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La telaraña invisible: Atlas Network contra Cuba



Atlas Network es una organización con sede en Estados Unidos que rara vez aparece en primera plana, pero que está detrás de cientos de centros de pensamiento de libre mercado en todo el mundo. 

En su propia definición, se trata de un conglomerado “no partidista” que fortalece una red de organizaciones “pro libertad” mediante formación, asesoría y “subvenciones competitivas”.

Fundada en 1981 por el empresario británico Antony Fisher, discípulo del gurú anticomunista F. A. Hayek, Atlas se ha descrito como “un think tank ("tanque pensante", en inglés) que crea think tanks”: un nodo que conecta organizaciones afines para compartir ideas, metodologías de lobby y contactos políticos. 

Según su memoria más reciente, la red agrupa a más de 580 organizaciones de derecha en más de 100 países.

En América Latina, los directorios de Atlas y estudios independientes identifican como socios a fundaciones como Fundación Libertad, Fundación Atlas 1853, Libertad y Progreso (Argentina), Fundación para el Progreso y Libertad y Desarrollo (Chile), CEDICE (Venezuela), entre muchas otras.

Estas organizaciones funcionan como laboratorios de ideas: producen informes, proponen reformas y nutren de cuadros a partidos de derecha y extrema derecha en la región.

El modelo operativo y las principales críticas

Atlas Network se presenta como una plataforma de “emprendedores de ideas” que promueven políticas de libre mercado, desregulación y reducción del rol del Estado. Su modelo combina tres pilares:Financiación selectiva: subvenciones para proyectos concretos (campañas, informes, litigios estratégicos).

Formación intensiva: cursos en “marketing de ideas”, fundraising (captación de fondos), gestión de think tanks y comunicación política.

Eventos de networking: foros regionales de la “libertad” (incluido uno latinoamericano) y una cumbre anual en Estados Unidos en la que se premian “éxitos” de políticas neoliberales.

Esta arquitectura convierte a Atlas en una especie de central logística del neoliberalismo político: no actúa tanto en primera línea, sino que dota de recursos, lenguaje y metodología a una constelación de organizaciones que operan en cada país.

Desde hace años la red está bajo el radar de investigaciones críticas. El Multinationals Observatory – Investigative Media and Corporate Watchdog, con sede en Francia, describe a Atlas como una asociación global de lobistas ultraliberales financiada por multimillonarios de derecha y fundaciones como Koch, Heritage o Templeton, con fuertes vínculos con industrias del petróleo, el tabaco y el sector farmacéutico.

Estudios académicos y periodísticos recogen que, durante los años 90 y 2000, Atlas canalizó fondos de tabacaleras hacia think tanks que elaboraron materiales contra regulaciones de salud pública, y que al menos una parte de sus aliados ha promovido posiciones negacionistas o dilatorias en política climática.

En América Latina, la politóloga mexicana Alejandra Salas Porras caracteriza a estas redes —incluida Atlas— como una “maquinaria de las élites para detener a los movimientos progresistas”, subrayando su papel en las reformas de ajuste estructural, la privatización de servicios públicos y la difusión del ideario neoliberal.

Atlas, por su parte, rechaza ser un actor partidista y sostiene que sólo apoya a organizaciones independientes que “eliminan barreras a la prosperidad” mediante la defensa de la propiedad privada y el mercado. 

Esa autodefinición contrasta con el patrón que dibujan las investigaciones: allí donde se consolida un proceso progresista o de izquierda con capacidad de gobierno, florecen think tanks aliados de Atlas, campañas comunicacionales y plataformas digitales que empujan, casi con las mismas palabras, la agenda de “más mercado y menos Estado”.

De los think tanks a los gobiernos

Donde mejor se aprecia hoy la influencia de Atlas es en Argentina. La propia organización presume en su web de haber apoyado a la Fundación Libertad y Progreso con unos 650.000 dólares desde 2012, y destaca su contribución al programa económico del presidente Javier Milei: desregulación, recorte del gasto público y reformas “pro mercado”.

Informes sobre redes de think tanks neoliberales en la región muestran que Atlas actúa como paraguas de otras redes latinoamericanas —como RELIAL o HACER— que conectan decenas de organizaciones en Brasil, Chile, Colombia o México, muchas de ellas con vínculos directos con partidos de derecha, grandes empresarios y medios de comunicación.

