128 años atrás, el 18 de mayo, de 1895, el más grande referente de nuestro nacionalismo, Augusto Nicolás Calderón Sandino, nacía en el humilde poblado de Niquinohomo en uno se esos partos marcados para la posteridad de los tiempos porque hablamos de un orgullo parido por nuestra tierra bendita, pero también de una insignia de américa, de un impacto mundial y por supuesto de una causa legítima y patriótica que luchó y venció a la intervención e invasión yanqui en Nicaragua por lo cual el planeta entero comprendió porque los pueblos de nuestro continente son antiimperialistas.
Este 128 aniversario del natalicio de quien por sus hombres fue nombrado General de Hombres Libres es sustancialmente importante en la coyuntura que vive el país y por ello la fecha, que siempre será icónica, es para el militante del FSLN y para los que estamos fuera de él, un encuentro jubiloso de orgullo engrandecido.
Augusto C. Sandino brilla siempre como un sol naciente en esta patria de luchas y de honor y no lo expreso como cliché de propaganda, ni como consigna, sino como una actitud, como un comportamiento inherente e intrínseco que viene predicando con vigor una resistencia de dignidad nacida en Nicaragua como un ejemplo al mundo de lo que un pequeño David puede hacer contra el gigante Goliat.
Nicaragua es tierra de gigantes, pero en este suelo fecundo hay dos referentes heroicos y patrióticos que sobre salen por encima de los demás, Sandino en lo político, revolucionario, místicamente al lado de los postergados por un lado y el gran Darío en la Literatura, la prosa y el verso.
Gracias a ellos el nombre de Nicaragua, es un eco en el concierto de las naciones y ambos tienen un lazo que los une: su nacionalismo, patriotismo, la visión de futuro que tuvieron, la construcción de la dignidad que edificaron en la intimidad del pensamiento de la mayoría de los nicaragüenses que hoy tienen una conciencia dinámica, crítica e inspiradora para otros pueblos y que en su actual coyuntura sigue siendo una reacción digna ante quienes nos agreden.
Augusto C. Sandino es una huella grabada para la posteridad en el pensamiento de quienes por amar la libertad luchan contra todo símbolo externo que pretenda avasallarnos desde prácticas interventoras en asuntos que por no ser de su competencia y jurisdicción tratan de imponer sistemas fundamentados en la soberbia imperial que ya antes fue expulsada de Nicaragua y además vencida por el ejército loco de aquel General de Hombres Libres que hizo morder el polvo de nuestras agrestes montañas al gringo y al yanqui invasor.
Sandino nació en la cuna de la humildad. Fue parte de los explotados, fue hijo del campo y parte de los ilegítimos que los pruritos sociales de la época imponían para reconocer solo a los que estaban dentro del matrimonio, dejando a los que no, como bastardos, tal fue la mentalidad siempre arcaica de los conservadores.
De infante fue recolector de café y por el arado, el azadón, la pica, la pala y la cutacha en el campo, pudo comprender y vivir en carne propia las desigualdades que sufrían los oprimidos, los que siempre vieron llagadas sus espaldas por absurdos feudales propios de aquellos tiempos.
En Sandino madura socialmente desde la infancia. Si bien es cierto, estuvo poco tiempo estudiando porque hay que recordar que Sandino, era un hijo fuera de matrimonio, de don Gregorio Sandino y de una señora que era empleada de él, Margarita Calderón y solo es reconocido hasta que cumple 11 años y así las cosas nuestro héroe vive la miseria que vive el pueblo humilde, el campesino, el trabajador, el indio del campo en una época mucho más difícil que la actual.
En esos tiempos trabajadores tenían que firmar un contrato con sus empleadores y si se querían ir para otro lado tenían que obtener la autorización de su patrón, de lo contrario los echaban presos y eso sucedió con la madre de Sandino por lo cual sufrió mucho en su niñez y eso pesa en la transformación de su personalidad y en la concepción de la patria que él quiere para los nicaragüenses.
A los 17 años Augusto Nicolás mira el cadáver del General Benjamín Zeledón y esa fue una explosión en la conciencia que transforma a Sandino y pasa a ser una escena dantesca imborrable en su memoria.
Cuando por fin Don Gregorio acepta a su recién reconocido hijo en su casa, el joven Sandino tiene grandes problemas con la madrasta que lo marginaba pues Sócrates, su medio hermano era el niño de la casa, el hijo del matrimonio y hay que ubicarse en el contexto de la historia de nuestro país donde las condiciones y los valores no son los de ahora, aunque sin llamarnos a engaños siempre existan madrastas que igual, hoy por hoy, actúan igual, como que si los hijos del pecado fueran los culpables de las irresponsabilidades de los adultos.
Sandino curte su conciencia revolucionaria desde las más duras faenas de la explotación donde los capataces azotaban al peón lo que necesariamente lo condujo a formarse un criterio fundamentalmente justiciero y social. Por eso mismo debemos visualizar y proyectar al Sandino estudioso, nacionalista, liberal, intercultural, latinoamericanista, humanista, bolivariano, antiimperialista.
El Sandino militar, guerrillero, cooperativista, Sandino espiritualista, ambientalista, estratega, fraterno, el Sandino héroe y patriota, el Sandino en todos los sentidos y actuaciones de su vida.
Sandino tiene unas condiciones natas en lo militar y estratégico. Además, es un hombre qué durante la guerra de 6 años contra los norteamericanos, es un jefe que no está descarnado de las realidades de sus soldados, es un hombre que esta embebido de las necesidades de su gente y se queda a la par de esta lo que lo consagra como un verdadero líder.
