
La esterilización fue un fenómeno muy divulgado desde 1933
hasta 1977, donde fueron sometidas más de 60.000 personas por todo el
país.
La gobernadora del estado, Bev Perdue, creó un grupo de trabajo para
determinar las formas y la cantidad de indemnizaciones a las personas
que no pudieron tener hijos contra su voluntad por el programa para
“mejorar el acervo genético” en EE. UU.
Se informa de que las autoridades de Carolina del Norte ya hace nueve
años pidieron perdón oficialmente por los experimentos genéticos,
mientras los legisladores exigieron que se pagaran indemnizaciones a las
víctimas.
Sin embargo, a día de hoy el estado no ha hecho nada y ‘sigue
en deuda’ con 7.600 víctimas de esa medida.
El programa de esterilización se llevó a cabo en Carolina del Norte
hace cuatro décadas como un experimento de ingeniería genética.
Entre
los que obligaron a someterse a esa cirugía para privarles de las
funciones reproductivas estaban los adolescentes de familias pobres,
jóvenes con epilepsia, así como varios representantes de las minorías
raciales a los que simplemente consideraron como deficientes para tener
hijos.
Precisamente en Carolina del Norte los trabajadores sociales eran los
que decidían quién tenía que someterse a una operación y quién no.
A
menudo se guiaban tan solo por los resultados de las pruebas de
intelecto.
Estos programas ‘genéticos’ se elaboraban en 31 estados de
Estados Unidos.
Hasta ahora, no se ha hecho nada para las víctimas de estos
programas, hasta que la gobernadora Perdue propuso incluir en el
presupuesto estatal para el año 2012 los fondos para el pago de
indemnizaciones.
El presidente de la Cámara Baja legislativa del estado,
Tom Tillis, apoyó la iniciativa y se comprometió a trabajar por la
adopción de la ley correspondiente.
Sin embargo, no se sabe cuál es la cantidad que van a pagar a las
víctimas de esterilización forzada, ya que es bastante complicado
estimar cuánto vale un niño.
En ese sentido la directora de Justicia
para las Víctimas de esterilización en Carolina del Norte, Charmaine
Fuller Cooper, opina que no se trata del precio de un niño no nacido,
sino de las oportunidades que le quitaron a la gente.