Diony Sanabia Abadia (Prensa Latina *) La Habana, (PL)... Como resulta habitual en Cuba, los primeros días de septiembre traen gran ajetreo para la mayoría de sus habitantes por el inicio del nuevo curso escolar en un país donde el sistema educacional es completamente gratuito.
El ingreso o regreso a la enseñanza, considerada uno de los inmensos logros de la Revolución, después de dos meses de esparcimiento, mueve a velocidad superior la vida de todas las generaciones de cubanos.
Niños que estrenan su uniforme escolar, padres organizando su tiempo para cumplir con las entradas a escuelas y trabajos, adolescentes y jóvenes en las aulas saludándose con besos y abrazos, y abuelos felices... son partes del paisaje del momento.
El ingreso o regreso a la enseñanza, considerada uno de los inmensos logros de la Revolución, después de dos meses de esparcimiento, mueve a velocidad superior la vida de todas las generaciones de cubanos.
Niños que estrenan su uniforme escolar, padres organizando su tiempo para cumplir con las entradas a escuelas y trabajos, adolescentes y jóvenes en las aulas saludándose con besos y abrazos, y abuelos felices... son partes del paisaje del momento.
Esas mismas imágenes, junto a la de los profesores con sus mejores galas y conocimientos a compartir, pueden admirarse hasta 10 meses después cuando la etapa lectiva pone punto final tras el vencimiento de innumerables retos.
Unos educandos, según el nivel de aprendizaje, viven intensas jornadas con el fin de apropiarse verdaderamente de los conocimientos; otros experimentan el placer de comenzar a dominar números y letras o las primeras fórmulas o reglas establecidas.
Paso a paso, como afirman expertos, se consuma el proceso de preparar realmente al ser humano para la convivencia, y es cuando no faltan el amor, la comprensión, el ánimo y el regaño oportuno de la familia hacia los estudiantes.
Con la categoría de alumnos, en opinión de muchos, uno de los momentos inolvidables de la existencia, aparecen también adultos, envueltos en programas de estudios superiores sin abandonar sus responsabilidades laborales.
Solamente ellos conocen de manera exacta sus sacrificios para vencer requisitos y ostentar un título universitario, pero los anima ese afán de superación que recorre cualquier espacio geográfico en la mayor de las Antillas.
Desde Oriente a Occidente, de Norte a Sur, alcanza vigencia mayor la sentencia del Héroe Nacional cubano, José Martí: "Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre. Pero, en lo común de la naturaleza humana, se necesita ser próspero para ser bueno".
Paralelamente, abuelos y bisabuelos regresan a las llamadas Cátedras del Adulto Mayor, uno de los tantos proyectos que persiguen elevar la calidad de vida de la población sin distingos de edades.
Durante el curso 2010-2011, según datos oficiales, más de dos millones de cubanos estarán en las aulas, y para el logro de una buena preparación dispondrán de los medios necesarios en los centros educacionales.
En Cuba estudia el niño, el joven y hasta el viejo, y en cualquier hogar existe alguien involucrado o muy cercano a disímiles proyectos de enseñanza, los cuales, mayoritariamente, se distinguen por su excelencia.
Así, se puede encontrar a un abuelo profesor consultante de la Universidad de La Habana, a su esposa e hija mayor como profesoras de idiomas y al menor de los nietos entre los alumnos de nivel preuniversitario.
También se halla en cualquier ciudad cubana a jóvenes madres trabajadoras que comparten las labores que ejercen con las preguntas de sus hijos escolares por el padre, médico o educador que presta servicios de colaboración en Venezuela, Bolivia o Haití.
El nuevo período lectivo fortalecerá, a juicio de autoridades y expertos, el proceso de transformaciones comenzado 12 meses atrás con el fin de contribuir y perfeccionar la verdadera preparación integral de los educandos.
De acuerdo con los objetivos formulados, continuarán entre las principales prioridades la profundización en la Historia de Cuba, la formación de valores y el uso correcto de la lengua materna y su ortografía.
Reportes de prensa desde varias de las 14 provincias de la mayor de las Antillas resaltaron en los últimos días que existen suficientes recursos humanos y materiales para desarrollar un excelente curso escolar.
Este año, miles de estudiantes universitarios de la capital cubana tuvieron el privilegio de escuchar al líder de la Revolución, Fidel Castro, justo 72 horas antes de entrar nuevamente a las aulas.