En este ecosistema se ubica la Fundación Libertad, con sede en Rosario (Argentina), descrita por analistas como uno de los centros ideológicos más influyentes de la derecha iberoamericana y socia histórica de Atlas Network.

Es en esa casa donde aparece una figura clave para entender el salto de Atlas del terreno estrictamente institucional al activismo digital de alta intensidad: Agustín Antonetti.

Quién es Agustín Antonetti

Agustín Antonetti es un activista argentino que opera desde Miami y se presenta como “defensor de derechos humanos” y analista de la realidad latinoamericana. Documentos públicos lo identifican como integrante de la Fundación Libertad y director del proyecto Latin America Watch, una newsletter y espacio de análisis impulsado junto a la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad, ligada al liberalismo europeo.
En eventos internacionales de redes liberales y de Atlas, Antonetti aparece como “director de Latin America Watch de Fundación Libertad” y ponente sobre “activismo en redes sociales a favor de la democracia y contra las dictaduras latinoamericanas”. 

Esa definición resume bien la narrativa con la que se presenta: un joven defensor de la democracia que, desde la sociedad civil, denuncia violaciones de derechos humanos en Cuba, Venezuela o Nicaragua.

Pero esa es sólo una parte de la historia. Desde 2021 su nombre aparece de forma recurrente en investigaciones sobre campañas de desinformación y tendencias coordinadas en X (antes Twitter) contra gobiernos de izquierda: primero en Bolivia y Cuba, luego en México, Argentina, Chile o Nicaragua.
#SOSCuba como ensayo general

El analista español Julián Macías Tovar, especialista en redes sociales, examinó en 2021 más de dos millones de tuits con el hashtag #SOSCuba, que precedieron y acompañaron las protestas del 11 de julio de ese año en la isla.

¿Qué está pasando en Cuba?

Analicé los más de dos millones de tuits usando el HT #SOSCuba que comenzó pidiendo ayuda humanitaria con la participación de artistas y miles de cuentas recién creadas y bots por las muertes por COVID y terminaron en movilizaciones en las calles.

— Julián Macías Tovar (@JulianMaciasT) Julio 12, 2021

En los gráficos de red aportados por Macía Tovar, la cuenta de Antonetti aparecía como una de las más retuiteadas, situada en el centro de la campaña digital, junto a una gran cantidad de cuentas recién creadas y, según el investigador, automatizadas o coordinadas.
Juliá Macías Tovar sostiene que Antonetti “pertenece a la Fundación Libertad de Argentina, de Atlas Network” y lo sitúa como pieza recurrente en operaciones digitales contra gobiernos como el de Evo Morales en Bolivia o Andrés Manuel López Obrador en México.

En México, la propia presidencia dedicó una sección de la conferencia matutina del 7 de septiembre de 2022 a mostrar gráficos donde la cuenta @agusantonetti aparecía en el centro de campañas sobre Cristina Fernández y contra el gobierno de López Obrador. La vocera Ana Elizabeth García Vilchis lo vinculó a redes de desinformación regional.

Antonetti, por su parte, se presenta como un activista en defensa de la democracia frente a “dictaduras” latinoamericanas. Hasta el cierre de este artículo no se han encontrado declaraciones suyas respondiendo de forma detallada a estas acusaciones de coordinación de campañas digitales.

La red de @agusantonetti contra Cuba

Top 80 de Nodos asociados a @agustantonetti

A partir de un conjunto de datos que recoge las interacciones de la cuenta @agusantonetti en la conversación sobre “Cuba” entre 2023 y 2025 en X —menciones, respuestas, retuits y citas— se construyeron dos visualizaciones de red que ayudan a entender su posición en el ecosistema digital.
Para generar el grafo, se despejaron los 80 nodos con mayores interacciones en ese período, de un total de 250.458 rutas.

Para descargar el grafo en alta resolución, haga clic en el PDF


En la primera visualización, cada punto representa una cuenta y cada línea, una interacción. El tamaño del nodo refleja el número de conexiones (grado) y el color, la comunidad o cluster al que pertenece según algoritmos de detección de grupos.

En este grafo de los 80 nodos más conectados, @agusantonetti aparece como uno de los nodos de mayor tamaño y en posición central, concentrando interacciones desde varias comunidades de cuentas hispanohablantes. 