Cuando Sandino decide regresar a Nicaragua en 1926 para la guerra constitucionalista se involucra y gasta toda su plata, con los centavitos que tenía, compra unos rifles y consigue unas tropas y así se va y ataca el Jícaro.
Ahí se estrena Sandino como militar, como soldado y es derrotado, pero después reagrupa a sus tropas y las lleva al enclave en la montaña, en el cerro El Chipote y viaja a la Costa Atlántica donde está el grueso de las tropas liberales, en Pipante sobre el Río Coco e inicia una relación que para la guerra de liberación y para Sandino fue determinante su vinculación con las poblaciones de la Costa Atlántica, pues durante el resto de la guerra, fueron determinantes para la base logística y traslado de armas, municiones, alimentos y comunicación.
Sandino luchó a muerte entre 1926 y 1933 una guerra contra las tropas de los Estados Unidos que se mantenían en Nicaragua desde 1912 saqueando y chupando nuestras riquezas con el consentimiento de los lacayos nacionales y los vende patria de aquellos tiempos que no son nada distintos ni diferentes a los de ahora porque la principal característica de estos será siempre la de regalar, ni siquiera vender, a Nicaragua a cambio del poder, pero para enriquecerse.
Para el general Sandino, es traidor a la patria: “Todo nicaragüense que con miras políticas traficase con la honra de la nación, solicitando el apoyo oficial de los invasores de la patria, así como al gobierno de la Casa Blanca. Son traidores: el que prestare su ayuda a los invasores y traidores, para asesinar a los patriotas nicaragüenses que están defendiendo la Soberanía Nacional.
128 años después de su natalicio el criterio que Augusto Cesar Sandino desarrolló en el transcurso de su vida de los vende patria está hoy más vigente que nunca. Por esas mismas razones su pensamiento no solo es acogido masivamente por los nicaragüenses, sino que se internacionalizó más allá de la patria porque él es una bandera de resistencia mundial frente al imperio.
El General de Hombres Libres aparece en el escenario político y militar de Nicaragua, con un liderazgo sólido y enigmático que eclipsó al zoológico político y partidario de su época y es tan profundo su legado que igual sigue siendo una bofetada para los traidores en la Nicaragua de hoy.
Sandino es eje de una maquinaria bélica que desde la guerra de guerrilla puso de rodillas a la dominación que por más de 20 años había ejercido el imperialismo yanqui en nuestra patria y por la verdad histórica hay que reconocer que la lucha de Sandino y su propio martirologio nunca fueron en vano porque a partir de ahí comenzó el rescate de la dignidad y soberanía de la nación y contra los tratados lesivos del imperio.
Hoy el pensamiento de Sandino campea por el planeta a la par de Rubén, Bolívar, Martí, Juárez, Mandela, Ghandy, Luther King y otros gigantes que representan una galería de valores humanos que son verdaderamente inmortales y que inspiran hoy e inspirarán siempre.
El ideario de Sandino está recogido por una gran cantidad de frases testimoniadas a través de sus cartas, de sus manifiestos y de sus declaraciones. En lo personal las tomo todas para hinchar mi agradecimiento al Creador por haberme hecho nacer aquí porque como decía nuestro General de Hombres Libres: “Soy nicaragüense y me siento orgulloso de que en mis venas circule, más que cualquiera otra, la sangre india americana que por atavismo encierra el misterio de ser patriota leal y sincero”.
Veamos todos cómo la luz desprendida de esta frase irradia y penetra la conciencia de quien conoce, sabe e interpreta nuestra historia.
Por ese nacionalismo de Sandino que nos abraza a todos los que por él y otros que lo inspiraron es que hoy tenemos patria que nos enorgullece y demuestra que el tamaño de nuestro General de Hombres Libres es y está sobrado hoy desproporcionalmente en el gigantesco mensaje que representa su vida y lucha que fue para los oprimidos desde una convicción mística inigualable, pero también para redimir y liberar no solo a Nicaragua, sino que hizo de su pensamiento un latigazo en toda Latinoamérica contra el imperialismo.
Sandino ya no es solo una bandera ideológica de los nicaragüenses, Sandino es un pensamiento que más allá de nuestras fronteras estimula en el llamado mundo moderno que tenemos la revolución libertadora y verdaderamente independentista de la América Latina contra la América Anglosajona y más allá, del mundo contra la arrogancia imperial de Estados Unidos que todos los días se despedaza a tucos y se desgaja en caída libre.
Es decir de esta Nicaragua profundamente sandinista resplandece un sol que no solo a nosotros ilumina sino que estremece y estimula a pueblos que nos miran como una nación que surge de las cenizas sí, pero además, por supuesto, como un ejemplo bueno para los pueblos aunque indudablemente malo para el imperio que así como no tiene detentes para agredirnos así también encuentra en nosotros a patriotas que no declinamos el derecho no a ser libres, sino al inclaudicable derecho a defender la libertad que ya tenemos y libertad a la que Washington quiere poner los grilletes de la esclavitud de un capitalismo salvaje que disfrazan como democracia.
Sandino nos enseña que el estado ideal de la nación está en la convivencia y por esa convivencia que se llama paz fue asesinado por la venganza de aquel invasor que derrotó y expulsó, pero solo mataron su cuerpo e hicieron de el quien sabe qué, aún no se encuentra, pero sus ideas, sus pensamientos, son una guía rectora del compromiso social del único y verdadero sandinismo que puede existir, ese que es antiimperialista, ese que es nacionalista y que hoy por representa la energía que mueve las turbinas de nuestra revolución.
Por: Moisés Absalón Pastora.