar con los nazis para continuar lo acordado con Cohen. Arlosoroff regresó a Tel Aviv, donde fue asesinado, probablemente por algún miembro del ala revisionista del sionismo, encabezada por Jabotinsky, que se opuso a cualquier arreglo con los nazis.

Las negociaciones continuaron, sin embargo, y se firmó un acuerdo en 1933 entre los nazis y la Organización Sionista Mundial, que duró hasta 1939 con la invasión alemana de Polonia.
 
 El Ha'arava creció hasta convertirse en una importante banca y casa comercial, con 137 especialistas en su oficina de Jerusalén a la altura de sus actividades. 
 
La venta de productos alemanes se amplió a otros destinos distintos de Palestina, siguiendo esencialmente la mismas disposiciones de lo que se había negociado con Sam Cohen – que los judíos alemanes que deseasen emigrar no debían renunciar a la mayor parte de sus bienes en favor del Gobierno alemán, sino que podrían invertir su dinero en un banco alemán que se utilizaría para la compra de productos alemanes de exportación. 
 
El comprador podría recuperar su inversión cuando los productos se hubiesen vendido y después de haber llegado a Palestina. El Gobierno alemán estableció las reglas y el emigrante perdía más de un 30% de su inversión, y después el 50%. (Véase también:



Un documento en hebreo de la Haavara

http://felipebotaya.espacioblog.com/post/2012/02/27/sionismo-y-iii-reich-entente-increible-y-3-servicio-de)

De hecho, había una incompatibilidad fundamental en la construcción de un Estado judío en Palestina: el programa nazi de exterminio de los judíos de Europa. 
 
El acuerdo Ha'avara permitió la transferencia de 8.100.000 libras palestinas, es decir, unos 40.419.000 dólares, a Palestina, junto con 60.000 judíos alemanes de 1933 a 1939. 
 
Pero también tuvo el efecto de socavar los esfuerzos de un boicot internacional y permitir un flujo de capital al Gobierno alemán, debido a la venta de productos manufacturados alemanes en el extranjero.

Este entendimiento es importante, ya que el Holocausto ha provocado la compasión hacia el Estado de Israel y la amplificación de las pretensiones de reparación por parte de los Gobiernos europeos.
 
 Las simpatía hacia las víctimas del Holocausto, judíos o gitanos, está justificada, pero el Estado de Israel no puede mantener ese aire de inocencia, ni ser el receptor de miles de millones de dólares en reparaciones, ya que muy poco se entregó a los sobrevivientes del Holocausto.

Tampoco Israel ha aceptado el principio universal de que los Estados deben pagar las reparaciones que les corresponden a las etnias que dañan, ya que Israel ha ignorado o negado la catástrofe de la limpieza étnica y las masacres que perpetró contra el pueblo palestino en 1948.

El modelo que representa a los judíos huyendo de un edificio en llamas, es decir, del Holocausto nazi, y creando un reducto de seguridad en forma de un Estado de Israel no se puede mantener. 
 
El proyecto sionista se inició un año más tarde de la publicación en 1896 del libro de Herzl Der Judenstaat y la fundación del Congreso Sionista Mundial, mucho antes de la ascensión de los nazis al poder en 1930.
 
 Los sionistas apenas se preocuparon de la masacre de judíos en Europa y se centraron en la construcción del un Estado en Palestina.

Fuente: http://dissidentvoice.org/2012/07/the-zionist-nazi-collaboration/

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