La estructura es típica de un “hub”: un nodo que conecta grupos que, sin él, estarían más débilmente unidos entre sí.

En términos de análisis de redes, esto se traduce en:Alta centralidad de grado: muchas conexiones directas con otras cuentas.

Alta intermediación (betweenness): actúa como puente entre clusters que hablan de Cuba desde marcos diferentes (oposición cubana en el exterior, activistas regionales, cuentas mediáticas, etc.).

Red relativamente densa: abundan las interacciones cruzadas entre los nodos más cercanos al hub, lo que favorece la rápida difusión de narrativas y etiquetas.

El patrón que revelan estas redes no se limita a Cuba. En los mismos grafos donde @agusantonetti aparece en el centro de la conversación sobre la isla, se detectan también campañas de ataque sincronizadas contra el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel y otros líderes, como Claudia Sheinbaum en México.

En los momentos de mayor tensión económica o social en Cuba, la cuenta de Antonetti actúa como nodo de disparo: lanza o amplifica mensajes que son rápidamente replicados por una constelación de cuentas aliadas, algunas de ellas ligadas a think tanks y organizaciones de la órbita de Atlas Network, otras vinculadas a estructuras mediáticas y operadores mediáticos de la Florida ya conocidos por ser, la mayoría, empleados indirectos del Departamento de Estados.

La repetición casi calcada de marcos (“dictadura socialista”, “fraude electoral”, “Estado fallido”) y la concentración temporal de estas publicaciones sugieren menos una conversación espontánea y más una arquitectura comunicacional orientada a erosionar la legitimidad de estos presidencias en el espacio público digital.

ego-red de @AgusAntonetti

Para descargar el grafo en alta resolución, haga clic en el PDF


La segunda visualización se centra en la ego-red de la cuenta: todas las cuentas que interactúan directamente con @agusantonetti (distancia 1) y las que lo hacen con esas cuentas (distancia 2).

En este grafo, @agusantonetti es el nodo central y, alrededor, se observan varios “anillos” de cuentas. La coloración por comunidades permite identificar subgrupos que interactúan más entre sí que con el resto de la red: Un núcleo de perfiles que retuitean sistemáticamente sus mensajes sobre Cuba y los replican hacia audiencias propias.

Otros grupos que lo mencionan o discuten cuando comenta sobre Venezuela, Nicaragua o México, pero reaparecen también en hilos sobre la isla, generando un puente entre distintas agendas nacionales.

Cuentas de medios y organizaciones de corte neoliberal-libertario que comparten sus contenidos o lo invitan a comentar en espacios propios, reforzando la circulación de un marco común: el de la “lucha contra las dictaduras socialistas”.

Los picos de actividad —momentos en los que se concentran muchas interacciones en poco tiempo— coinciden con crisis o anuncios sobre Cuba (protestas por apagones, nuevas sanciones, etc).

Ello sugiere un uso táctico de la cuenta para amplificar narrativas concretas más que un comentario disperso de la actualidad. Sin acceder a datos internos de la plataforma no es posible afirmar categóricamente que exista automatización, pero la concentración temporal y la repetición de patrones encaja con dinámicas de amplificación coordinada descritas por analistas como Macías Tovar en campañas previas.

Otros actores del ecosistema
Relaciones de Atlas Network con fundaciones y operadores vinculados al programa de "cambio de régimen" en Cuba del gobierno de Estados Unidos.


En torno a la conversación sobre Cuba aparecen otros nombres: la Fundación 4Métrica, el medio digital El Toque, UHNPlus y un conjunto de operadores políticos afines al gobierno de Estados Unidos (Mario J. Pentón, Félix Llerena, Rosa María Payá y muchos otros), así como organizaciones y estructuras con sede en Miami financiadas por, o funcionales a, la política hostil del gobierno de Estados Unidos hacia Cuba.

Es muy interesante el papel de la llamada "Fundación 4Métrica". Su coordinador principal es el colombiano Sergio Ángel Baquero, investigador del “Programa Cuba” de la Universidad Sergio Arboleda (Colombia), un clon del “Cuban Research Institute”, de la Universidad Internacional de la Florida (FIU).

