De camino al sur desde Neiva se pasa por Campoalegre, una planicie verde formada por los extensos cultivos de arroz, que la convierte en la capital arrocera del Huila.
En estos días, próximos a las festividades del San Pedro, es usual que en los barrios y veredas se prenda la fiesta y se realicen reinados buscando quien los represente en el jolgorio mayor.
El sábado pasado al transitar por la vía principal veía un tumulto de gentes repartiendo unos volantes, como normalmente ocurre en esta época, sin embargo en esta ocasión la razón era otra: vestidos con camisetas blancas los agricultores reclamaban la derogatoria de la resolución 970 del 2010 expedida por el ICA y la devolución de 70 toneladas de arroz paddy seco, decomisadas y que amenazan con quemar.
En el espíritu del Libre Comercio, que realmente es el de la hegemonía de los negocios de las transnacionales, los Ministerios y sus entidades adscritas han trazado todo tipo de políticas que procuran allanar los caminos para que una vez aprobados los TLC firmados con Estados Unidos y la Unión Europea, se facilite la toma de nuestro mercado por sus empresas; al tenor de ese propósito se han expedido normas que prohíben: la comercialización de leche cruda, el funcionamiento de los mataderos municipales y veredales, el uso de trapiches artesanales para moler caña panelera, el sacrificio de aves en los mataderos tradicionales y el uso de semillas nativas seleccionadas mediante métodos ancestrales, entre otras medidas.
En esta región, las empresas que producen semilla certificada no dan abasto para atender la demanda de cerca de 8.000 hectáreas que se siembran por semestre, esta es otra razón por la que productores de cuarenta años como el de la “semilla Cuellar”, bautizada así por él, se refiere por supuesto a la semilla que saca de la mejor parte de sus lotes, compra semilla certificada, siembra y selecciona un sector al que le da un tratamiento especial para aprovecharlo por una o dos cosechas como fuente de semilla, es la forma de bajar costos y garantizar una buena producción, pues es más segura que la que se siembra con las simientes de las casas comerciales que de continuo presentan problemas de bajos rendimientos.
A la sombra de la resolución mencionada, el ICA convierte a los agricultores y a los propietarios de secaderos en delincuentes a los que pretende judicializar, así doña Cenobia Calderón, que hace 22 años siembra su parcela “La Esperanza” en la vereda Nuevo Horizonte, que sufrió los rigores del invierno averiando el viaducto con que conducía el agua de riego a su cultivo, ahora perderá los granos que llevó a secar para esperar un mejor precio.
Ni los descuentos de los molinos, ni los costos de los insumos, ni los intereses de los créditos, lograron arruinarla, pero ahora sí una norma.
El ICA que debería ser una institución al servicio del sector agropecuario, con funciones de prevención, investigación y transferencia de tecnología, termina convirtiéndose simplemente en el guardián al servicio de los intereses de transnacionales, que pretenden apropiarse del negocio de la producción de material vegetal, lo que amenaza la diversidad biológica indispensable para la supervivencia de las especies.
Tan importante resulta este cereal para la humanidad, que El Arca de Noé como se le llama a la bóveda global de semillas de Svlbard en el círculo polar Ártico, fue inaugurada en febrero del 2008, con el depósito de semillas de arroz de 104 países, ojalá se hayan guardado las variedades que hoy el ICA pretende quemarle a los agricultores de Campoalegre. Como los lecheros, los arroceros deben organizar la resistencia.
http://www.diariodelhuila.com/noticia/16160
En esta región, las empresas que producen semilla certificada no dan abasto para atender la demanda de cerca de 8.000 hectáreas que se siembran por semestre, esta es otra razón por la que productores de cuarenta años como el de la “semilla Cuellar”, bautizada así por él, se refiere por supuesto a la semilla que saca de la mejor parte de sus lotes, compra semilla certificada, siembra y selecciona un sector al que le da un tratamiento especial para aprovecharlo por una o dos cosechas como fuente de semilla, es la forma de bajar costos y garantizar una buena producción, pues es más segura que la que se siembra con las simientes de las casas comerciales que de continuo presentan problemas de bajos rendimientos.
A la sombra de la resolución mencionada, el ICA convierte a los agricultores y a los propietarios de secaderos en delincuentes a los que pretende judicializar, así doña Cenobia Calderón, que hace 22 años siembra su parcela “La Esperanza” en la vereda Nuevo Horizonte, que sufrió los rigores del invierno averiando el viaducto con que conducía el agua de riego a su cultivo, ahora perderá los granos que llevó a secar para esperar un mejor precio.
Ni los descuentos de los molinos, ni los costos de los insumos, ni los intereses de los créditos, lograron arruinarla, pero ahora sí una norma.
El ICA que debería ser una institución al servicio del sector agropecuario, con funciones de prevención, investigación y transferencia de tecnología, termina convirtiéndose simplemente en el guardián al servicio de los intereses de transnacionales, que pretenden apropiarse del negocio de la producción de material vegetal, lo que amenaza la diversidad biológica indispensable para la supervivencia de las especies.
Tan importante resulta este cereal para la humanidad, que El Arca de Noé como se le llama a la bóveda global de semillas de Svlbard en el círculo polar Ártico, fue inaugurada en febrero del 2008, con el depósito de semillas de arroz de 104 países, ojalá se hayan guardado las variedades que hoy el ICA pretende quemarle a los agricultores de Campoalegre. Como los lecheros, los arroceros deben organizar la resistencia.
http://www.diariodelhuila.com/noticia/16160