

En un estudio epidemiológico realizado conjuntamente por científicos
británicos e iraquíes, se han encontrado niveles llamativamente elevados
de malformaciones congénitas junto con altas tasas de cáncer en Faluya,
Iraq.
El estudio [1] ha sido publicado en el International Journal of Environment and Health así como en el diario The Independent. Las enfermedades y los extraños cambios en la razón de sexos al nacer [2]
han aparecido tras los ataques estadounidenses sobre la ciudad en el
año 2004.
Muchos creen que se emplearon armas de uranio empobrecido pero
no hay pruebas disponibles de ello y las fuerzas estadounidenses han
negado su uso.
Ahora, un año después, los autores han establecido con
certeza la causa de los cambios genéticos y genómicos producidos en los
habitantes de la ciudad de Faluya. Samira Allani y Muhamed Tafash, dos
pediatras del Hospital General de Faluya, Chris Busby, profesor
visitante de la Universidad del Ulster [3], Malak Hamdam, ingeniera química y presidenta de la Fundación londinense Cáncer y Malformaciones Congénitas [4] y Eleonore Blaurock-Bush, cuyo laboratorio en Alemania llevó a cabo el trabajo analítico, han publicado en la revista indexada Conflict and Health los resultados de un exhaustivo estudio sobre la contaminación en Faluya.
El
estudio se inició con el análisis del cabello de 25 padres y madres de
niños que padecen malformaciones congénitas, para lo cual utilizaron un
método inductivo altamente sensible llamado Espectrometría de Masas con
fuente de Plasma de Acoplamiento Inductivo (ICPMS en sus siglas en
inglés).
El cabello excreta la contaminación por metales, al igual que
se excreta a través de la orina, y se encontraron valores muy elevados
de calcio, magnesio, estroncio, aluminio, bismuto, mercurio y uranio.
No
obstante, de estos elementos sólo el uranio, elemento radiactivo, está
asociado al desarrollo del cáncer y a las malformaciones congénitas.
Los
niveles de uranio fueron significativamente más elevados que los
esperados en relación con otras medidas de control publicadas de
poblaciones no contaminadas, particularmente de Israel y Suecia.
Los
niveles de contaminación del suelo, del agua del grifo, de agua de río y
de agua de pozo no explicaban los resultados hallados en el cabello
pero, sorprendentemente, demostraron que el uranio medio ambiental no
era natural sino fabricado por el hombre, aunque no era uranio
empobrecido.
En los depósitos de uranio natural, la razón de los dos
isótopos del uranio —U238 y U235— es siempre 138. Para el uranio
empobrecido la razón es siempre más alta: el uranio empobrecido puro
tiene una razón por encima de 400.
Sin embargo, en Faluya, la razón,
tanto en el cabello de los padres y madres como en las muestras medio
ambientales, era significativamente más baja, lo que indica la presencia
de uranio enriquecido.
Las mujeres musulmanas en Faluya tienen
el pelo muy largo, y se sabe que el pelo crece a una velocidad de
alrededor de un centímetro al mes, por lo que para investigar la fuente
del uranio el equipo de investigadores pudo conseguir información sobre
la exposición histórica analizando toda la longitud del cabello de 5
mujeres.
La contaminación en el pelo era mucho más elevada que en el
pasado.
En el caso de una mujer cuya melena medía 80 centímetros, se
pudo rastrear hasta principios de 2005, justo después del ataque. La
concentración de uranio en 2011 determinó que en el pasado la exposición
al uranio fue de unos niveles altísimos.
En su investigación, los
autores prueban que los efectos de la contaminación por uranio en la
salud de los niños se puede observar en todo Iraq, así como en los hijos
de los veteranos de la guerra del Golfo.
Además, esto es cierto para
los casos de cáncer infantil, que de acuerdo con los estudios
epidemiológicos realizados se ha comprobado que en Faluya la tasa es
impactantemente alta: alrededor de 14 veces la esperada respecto a la
población de Egipto.