Sergio Ángel también es el coordinador del Observatorio de la Libertad Académica de Cuba (@OLAcademica), del Observatorio de Envejecimiento, Cuidados y Derechos (@cuido60) y del Observatorio de Derechos Culturales (@CubaODC). 

Es co-director del Food Monitor Program (@FoodMonitorP, que se dedica a monitorear y denunciar la "inseguridad alimentaria" en Cuba). En otras palabras, es el operador de un nodo de sitios supuestamente “académicos”, todos con correlato en redes sociales, dedicado a la intoxicación de la agenda Cuba en Internet.

Este sistema de sitios y usuarios registrados en redes intenta generar la percepción de que un amplio sector académico realiza investigaciones sobre Cuba desde una perspectiva independiente y crítica, pero en realidad es el mismo grupo de personas las que aparecen en la gestión de esa familia de sitios web, que falsifican los estudios y los presentan como "evidencia" científica..

Las alianzas de estos actores se inscriben en la constelación de ONGs de “derechos humanos” y fundaciones ligadas a la cooperación internacional y a proyectos de ingeniería social neoliberal (Open Society Foundations, fundaciones europeas), más que en la galaxia ultraderechista clásica de Atlas.

 Sin embargo, comparten con Antonetti y con la red de think tanks aliados de Atlas una fuerte orientación ideológica contra el gobierno cubano y, en general, frente a proyectos políticos de izquierda en la región.

En la práctica, sus contenidos y métricas circulan por los mismos ecosistemas de X y otras plataformas, se citan mutuamente y son amplificados por comunidades similares.

A partir de los documentos y análisis disponibles parece configurarse un entramado de actores ideológicamente convergentes —think tanks de la derecha "libertaria", ONGs de derechos humanos, medios digitales y activistas como Antonetti— que operan en un mismo ciclo informativo y se refuerzan mutuamente, aunque no todos dependan de una única estructura organizativa ni compartan financiadores.

Lo que sabemos, lo que falta por saber

El caso de Atlas Network y de la actividad digital de Agustín Antonetti ilustra cómo la política latinoamericana ya no se juega sólo en parlamentos y campañas electorales, sino también en redes transnacionales de think tanks y en enjambres de cuentas en X que impulsan narrativas, hashtags y crisis de reputación en cuestión de horas.

Los datos disponibles permiten afirmar que:Atlas Network ha construido en América Latina una infraestructura poderosa para difundir políticas de libre mercado, con aliados nacionales que hoy tienen relación directa con gobiernos como el de Javier Milei y el presidente electo en Chile José Antonio Kast.

Parte de esa red ha sido financiada históricamente por grandes corporaciones —incluyendo petróleo y tabaco— y ha trabajado contra regulaciones ambientales y de salud pública, según múltiples investigaciones.

Agustín Antonetti, integrante de Fundación Libertad, se ha consolidado como un actor central en campañas digitales contra gobiernos de izquierda, incluido el cubano, con una posición muy visible en grafos de redes sociales y en análisis independientes como los de Julián Macías Tovar.

Otras organizaciones financiadas por el gobierno de Estados Unidos para el llamado “cambio de régimen” en Cuba, así como ONGs y medios ligados a fundaciones occidentales, forman parte del mismo ecosistema discursivo donde operan los aliados de Atlas, aunque sus vínculos institucionales no siempre sean directos ni transparentes.

Quedan abiertas varias líneas de investigación: la trazabilidad completa de los flujos de dinero hacia los think tanks latinoamericanos; el papel de las agencias de marketing político especializadas en campañas digitales; el grado de automatización real en las redes de amplificación que orbitan en torno a cuentas como @agusantonetti; y la articulación concreta entre financiamiento internacional y agenda mediática contra Cuba.

Mientras tanto, para el lector no especializado, una conclusión resulta ineludible: cuando un hashtag como #SOSCuba irrumpe en las pantallas y parece surgir espontáneamente “desde abajo”, conviene mirar también hacia arriba y hacia afuera. 

Preguntarse quién está en el centro de la red, qué organizaciones lo rodean, qué fundaciones lo financian y qué intereses —económicos, ideológicos o geopolíticos— se juegan detrás de cada tuit es ya parte de cualquier ejercicio serio de ciudadanía informada en América Latina.

http://www.cubadebate.cu/especiales/2025/12/16/la-telarana-invisible-atlas-network-contra-cuba/

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