A propósito de nuestro día, el de los periodistas nicaragüenses, hoy 1º de Marzo, me parece oportuno, dado que nos caracteriza ser una sociedad muy debatiente, hablar o plantear sobre un tema sobre el que unos ya tenemos una idea muy clara y sobre la que otros todavía discuten con los cuernos de la luna, pero que al final vale para poner las cosas en blanco y negro porque todavía hay gentes a las que se les ocurre, sobre todo en un pueblo tan abiertamente analítico como el nuestro, que aún vivimos en los tiempos que nos colonizaban con espejitos o que a estas alturas del juego nos pueden dar gato por liebre.
El periodismo y sus géneros son muy amplios. Laborar en un noticiario sea este en radio o televisión, hacerlo en una revista, un periódico o un sitio web de noticias, independientemente de la especialidad, son al final ocupaciones íntimamente relacionadas con el periodismo.
El trabajo que se hace desde el periodismo es en esencia una metodología para comunicar, para trasladar una idea, para recoger hechos, procesarlos, traducirlos en un relato y finalmente venderlo como cualquier producto al que terminamos llamando noticia o información y ahí entran en acción los modos de hacerlo posible a través del escrito, de la narrativa, del video o de la fotografía.
El periodismo, al margen que sea una profesión o un oficio, pues todavía se discute si es lo uno o lo otro, lo puede ejercer cualquiera que sea médico, ingeniero, arquitecto, químico, físico o de cualquier otra profesión, pues aparentemente es fácil, pero curiosamente aquel que nació con el don del olfato noticioso, que por vocación o pasión nació para ser periodista no puede ser otra cosa más que periodista, y aunque no tenga la afinidad para abrazar profesiones específicamente más académicas, sí y solo sí tendrá éxito si tiene un conocimiento general de historia, geografía, política, economía, sicología, sociología, amen de las especialidades que existen en esta nuestra profesión u oficio que es muy, pero muy, delicada.
Para mí el periodismo es solo periodismo y lo digo porque en las sociedades, -la nuestra por supuesto no es la excepción- hay sectores políticos que por su propio interés, a fin de agenciarse medios que los lancen al estrellato, lo dividen entre “Periodismo Independiente y Periodismo Oficial”. De acuerdo a ese concepto los primeros, los llamados “independientes” son la mamacita de Tarzán mientras que los “Oficiales” somos la Chita de Tarzan.
Así las cosas los “independientes” son los que los tienen bien puestos, los que dicen la verdad, los valientes, los que están más allá del bien y del mal y son infalibles e intocables, mientras por el otro lado estamos los oficialistas, los que solo informamos cosas como la construcción de hospitales, de escuelas, de carreteras, de la seguridad que tiene el país, de la paz que se respira, de los parques que se construyen, de la electrificación y agua potable que llega al último rincón de la nación, los que promovemos el arte y la cultura y por supuesto los que defendemos al gobierno “dictatorial” que nos paga por mentir y en consecuencia somos los malos, los mediocres que decimos lo que decimos porque sino perdemos el trabajo.
Aquí en Nicaragua gracias a Dios el periodismo es una de las profesiones más seguras que se ejercen y lo digo porque en otros países, por ejemplo aquí no más en honduras o un poco más al norte en México, o si nos vamos al sur en Colombia o Brasil, no es que censuren al periodismo, es que matan a los periodistas y por decenas, mientras que aquí, decimos barbaridades de quien sea y solo hasta hace poco es que los ofendidos, los calumniados y los difamados, empezaran a hacer uso de su derecho y ya varios han sido condenados por injurias y calumnias lo que nada tiene que ver con la libertad de expresión, pero si mucho con el libertinaje porque esos tapudos irresponsables no probaron que lo difamatoriamente dicho contra gente que reaccionó ofendida era cierto.
Habiendo hecho esta introducción quiero abordar ese concepto del llamado “PERIODISMO INDEPENDIENTE” y digo concepto porque es una imagen que quieren meternos con hacha en la cabeza porque desde el interés político de los que la usan es internamente una plataforma para validar sus mentiras y externamente una venta envuelta en estafa para que los patrocinadores del oposicionismo en Washington no frenen sus agresiones contra la democracia efectiva que tenemos.
Siempre el concepto del llamado periodismo independiente ha sido utilizado desde la acera contraria al ejercicio del poder para fines nefastos y desde esa visión astutamente lo han vestido de valentía, con telas de heroicidad y con dignidades guerreras que pretenden consagrar que la verdad que predican es infalible, que no hay quien les meta las manos y que lo demás es simple y solamente lo demás, es decir, cualquier cosa.
En el contexto de los acontecimientos del fallido golpe de estado de 2018 una jauría de auto denominados “periodistas independientes”, generosamente aceitados por quienes les pagaban en dólares, en la medida que poco a poco la verdad recuperaba el espacio que nada le pudo arrebatar se fueron evidenciando, se fueron diluyendo, hasta que al final quedaron expuestos en sus mentiras sobre todo aquellos que se decían “periodistas independientes” porque terminaron como lo que nunca dejarán de ser: Empleados por un medio para contar la verdad del dueño en lugar de la suya y eso es algo terrible.
Este club de proclamados “periodistas independientes” en el contexto de los acontecimientos de 2018, por los cuales la sociedad entera les pasa facturas de desprecio, llegaron a reunirse con representantes de la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, que estuvo aquí y cuyo peso nunca pasará de ser una élite de dueños de periódicos donde la libertad de expresión la deciden los propietarios de esos medios y donde los periodistas son un cero a la izquierda y que solo ven sus notas impresas por la rotativa en tanto estas no salgan del interés que celosamente protege el propietario del periódico, es decir como exactamente hace aquí el partido de papel de la carretera norte, La Prensa S.A con cada uno de sus plumarios o escribanos.
