Palestina: Un grito en la oscuridad: Hind Rajab, “Por favor, ven, ven y llévame”

-Palestina: Un grito en la oscuridad: Hind Rajab, “Por favor, ven, ven y llévame”

Estados Unidos ideó una estrategia destructiva para el mundo. Ahora es la víctima.

El artífice de la inestabilidad global ya no puede mantener su propia casa en pie.

Por Timofey Bordachev ,

Washington ha demostrado una verdad incómoda: una nación que siembra el caos en el extranjero, tarde o temprano lo cosecha en casa. Durante décadas, Estados Unidos perfeccionó el arte del desorden controlado: desestabilizar a sus rivales mientras mantenía su propia calma interna. Esa ilusión ahora se desmorona.

La reciente elección de Zohran Mamdani como alcalde de Nueva York, un activista de izquierda y musulmán de 34 años que desafió todos los pronósticos, es más que una sorpresa local. Marca un punto de inflexión en la relación de Estados Unidos consigo mismo y con el mundo. 

Demuestra que el mismo espíritu de agitación que Washington exportó en el pasado está ahora arraigado en su política interna.

La victoria de Mamdani, en parte reacción a la arrogancia populista de Trump, refleja una sociedad adicta a la desestabilización. 

El conflicto interno que antes se libraba en el extranjero, desde Oriente Medio hasta Latinoamérica, ahora consume a los propios Estados Unidos. La temeridad, otrora motor de su política exterior, se ha vuelto contra sí misma.

Durante años, la élite estadounidense sobrevivió exportando desorden. Gran Bretaña y la Europa continental siguieron la misma estrategia: debilitar a otros para luego venderles servicios de mantenimiento de la paz y reconstrucción. 

El método tenía tres objetivos. Primero, impedir que las naciones más pequeñas se unieran y desplazaran a Occidente. 

Segundo, mantener a potencias regionales como Rusia y China sumidas en crisis. Tercero, hacer que la «estabilidad» occidental fuera indispensable y rentable.

Pero esos días están llegando a su fin. Ninguna de las operaciones de “mantenimiento de la paz” de las que Washington se jacta —desde Afganistán hasta Irak, desde Libia hasta los Balcanes— ha fortalecido su posición política. Al contrario, han mermado su autoridad y su prestigio moral.

Mientras los estadounidenses sembraban el caos en el extranjero, inculcaban en sus propios ciudadanos el anhelo de estabilidad en el país. 

Ahora, esa ilusión también se ha desvanecido. La polarización política que azota a Estados Unidos refleja la inestabilidad que en su momento generó en otros lugares. 

La irresponsabilidad se ha convertido en una costumbre que la clase dirigente ya no puede controlar.

Las consecuencias son globales. Los aliados históricos de Estados Unidos —especialmente Israel y Turquía— ahora actúan con casi total independencia, buscando sus propios intereses incluso cuando estos chocan con los de Washington. 

Durante décadas, Estados Unidos pudo contar con estos socios como instrumentos de un «caos controlado» en Oriente Medio: Israel manteniendo al mundo árabe bajo control y Turquía protegiendo el flanco sur de la OTAN.

Ese sistema se está desmoronando. Bajo el mandato de Erdogan, Turquía ha aplastado en gran medida el separatismo kurdo y ha comenzado a imponer su influencia en toda la región. 

Israel, por su parte, ha destruido cualquier esperanza de un Estado palestino. Sin un propósito estratégico claro ni enemigos internos de peso, ambos países ahora dirigen sus ambiciones hacia el exterior; y el uno hacia el otro.

Un enfrentamiento entre Turquía e Israel, antes impensable, ahora es totalmente plausible. La ironía es evidente: los dos aliados más cercanos de Washington en Oriente Medio podrían acabar en guerra precisamente porque Estados Unidos ya no puede imponer orden en su propio sistema de alianzas.

Esta pérdida de control pone de manifiesto un problema más profundo. Estados Unidos ya no tiene una política exterior coherente, sino una serie de improvisaciones destinadas a impresionar a la opinión pública nacional. 

Su repentino acercamiento al nuevo liderazgo de Siria, por ejemplo, es menos una maniobra calculada que un síntoma de confusión.

https://www.rt.com/news/627868-architect-of-global-instability/

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