RT – Muammar Gaddafi, el ex líder libio, no planeaba escapar de su país, ni tenía miedo en los últimos momentos de su vida, según el testimonio de Mansour Iddhow, ex jefe de seguridad del país norteafricano y una de las últimas personas que vieron con vida al coronel.
Iddhow, quien actualmente se encuentra en una prisión de la ciudad de Misurata, concedió una entrevista a la cadena Al Jazeera en la que compartió algunos detalles de lo que fueron los últimos días de Gaddafi.
Afirma que el coronel prefería morir en su tierra natal, antes que escapar a un estado vecino o ser juzgado por un tribunal internacional.
Iddhow, quien actualmente se encuentra en una prisión de la ciudad de Misurata, concedió una entrevista a la cadena Al Jazeera en la que compartió algunos detalles de lo que fueron los últimos días de Gaddafi.
Afirma que el coronel prefería morir en su tierra natal, antes que escapar a un estado vecino o ser juzgado por un tribunal internacional.
Es por eso que se trasladó a la ciudad de Sirte, cerca de la cual nació, después de que la capital libia, Trípoli, cayera en manos de los rebeldes del Consejo Nacional de Transición.
El entrevistado, que sirvió a Gaddafi durante unos 30 años, señaló que los allegados del coronel trataron de convencerlo de abandonar Sirte, ya que era un lugar inseguro y podría ser sitiado en cualquier momento desde el primer día en que llegaron, pero el ex líder no les hizo caso.
El 20 de octubre, día de la muerte del coronel, su convoy, compuesto por unos 30 vehículos en los que viajaban las personas de su círculo más próximo, como su hijo Motassim y su jefe de seguridad, se dirigía a Jaref, ciudad natal de Gaddafi.
La demora de la salida, que se realizó a las ocho de la mañana en lugar de a las cuatro de la madrugada, ayudó a los aviones de la OTAN a atacar la caravana.
Iddhow señala que viajaba en el mismo vehículo que el coronel y que le ayudó a bajar del coche después de que un proyectil hiciera volar un todoterreno que iba delante del automóvil del coronel.
El entrevistado, que sirvió a Gaddafi durante unos 30 años, señaló que los allegados del coronel trataron de convencerlo de abandonar Sirte, ya que era un lugar inseguro y podría ser sitiado en cualquier momento desde el primer día en que llegaron, pero el ex líder no les hizo caso.
El 20 de octubre, día de la muerte del coronel, su convoy, compuesto por unos 30 vehículos en los que viajaban las personas de su círculo más próximo, como su hijo Motassim y su jefe de seguridad, se dirigía a Jaref, ciudad natal de Gaddafi.
La demora de la salida, que se realizó a las ocho de la mañana en lugar de a las cuatro de la madrugada, ayudó a los aviones de la OTAN a atacar la caravana.
Iddhow señala que viajaba en el mismo vehículo que el coronel y que le ayudó a bajar del coche después de que un proyectil hiciera volar un todoterreno que iba delante del automóvil del coronel.
La última vez que vio vivo a Gaddafi fue cuando este hablaba con su jefe de seguridad sentado al lado de un alcantarillado.
El coronel no tenía miedo e incluso bromeaba, afirma Iddhow, a pesar de que “la muerte estaba cerca al 100%”.
Así, intrépido y sonriente, recordará para siempre a su jefe el ex responsable de seguridad de Libia y uno de sus hombres más cercanos, que también confiesa que echa de menos a Gaddafi.
Así, intrépido y sonriente, recordará para siempre a su jefe el ex responsable de seguridad de Libia y uno de sus hombres más cercanos, que también confiesa que echa de menos a Gaddafi.