Los efectos genotóxicos altamente anómalos del
uranio también se han investigado. En 2009, Chris Busby escribió en la
revista New Scientist que el uranio se une al ADN y demostró que
el elemento concentra los antecedentes naturales de la radiación gamma
en el ADN mediante un proceso denominado efecto fotoelectrón secundario.
Dado que el uranio enriquecido fabricado por el hombre se ha
encontrado en el medio ambiente de Faluya y que los niveles son más
altos que los hallados en el pasado, los autores llegan a la conclusión
de que en la batalla de Faluya se utilizó algún tipo de arma basada en
el uranio y que ello es la causa principal de los altos niveles de
cáncer y de enfermedades congénitas.
La investigación analiza los
sistemas de armas y cita patentes que requieren el uso de uranio en
explosivos y otro tipo de armas anti persona (más que las armas de
uranio de los blindados utilizadas en la primera guerra del Golfo).
Además, la investigación incluye los dispositivos termobáricos y los
nuevos explosivos recubiertos de uranio que matan carbonizando a las
víctimas y que poseen efectos de presión que causan el colapso de los
pulmones.
Es de resaltar que las marcas de uranio enriquecido han
aparecido en otros campos de batalla recientes, especialmente en el
Líbano, donde la tierra procedente del cráter provocado por un misil en
Jiam y también el polvo del filtro de aire de una ambulancia mostraban
la presencia de uranio enriquecido en 2006, un descubrimiento del que
informó Robert Fisk en The Independent.
Los autores de esta
investigación son incapaces de explicar por qué esas armas contienen o
producen restos de uranio enriquecido y apela a que el ejército revele
ahora la verdad sobre los sistemas armamentísticos empleados en los
campos de batalla actuales.
El Dr. Busby afirma que “[…] Lo que
hemos hallado demuestra claramente que existe una nueva generación de
armas basadas en el uranio y que en la actualidad se están empleando, lo
que nos lleva a este extraordinario incremento de casos de cáncer y de
enfermedades congénitas que padecen los civiles inocentes y los
soldados.
Si hay poco uranio enriquecido para ocultar el uso de armas de
uranio empobrecido o si el enriquecimiento es un requisito ineludible
para algunos sistemas armamentísticos actuales, lo que sí hemos
comprobado es el desarrollo de un artefacto de efecto indiscriminado con
consecuencias terribles e igualmente indiscriminadas.
Lo más probable
es que la OTAN utilice también esas armas en Libia y habrá que esperar
con preocupación el incremento de casos de cáncer y de malformaciones
congénitas tras esta última guerra.
Malak Hamdan añade que “[…]
Este extraordinario descubrimiento de una nueva arma de uranio debería
servir para que el mundo entero despierte. No podemos continuar negando
que esas armas radiactivas puedan discriminar sus efectos entre
objetivos militares y no militares.
Precisamente por esta razón, un
altísimo número de personas inocentes han muerto y morirán en un futuro,
sin contar el sinnúmero de padres y madres que mirarán con horror y
piedad a sus hijos porque durante varias generaciones los niños seguirán
naciendo con malformaciones congénitas como resultado de las
modificaciones genéticas hereditarias provocadas por la exposición a
partículas de polvo de uranio.
Notas de IraqSolidaridad:
1.- El estudio completo está disponible en inglés en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/ pmc/articles/PMC3177876/
2.- Cociente entre el número de niñas y de niños que nacen.
3.- El Dr. Busby es secretario científico del Comité europeo sobre el riesgo de radicación (www.euradcom.org
), colabora como investigador con en el Laboratorio Federal de
Agricultura de Alemania —Instituto Julius Kuehn de Braunschweig— y es
director de la organización Green Audit (www.greenaudit.org).
4.- Véase la página web de la Fundación, disponible en inglés en: www.thecbdf.org.
Enviado por uno de los autores a
la CEOSI (www.iraqsolidaridad.org)
Traducido para IraqSolidaridad por Paloma Valverde y editado por Patricio Suarez. (www.iraqSolidaridadwordpress. com)