Desde la casi tricentenaria Universidad de La Habana, recinto donde ingresó hace 65 años, Fidel Castro convocó a sus compatriotas y personas foráneas a vencer en la gran batalla por preservar al mundo de una contienda nuclear.
Que la vida humana se preserve, que los niños y jóvenes disfruten de ella en un mundo de justicia, que los padres y abuelos compartan con ellos el privilegio de vivir con distribución justa de las riquezas materiales y espirituales creadas por el hombre, proclamó.
A Cuba le ha tocado emprender esa batalla por la paz ante el eventual conflicto que puede estallar si Estados Unidos e Israel intentan hacer cumplir la resolución de la ONU que autoriza a revisar los barcos mercantes iraníes en alta mar, algo inaceptable para Teherán, manifestó.
(*) El autor es periodista de la Redacción Nacional de Prensa Latina.
Con la categoría de alumnos, en opinión de muchos, uno de los momentos inolvidables de la existencia, aparecen también adultos, envueltos en programas de estudios superiores sin abandonar sus responsabilidades laborales.
Solamente ellos conocen de manera exacta sus sacrificios para vencer requisitos y ostentar un título universitario, pero los anima ese afán de superación que recorre cualquier espacio geográfico en la mayor de las Antillas.
Desde Oriente a Occidente, de Norte a Sur, alcanza vigencia mayor la sentencia del Héroe Nacional cubano, José Martí: "Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre. Pero, en lo común de la naturaleza humana, se necesita ser próspero para ser bueno".
Paralelamente, abuelos y bisabuelos regresan a las llamadas Cátedras del Adulto Mayor, uno de los tantos proyectos que persiguen elevar la calidad de vida de la población sin distingos de edades.
Durante el curso 2010-2011, según datos oficiales, más de dos millones de cubanos estarán en las aulas, y para el logro de una buena preparación dispondrán de los medios necesarios en los centros educacionales.
En Cuba estudia el niño, el joven y hasta el viejo, y en cualquier hogar existe alguien involucrado o muy cercano a disímiles proyectos de enseñanza, los cuales, mayoritariamente, se distinguen por su excelencia.
Así, se puede encontrar a un abuelo profesor consultante de la Universidad de La Habana, a su esposa e hija mayor como profesoras de idiomas y al menor de los nietos entre los alumnos de nivel preuniversitario.
También se halla en cualquier ciudad cubana a jóvenes madres trabajadoras que comparten las labores que ejercen con las preguntas de sus hijos escolares por el padre, médico o educador que presta servicios de colaboración en Venezuela, Bolivia o Haití.
El nuevo período lectivo fortalecerá, a juicio de autoridades y expertos, el proceso de transformaciones comenzado 12 meses atrás con el fin de contribuir y perfeccionar la verdadera preparación integral de los educandos.
De acuerdo con los objetivos formulados, continuarán entre las principales prioridades la profundización en la Historia de Cuba, la formación de valores y el uso correcto de la lengua materna y su ortografía.
Reportes de prensa desde varias de las 14 provincias de la mayor de las Antillas resaltaron en los últimos días que existen suficientes recursos humanos y materiales para desarrollar un excelente curso escolar.
Este año, miles de estudiantes universitarios de la capital cubana tuvieron el privilegio de escuchar al líder de la Revolución, Fidel Castro, justo 72 horas antes de entrar nuevamente a las aulas.
Desde la casi tricentenaria Universidad de La Habana, recinto donde ingresó hace 65 años, Fidel Castro convocó a sus compatriotas y personas foráneas a vencer en la gran batalla por preservar al mundo de una contienda nuclear.
Que la vida humana se preserve, que los niños y jóvenes disfruten de ella en un mundo de justicia, que los padres y abuelos compartan con ellos el privilegio de vivir con distribución justa de las riquezas materiales y espirituales creadas por el hombre, proclamó.
A Cuba le ha tocado emprender esa batalla por la paz ante el eventual conflicto que puede estallar si Estados Unidos e Israel intentan hacer cumplir la resolución de la ONU que autoriza a revisar los barcos mercantes iraníes en alta mar, algo inaceptable para Teherán, manifestó.
(*) El autor es periodista de la Redacción Nacional de Prensa Latina.