Resumen Latinoamericano/AVN - El aumento de los niveles de prostitución en el municipio colombiano de Puerto Salgar, sede de la base de Palanquero, se debe a la creciente militarización del país, denunció en un estudio el Movimiento Social contra la Guerra y por la Paz (MSGP).
Esta sede militar es la más importante dentro del acuerdo rubricado entre el gobierno de Estados Unidos y la administración del ex presidente Álvaro Uribe, en noviembre de 2009, y que ahora está estancado por una decisión de la justicia colombiana.
La investigación del MSGP estableció la existencia de sitios en internet dedicados a ofrecer servicios de prostitución así como catálogos con fotografías de mujeres y niñas de este municipio, donde confluye un puerto ribereño y la base militar.
También se demostró la fuerte incidencia de la sede militar en la vida cultural, política y social de Puerto Salgar, como la existencia de un colegio que funciona al interior del predio.
El informe aseveró que esta situación “viola el principio de distinción que establece el Derechos Internacional Humanitario”.
Los resultados de la investigación fueron dados a conocer durante el Encuentro Internacional de Mujeres y Pueblos de las Américas contra la Militarización, que se llevó a cabo en Colombia entre el 16 y 23 de agosto.
Durante el evento se denunció que la proliferación de la prostitución y los impactos para los derechos de las mujeres son una de las consecuencias de la creciente militarización de América Latina, principalmente por tropas estadounidenses.
También se rechazó la utilización de las mujeres como "botín de guerr"a.
La denuncia sobre la prostitución en Palanquero no es una nueva situación en lugares donde tropas norteamericanas se establecieron por períodos prolongados.
En Ecuador, mientras funcionó la base militar de Manta desde 1999 hasta que el presidente Rafael Correa ordenó su desmantelamiento, las consecuencias contra las mujeres estuvieron presentes.
Entrevistado por IPS en 2009, el integrante de Trasnational Institute, Wilbert van der Zeijden, alertó que las instalaciones castrenses “son habitadas sobre todo por hombres jóvenes, aburridos y frustrados. Lejos del hogar, familia, amigos, novias o esposas, buscan distracciones en la ciudad” más cercana.
“El resultado ha sido un notable aumento de delitos, incluyendo violaciones, tráfico de drogas, robos y abusos violentos”, señaló el especialista.
Para Van der Zeijden, la experiencia de militares estadounidenses en Ecuador “condujo a un marcado crecimiento de la prostitución en Manta”.
Otro ejemplo del problema todavía se vive en Irak, luego de la invasión encabezada por tropas estadounidenses en marzo de 2003.
La periodista y feminista norteamericana Debra McNutt denunció en un artículo que “las familias no dejan que las chicas salgan a la calle, no sólo para evitar que sean atacadas o asesinadas, sino para impedir que sean secuestradas por redes organizadas de prostitución”.
“Estas redes también obligan a algunas familias a que les vendan sus hijos para convertirlos en esclavos sexuales”, explicó.
McNutt denunció que los “contratistas privados” llevados por Estados Unidos “están cambiando la naturaleza de la prostitución militarizada”.
Empleados de la compañía DynCorp “fueron descubiertos cuando traficaban con mujeres en Bosnia y hay indicios que sugieren que en Irak puede estar ocurriendo lo mismo”, recordó.
La referente feminista además indicó que tanto en Afganistán, como en Corea del Sur y Filipinas, las bases militares norteamericanas generan el aumento de la prostitución de mujeres, niños y niñas.