La SIP nunca ha representado al periodismo latinoamericano y jamás representará al llamado “periodismo independiente” porque ella su condición es patronal no laboral y aunque cada uno de sus socios apuesten ser en sus países un partido de papel y se la pasen haciendo balances sobre la libertad de expresión, que ellos no observan, la gran verdad es que solo tiene el peso político que para sí misma inventaron.
Pues bien, hasta aquí ha venido la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, a escuchar las quejas del “periodismo independiente” en realidad los llantos frustrados de medios vandálicos y de sus empleados que auto calificándose de víctimas nunca dijeron de qué porque nadie nunca les censuró, jamás pagaron por la sedición que promovieron abiertamente porque no les pasó nada cuando quemaron Radio Ya con todo y su personal adentro, cuando quemaron Radio Nicaragua, cuando quemaron Stereo Yes, cuando pretendieron quemar Canal 6 o simplemente como cuando promovieron y desataron el odio que nos enlutó con las cifras trágicas ya conocidas.
Lo primero que debo preguntar entonces es a qué “periodismo independiente” se refieren, con qué se come eso, porque si efectivamente lo fueran la valentía que venden les daría para criticar lo malo, pero esa misma valentía también debería servir igualmente para decir lo bueno y por lo que se ve, escucha y oye ante sus jefes, no son capaces de decir nada bueno porque hacerlo equivale a ser demeritado, corrido o en el peor de los casos a perder la asignación que mensualmente mandaban a traer cerca del terraza en Villa Fontana o en otras ONGs que funcionan para el mismo fin.
Ser político tras una pantalla, detrás de un micrófono o desde una columna no te hace “periodista independiente” porque este no existe. Existimos periodistas que somos claramente parciales, pero tratamos de decir la verdad y existen los claramente los oposicionistas que solo dicen mentiras porque su naturaleza es estar a favor de los que están en contra y en contra de los que están a favor.
Allá en el imperio cuando Donald Trump era candidato en su primer intento mandó a sacar de las solapas al bravucón de Jorge Ramos en una conferencia de prensa y cuando el pelo de maíz llegó a la Casa Blanca, si de pronto aparecía un necio, inmediatamente iba para fuera y acto seguido una llamada al dueño del medio para que corriera al impertinente por andar jugando a “periodistas independiente”.
Algo parecido hizo aquí el ingrato de Enrique Bolaños, firmante de los acuerdos de Chapultepec en la casa de Doña Violeta Barrios cuando era candidato a la presidencia y una vez que llegó a ella y Radio Corporación cambió su línea editorial de Arnoldista a Bolañista, solo llamó a Fabio Gadea para que corrieran a todos los que nos habíamos convertido en sus críticos.
Nos corrieron de la radio sí, pero no cambiamos la visión que del ingrato de Enrique Bolaños teníamos y tanto fue así que para callarnos tuvo que mandar a cerrar Radio Poderosa y nos fuimos en su contra por qué se metió en una guerra estéril desde diferentes frentes contra todo el mundo, pero jamás mentimos, jamás inventamos ni llamamos a la sedición.
Hoy es fácil hacer periodismo. Ahora se le dice cualquier peste a la fórmula presidencial y por encima tienen el descaro de declararse perseguidos políticos, aunque carguen sobre sus espaldas la muerte de 198 nicaragüenses y los graves daños periféricos que causaron.
Estos “periodistas independientes” se quejan de todo para influir según ellos ante los norteamericanos para que les den aún más plata a los insaciables dueños de medios que con el golpe frustrado hicieron el más grande negocio de todos los tiempos porque los dólares, los dólares manchados de sangre, los recogían de todas formas y de todas partes porque los recibían de la Fundación Violeta Chamorro, de la Alianza Cínica, de la USAID, de Hagamos Democracia, de las ONGs defensoras de aborto, del Departamento de Estado, de las supuestas agencias defensoras de los derechos humanos y de otras fuentes que eran un grifo abierto de verdes escarlatas de donde se pegaron a chupar sangre los dueños de medios de comunicación que se quedaron con lo mejor del pastel mientras que a los llamados “periodistas independientes” solo les dieron alguna muestra del sobrante y relamido merengue de un queque que solo era para los que aquellos que siguen teniendo garganta profunda.
Estos “periodistas independientes” se quejan ahora porque por donde pasan les retuercen los ojos y no les gusta porque no se ponen en el lugar de los deudos de cada uno de esos familiares que desde la profundidad de su dolor les reclaman la muerte de los suyos.
No, no son “periodistas independientes” son mentirosos profesionales que denigran la profesión y que representan el rostro macabro de la falsedad personificada. Estos que se dicen “periodistas independientes” cuando descubrieron que la información les resultó un negocio, entonces la verdad les dejó de ser importante.
El polaco Ryszard Kapuscinski, nacido en Bielorrusia en 1932 quien fuera historiador, escritor, ensayista, poeta y maestro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, que fue creada y presidida por Gabriel Garcia Márquez decía que “Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias.”
Este pensamiento nos da una idea clara de quienes por estar envenenados por el odio son un motivo suficiente para ser aborrecidos por la mayoría de un pueblo que únicamente espera que al menos pidan perdón por tanta ofensa proferida por esa miseria humana que se hace llamar “periodista independiente”
Por: Moisés Absalón Pastora.