Tras ser extraditado desde Londres, el fiscal no le acusó de estar vinculado a la masacre
«Necesitaban a unos autores o culpables y nos eligieron a nosotros», declara a EL MUNDO
El hombre que durante las últimas fechas encabeza y dirige todas las manifestaciones que se están llevando a cabo en Madrid contra Muamar Gadafi se llama Moutaz Almallah. É
l y su hermano Mouhannad fueron acusados de ser los «cerebros del 11-M». Mouhannad fue absuelto por el Tribunal Supremo de todos los cargos y ahora la Fiscalía ha desvinculado a Moutaz del 11-M y sólo lo acusa de «colaborador con banda armada».
El líder de las manifestaciones contra Gadafi ha pasado casi cuatro años en la cárcel (dos en Londres y el resto en España) y considera que su familia también ha sido una víctima más de los atentados de Madrid. Sigue en página 6
Moutaz Almallah tenía una petición fiscal de 40.000 años de cárcel y ahora, que está en libertad bajo fianza, ha visto reducidos sus cargos a «colaborador con banda armada» y una reclamación de ocho años de cárcel.
Moutaz tiene un hermano, Mouhannad, que también fue señalado policialmente como pieza fundamental en los atentados del 11-M y condenado, en primera instancia, por la Audiencia Nacional a 12 años de cárcel. Después, el Tribunal Supremo le absolvió de todas las imputaciones y, tras cuatro años de prisión preventiva, quedó en libertad.
Hoy es la primera vez que Moutaz Almallah habla con un medio de comunicación y rompe su aparente timidez con palabras medidas y apocadas para decir, de entrada y con firmeza: «Mi familia y yo también somos víctimas del 11-M». Moutaz, que es sirio con nacionalidad española, reconoce: «Conocí a Serhane Ben Abdelmajid [El Tunecino] y en una ocasión le di trabajo a Rabei Osman [alias El Egipcio], pero no tuve más relación con ellos».
El Tunecino murió en el piso de Leganés, junto a otros miembros del comando yihadista, y El Egipcio fue absuelto tanto por la Audiencia Nacional como por el Supremo de la imputación de ser el cerebro del 11-M.
Moutaz, que casi siempre está acompañado por su hermano Mouhannad, es contundente cuando analiza la investigación policial y judicial sobre el 11-M: «Necesitaban a unos autores o culpables para presentarlos ante el pueblo español y nos eligieron a nosotros».
Moutaz tiene un hermano, Mouhannad, que también fue señalado policialmente como pieza fundamental en los atentados del 11-M y condenado, en primera instancia, por la Audiencia Nacional a 12 años de cárcel. Después, el Tribunal Supremo le absolvió de todas las imputaciones y, tras cuatro años de prisión preventiva, quedó en libertad.
Hoy es la primera vez que Moutaz Almallah habla con un medio de comunicación y rompe su aparente timidez con palabras medidas y apocadas para decir, de entrada y con firmeza: «Mi familia y yo también somos víctimas del 11-M». Moutaz, que es sirio con nacionalidad española, reconoce: «Conocí a Serhane Ben Abdelmajid [El Tunecino] y en una ocasión le di trabajo a Rabei Osman [alias El Egipcio], pero no tuve más relación con ellos».
El Tunecino murió en el piso de Leganés, junto a otros miembros del comando yihadista, y El Egipcio fue absuelto tanto por la Audiencia Nacional como por el Supremo de la imputación de ser el cerebro del 11-M.
Moutaz, que casi siempre está acompañado por su hermano Mouhannad, es contundente cuando analiza la investigación policial y judicial sobre el 11-M: «Necesitaban a unos autores o culpables para presentarlos ante el pueblo español y nos eligieron a nosotros».
Pregunta.- Faltan cuatro días para que se cumpla el séptimo aniversario de la masacre del 11-M y aún no hay autores intelectuales. ¿Quiénes fueron los inductores?
Respuesta.- Es necesario que siete años después y tras la sentencia del Tribunal Supremo se aclare de manera definitiva quiénes fueron los autores del 11-M. Este 11 de marzo nos vamos a manifestar delante del Parlamento por todas las víctimas, tanto del 11-M como las que han caído en Túnez, Egipto y Libia.
P.- La Policía entregó un informe al juez Del Olmo, instructor del 11-M, donde decía que «los atentados del 11-M posiblemente no se hubieran producido sin la labor de reclutamiento, adoctrinamiento y dirección de los hermanos Almallah».
R.- El Tribunal Supremo ya ha dicho que nosotros no éramos los cerebros. Se les han caído los pilares de esa teoría, de ese montaje, y ahora me acusan de una colaboración terrorista para justificarse ante los ingleses. Allí, en un pueblo de Londres, vivía con mi familia desde el año 2002, cuando dejé Madrid, y estuve casi dos años en prisión por petición de España.
En esa teoría policial sobre los atentados, también recuerdo que el diario El País publicó ese informe que decía que éramos los cerebros y que «el 11-M no se hubiera cometido sin los Almallah». Basura, porquería periodística y policial. Además, ese informe lo he buscado en el sumario y no lo he encontrado. Necesitaban unos culpables ante el pueblo español y nos eligieron a nosotros.
