Palestina: Un grito en la oscuridad: Hind Rajab, “Por favor, ven, ven y llévame”

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¿Por qué Israel está involucrado en Sudán?

Una mano oculta que configura un conflicto brutal

La oscura participación de Israel en Sudán está generando alarma en África y Oriente Medio. 

Desde canales de inteligencia encubiertos hasta contactos directos con las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), Tel Aviv parece estar moldeando discretamente el curso del mortífero conflicto sudanés.

 En una entrevista con Quds News Network (QNN), Kribsoo Diallo, investigador panafricanista radicado en El Cairo y especializado en asuntos políticos africanos, advirtió que los vínculos de Israel con actores sudaneses no solo influyen en el equilibrio de poder sobre el terreno; también alimentan la violencia, protegen a los perpetradores de la rendición de cuentas y convierten a Sudán en un campo de batalla para las potencias regionales y mundiales.

Vínculos de inteligencia y escalada de conflictos Diallo explicó que los crecientes informes sobre vínculos de inteligencia entre Israel y las RSF han tenido un efecto tangible en la trayectoria del conflicto, en particular en Darfur y la ciudad sitiada de El-Fasher. 

Si bien verificar el alcance total de estas conexiones sigue siendo difícil, la evidencia proveniente de los servicios de inteligencia y los medios de comunicación africanos y occidentales apunta a canales de comunicación indirectos que brindan apoyo logístico y de seguridad. 

Según Diallo, si estos informes son precisos, dicha cooperación ha mejorado la capacidad operativa de las RSF, permitiendo campañas militares coordinadas, asedios sostenidos y un mayor grado de control en el campo de batalla. 

Esto, afirmó, ayuda a explicar la capacidad de las RSF para dominar partes de Darfur y llevar a cabo graves abusos contra los derechos humanos, incluyendo masacres, desplazamientos forzados y ataques sistemáticos contra civiles. 

Más allá de las implicaciones militares, Diallo argumentó que estas relaciones han fomentado una sensación de impunidad dentro del liderazgo de las RSF. 

"Los vínculos con poderosos actores extranjeros, ya sean agencias de inteligencia o redes privadas, brindan cobertura política y reducen la presión para la rendición de cuentas", afirmó. 

Este respaldo externo, añadió, prolonga la guerra, debilita los esfuerzos de mediación y convierte la lucha interna de Sudán en “un teatro de competencia regional y rivalidades por poderes”.

Intereses geopolíticos estratégicosDiallo señaló que la participación de Israel en Sudán va mucho más allá de consideraciones tácticas o bilaterales. 

La posición estratégica de Sudán a lo largo del Mar Rojo, una ruta vital para el comercio y la energía a nivel mundial, lo convierte en un punto central en el esfuerzo de Israel por consolidar su presencia en el Cuerno de África y la región del Sahel. 

Al profundizar los lazos con actores sudaneses, Israel busca asegurar rutas marítimas, monitorear a rivales regionales como Irán y China, y expandir su presencia de inteligencia en África. 

"Esta participación se enmarca en la estrategia africana más amplia de Israel", afirmó Diallo, "que busca reconfigurar las alianzas regionales que históricamente han apoyado la causa palestina".

 Añadió que Tel Aviv combina el poder duro, a través de alianzas militares y de inteligencia, con herramientas de poder blando como la ayuda al desarrollo y el contacto diplomático para rediseñar la geopolítica africana a su favor.

Desafíos de la protección política y la rendición de cuentasDiallo advirtió que la interacción simultánea de Israel con Abdel Fattah al-Burhan y Mohamed Hamdan Dagalo (Hemeti), los dos líderes rivales que impulsan la guerra en Sudán, ha socavado la rendición de cuentas internacional. 

"Estos contactos proporcionan una cobertura política y diplomática que debilita la aplicación de las sanciones y retrasa las investigaciones sobre crímenes de guerra", declaró. 

Al presentar la crisis de Sudán como un asunto de estabilidad regional y antiterrorismo, Israel y sus aliados desvían la atención de los imperativos humanitarios y legales, normalizando así las atrocidades en curso. 

Según Diallo, estas dinámicas "redefinen la respuesta internacional" a la crisis sudanesa, priorizando el equilibrio estratégico sobre la justicia para las víctimas y otorgando a Burhan y Hemeti un mayor margen de maniobra bajo el pretexto de la legitimidad.

La complicidad occidental y los cálculos estratégicosDiallo también señaló los intereses económicos y de inteligencia de los estados occidentales que han fortalecido indirectamente a las RSF. 

Muchos de estos gobiernos, afirmó, ven a Sudán principalmente como un objetivo geoestratégico, rico en oro y minerales raros y ubicado en una ruta marítima clave, más que como una crisis humanitaria. Señaló que algunas redes occidentales han tolerado o incluso se han beneficiado del comercio ilícito de oro sudanés, que se trafica a través de canales monitoreados por la inteligencia occidental.

 "Esta complicidad silenciosa", afirmó Diallo, "revela cómo el lucro y el poder a menudo prevalecen sobre las consideraciones morales". 

En su opinión, las potencias occidentales mantienen abiertas las vías de comunicación con todas las partes en la guerra de Sudán (incluidas las RSF) para mantener su influencia frente a la influencia rusa y china. 

Este enfoque, argumentó, prioriza "un concepto estrecho de estabilidad" sobre la justicia y los derechos humanos.

 Diallo concluyó que la intervención de Israel en Sudán forma parte de una estrategia multifacética que combina operaciones de inteligencia, posicionamiento geopolítico e influencia regional. 

Lejos de ser un factor secundario, estos vínculos intensifican la violencia, obstruyen la diplomacia y socavan la rendición de cuentas. 

“Cualquier camino genuino hacia la paz en Sudán”, dijo a QNN, “debe reconocer estas redes externas como parte de la estructura misma del conflicto, no como actores periféricos”.

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