Por: Raúl Bracho
Hugo Chávez Frías se preguntaba en una de sus recientes alocuciones públicas acerca de si debería nacionalizar la fábrica de cerveza Polar..
¿Debe la revolución fabricar cervezas? Se preguntó: ¡no! la revolución jamás podrá hacer eso, la tendríamos que convertir en una fábrica de cualquier otra cosa menso cerveza, respondió palabras más, palabras menos.
La cerveza, esa bebida tan barata y popular es uno de los venenos más dañinos de la dominación capitalista, embrutecedora, adictiva, detonante del consumo de otras drogas ilícitas y madre de la violencia tanto familiar como callejera.
En Cuba, una cerveza cuesta el equivalente a un dólar. Un cubano promedio devenga un salario aproximado de 30 dólares. Difícilmente un cubano podrá ingerir 20 cervezas en una noche.
Un venezolano promedio se toma más de cien en un fin de semana. Desde los días viernes las puertas de las licorerías son la meca a donde peregrinan las grandes masas populares a depositar su salario en las abultadas cuentas de la Polar.
¿cultura popular? Todo lo contrario: decadencia y miseria humana.
De allí nace la violencia, la adicción a otras drogas, el crimen y la agresión intrafamiliar, la pérdida de valores y la falta de autoestima. ¡Pobre de este pueblo mío!