P.- Pero de algún sitio tuvo que salir que ustedes, los hermanos Almallah, fueron los inductores del 11-M.
R.- Sí. La ex novia de mi hermano Mouhannad dijo que en el local de Virgen del Coro, donde teníamos el taller de reparación de electrodomésticos, nos reuníamos los yihadistas. Allí sólo había unos chicos, árabes y rumanos, a los que alquilamos unas habitaciones para sacar un dinero con el que poder ir viviendo y pagar las reformas que habíamos hecho en aquel local.
[Interviene Mouhannad y aclara que esas reuniones de las que habló su ex novia se produjeron en el año 2002, que en aquella época Moutaz se marchó a Londres y que Basel Ghalyoun -absuelto por el Supremo- y Fuad Morabit -condenado a 12 años por pertenencia a banda armada- eran unos simples inquilinos del local de Virgen del Coro].
Ahora tenemos otro local y también está en una calle con nombre de virgen. Parece que me persiguen las vírgenes [Moutaz reflexiona. Se lleva la mano a la boca y evoca un recuerdo].
Hay cosas que me dan risa. Cuando estaba en la cárcel de Inglaterra veía cómo la Policía y los periódicos siempre hablaban de supuesto, supuesto, supuesto… Han construido todo el caso del 11-M sobre una suposición. Supuesto caso, supuesto cerebro.
P.- Abu Dahdah, condenado a 12 años por el Supremo por ser el líder de la célula de Al Qaeda en España, también estaba entre sus amigos o conocidos y eso no es un supuesto.
R.- Sí. Conocí a Imad Eddin Barakat (Abu Dahdah) y a otros paisanos sirios en España. Lo veía en el Centro Cultural Islámico y en las tiendas árabes, era un gran comerciante y vendía de todo: coches, ropa, comida. Yo reparaba electrodomésticos y él, en ocasiones, me daba trabajo.
Eso no es ningún delito y, además, ni me citaron a declarar en su juicio.
P.- Serhane Ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino. ¿Dónde y cuándo lo conoció?
R.- Lo conocí hace tiempo, en la mezquita de la M-30. Cuando yo traté con él era estudiante y le arreglé algún aparato electrodoméstico, concretamente una lavadora. Eso sería a finales de los 90. En esa época, el Serhane que yo conocí no parecía un radical.
P.- Rabei Osman, El Egipcio. ¿Qué tratos tuvo con él?
R.- En una ocasión lo vi en la mezquita de Estrecho. Buscaba trabajo y a mí me salió la instalación de una serie de aparatos de aire acondicionado y lo contraté durante dos días. Me ayudó a colgar aparatos.
P.- La Policía también señaló que usted se marchó a Londres a instancias de Abu Qutada, representante de Al Qaeda en Europa, y que tuvo varios encuentros con él.
R.- Eso no es cierto. Durante el tiempo que yo estuve en Londres, Abu Qutada estuvo en la cárcel [el líder yihadista permaneció en prisión desde octubre de 2002 hasta marzo de 2005] y eso técnicamente es imposible. Sí es cierto que he tenido y he oído cintas de Abu Qutada.
Yo estudiaba el pensamiento de todos porque soy libre y puedo escuchar los planteamientos de gentes de izquierdas, de derechas, de centro, de Bush, Aznar, Bin Laden, Qutada y el que sea. Una cosa es tener un libro o una foto y otra muy distinta tener sus mismas ideas o pensamientos.
P.- Dos años en la cárcel de Londres (de marzo 2005 hasta marzo 2007) y 19 meses en prisiones españolas (marzo 2007 hasta octubre 2008). ¿Cómo ha sido esa experiencia y qué diferencia hay entre ambas instituciones penitenciarias?
R.- No tengo quejas del trato que me dieron en la cárcel de Londres.
No puedo decir lo mismo del tiempo que he pasado en las prisiones españolas. Llegué a Madrid en marzo de 2007, la Policía me esperaba hasta con ametralladoras y después me llevó a la cárcel madrileña de Soto.
Más tarde, me trasladaron a la de Aranjuez y, por último, a la de Huelva. Allí me pegaron, me insultaron y me humillaron.
Desde el primer día que llegué a Huelva me aislaron y me metieron en una celda asquerosa, sin material de limpieza, ni nada de nada.
Los funcionarios aprovecharon para pegarme antes de que viniera el médico para el reconocimiento de la entrada. Después, me tiraron mis cosas y me echaron basura. Protesté y me volvieron a pegar.
El que me pegaba le olía la boca a alcohol.
[Moutaz continúa su relato sobre las vejaciones sufridas en la prisión andaluza y su posterior traslado sin alterarse lo más mínimo y siempre con el mismo tono de voz].
También me tiraron el Corán al suelo.
Ellos sabían que yo tenía especial respeto al Corán y por eso lo hicieron. En uno de los traslados, en la zona de Sevilla, uno de los guardias insistió en que me tenía que comer un bocadillo de cerdo, de jamón dulce, cuando en la otra mano tenía uno de tortilla.
Logré enviar una carta de denuncia al exterior [la publicó EL MUNDO el 19 de septiembre de 2008] y al juez de Vigilancia Penitenciaria y, después, el director de la prisión me pidió que retirara la denuncia. No lo hice.
P.- Ahora está en libertad, tras pagar una fianza de 10.000 euros. ¿De dónde ha salido ese dinero?
R.- De Siria y de unos amigos que me han ayudado. Mi familia ha tenido que vender una casa en Siria para poder pagar la fianza, pues yo no tengo posibilidades económicas.
Tengo a la mayoría de mi familia en Londres, mi mujer y mis hijos, y aquí estoy con mi hermano Mouhannad y con un hijo. En la actualidad, mi mujer vive de la ayuda social que le da el Gobierno británico y yo apenas conozco al último de mis hijos. Tenía meses cuando entré en prisión.
P.- ¿Cuál es su futuro?
R.- Me considero una víctima más del 11-M. Mi familia está dividida.
Una parte en Londres, la otra en Madrid. Cuando acabe todo esto, reclamaré una indemnización por todo lo que le han hecho sufrir a mi familia, aunque no hay dinero que pueda pagar lo que hemos sufrido.
También pienso querellarme contra todos los medios de comunicación que han sacado fotos de mi hijo, un menor, y de mi negocio actual, que intento levantar con mucho trabajo. También lo haré contra todos los que han sacado historias que ya están juzgadas y que son mentiras.
P.- Lo hemos visto encabezar una manifestación contra Gadafi ante la embajada libia. ¿Por qué?
R.- Hay que reivindicar los derechos de los pueblos de forma pacífica y por eso hay que manifestarse y denunciar a los gobiernos y regímenes dictatoriales y corruptos. Egipto ha sido un ejemplo de lucha del pueblo, islamistas y cristianos unidos.
Los supuestos cerebros del 11-M
Mouhannad es el mayor de los dos hermanos Almallah, tiene 47 años, y Moutaz ya ha cumplido 46, pero el que ejerce como cabeza de familia es el menor.
Los dos nacieron en Damasco y los dos se trasladaron a España en 1992 para estudiar ingeniería industrial y, finalmente, los dos fueron acusados de practicar la 'yihad' en nuestro país. Son sirios de nacimiento y tienen nacionalidad española desde 1998
.
Mouhannad fue detenido el 18 de marzo de 2005 en Madrid y Moutaz el 19 del mismo mes y año en Londres. Mouhannad ha sido absuelto por el Tribunal Supremo de todos los cargos y Moutaz espera su juicio, el próximo 31 de mayo, por «colaboración con banda armada».
Moutaz no espera mucho de la Justicia: «He estado casi cuatro años en la cárcel esperando a que se resuelva algo que ya está claro: yo no soy el cerebro del 11-M. ¿Y ahora quién me repone esos años de prisión?».
Moutaz también reclama su condición de español: «Yo soy tan español como el primero y a mí también me preocupan todos esos inocentes que murieron en el 11-M.
Tampoco hay que olvidar que mi mujer es española, de Ceuta, y que la mayoría de mis hijos nacieron en Madrid. Además, es imposible hacer daño a un país donde me he sentido libre. Lo que no me ha dado Siria me lo ha dado España».
El menor de los Almallah tiene madera de líder y las últimas semanas se ha distinguido por levantar su voz y manifestarse contra las dictaduras árabes:
«Quiero pedir a los gobiernos europeos que presionen a los países árabes para que haya un cambio real y que a los pueblos le ofrezcan su mano, justicia y que desaparezca el odio y que su objetivo no sea el económico».
Los dos nacieron en Damasco y los dos se trasladaron a España en 1992 para estudiar ingeniería industrial y, finalmente, los dos fueron acusados de practicar la 'yihad' en nuestro país. Son sirios de nacimiento y tienen nacionalidad española desde 1998
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Mouhannad fue detenido el 18 de marzo de 2005 en Madrid y Moutaz el 19 del mismo mes y año en Londres. Mouhannad ha sido absuelto por el Tribunal Supremo de todos los cargos y Moutaz espera su juicio, el próximo 31 de mayo, por «colaboración con banda armada».
Moutaz no espera mucho de la Justicia: «He estado casi cuatro años en la cárcel esperando a que se resuelva algo que ya está claro: yo no soy el cerebro del 11-M. ¿Y ahora quién me repone esos años de prisión?».
Moutaz también reclama su condición de español: «Yo soy tan español como el primero y a mí también me preocupan todos esos inocentes que murieron en el 11-M.
Tampoco hay que olvidar que mi mujer es española, de Ceuta, y que la mayoría de mis hijos nacieron en Madrid. Además, es imposible hacer daño a un país donde me he sentido libre. Lo que no me ha dado Siria me lo ha dado España».
El menor de los Almallah tiene madera de líder y las últimas semanas se ha distinguido por levantar su voz y manifestarse contra las dictaduras árabes:
«Quiero pedir a los gobiernos europeos que presionen a los países árabes para que haya un cambio real y que a los pueblos le ofrezcan su mano, justicia y que desaparezca el odio y que su objetivo no sea el económico».