Actualmente hay dos teorías dominantes —con variantes y matices— que compiten entre sí por la definición de cuál será el desenlace del fraude electoral de 2020 en los Estados Unidos. Sin embargo, si analizamos el conflicto a nivel criptopolítico, surge también una tercera vía que hay que tener en el radar.
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Una de las teorías dice que Trump se ha rendido, que Biden prestará juramento y que los Estados Unidos de América se verán sumidos en un estado policial autoritario controlado por las élites globalistas maltusianas, que a diferencia de lo que muchos creen, no son operadas desde Rusia ni desde China sino desde La City de Londres, el Vaticano, Suiza y Wall Street.
Estos epicentros del poder occidental harán todo por silenciar a la disidencia conservadora y conducirán a los Estados Unidos hacia un colapso sistémico (ya en curso) que usarán para introducir un Gran Reseteo de bandera falsa haciendo creer a la gente que le salvan cuando realmente le introducirán en una dictadura verde hipertecnológica que tiene como objetivo la desindustrialización del planeta y la reducción de la población mundial.
Para expandir este sistema, las élites globalistas, además, buscarán una guerra contra China y/o Rusia con el objetivo de imponer un gobierno mundial.
Debido a la propaganda de la contrainteligencia anglo-veneciana, muchos asocian esta teoría al “modelo chino”, lo cual es falso, pues si bien es verdad que China tiene un régimen de vigilancia bastante cuestionable, el intervencionismo fuera de sus fronteras o territorios disputados no ha sido su política desde hace mucho tiempo.
A China no le conviene ser una entidad conflictiva, por eso ha buscado coexistir con cualquiera de las facciones que han controlado occidente.
China acaba de eliminar la pobreza extrema de su nación, es un país que impulsa el desarrollo industrial dentro y fuera de su territorio, tiene el control de su propio banco central y ha vencido al Covid-19, mientras que Occidente se encuentra al borde de un colapso sistémico, vive un estado policial justificado por una pandemia cuyo protagonista está patentado en los Estados Unidos a nombre de una institución británica, y sus bancos centrales están controlados por los cárteles de la nobleza negra anglo-veneciana, que a lo largo de la historia se ha caracterizado por ser un hábil saboteador de la integración euro-asiática bajo cualquier régimen (lo de izquierda versus derecha y capitalismo versus comunismo es sólo una pantalla conceptual anacrónica que sirve de cortina de humo para ocultar la dicotomía conceptual vigente que es la de naciones soberanas versus globalismo intervencionista de la banca centralizada.
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La otra teoría que está tomando fuerza y que es creíble (aunque no al pie de la letra), afirma que Trump se está defendiendo de un golpe militar hecho por traidores, y que una combinación patriota de la FEMA y el ejército salvarán a los Estados Unidos de la esclavización de las élites globalistas.
Esta teoría ha sido divulgada por agentes como Robert David Steele, David Wilcock y la operación psicológica QAnon durante los últimos cuatro años. Sin embargo, la teoría tomó fuerza esta semana después que el Dr. Steve Pieczenik, un insider competente de la inteligencia militar estadounidense, afirmó que hay una operación militar en curso para llevar a cabo arrestos masivos contra “los traidores” antes del 20 de enero.
Hay evidencia que ha sido jurada en un tribunal italiano y por insiders, de que el Reino Unido y el Vaticano participaron en el fraude electoral de los Estados Unidos a través de la OTAN y de operativos como Barack Obama y Lord Malloch Brown —entre otros. Ayer también, Fox News anunció que Donald Trump desclasificará los documentos del #Obamagate, que incluyen información sobre la vigilancia del Presidente Trump, su campaña, y los informes de Christopher Steele.
Sin duda, esta teoría es la que todos querríamos como desenlace. Y más específicamente: la alternativa que promueve el movimiento humanista de Lyndon y Helga Zepp-LaRouche, que se basa en la colaboración entre naciones para el desarrollo industrial creativo del planeta así como en la implementación de una economía real que sustituya a la economía de casino del cártel bancario occidental. Pero la alternativa del plan LaRouche no nos la va a regalar ninguna de las facciones de la élite mientras nosotros nos sentamos “a comer palomitas y disfrutamos el show”, sino que hay que luchar por ella pues implica la liberación del hombre por sus propios medios —y no a la espera de que algún super-héroe de esta u otra dimensión venga a salvarle.
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Hay una tercera posible configuración a tener en cuenta.
A nivel criptopolítico, se sabe que así como ciertas élites occidentales (más ligadas a los cabalistas y talmudistas de Londres y a Wall Street) tienen control sobre Joe Biden, también es verdad que otras élites occidentales (más ligadas a los linajes jesuíticos del imperio romano germánico) ejercen influencia sobre Donald Trump y sobre el ejército de los Estados Unidos.
De hecho, hay mucha evidencia de que esta facción ha colaborado con la otra a lo largo de la historia y que se turnan papeles y agendas de control, pues a fin de cuentas ambas son de origen histórico cananita (ver el Mapa del Culto de Baal a continuación). Curiosamente, la narrativa patriota dominante en los Estados Unidos no suele hablar de esto, a excepción de unos pocos patriotas como la juez Anna von Reitz.
De hecho, estas dos facciones de la élite occidental mostraron recientemente que no son tan “antagónicas” como aparentan, aunque algunos de sus proyectos y estrategias sí lo sean.
En diciembre de 2020, representantes de los tres proyectos globales de la élite occidental —Nueva Babilonia (Nueva York), Nueva Jerusalén (Londres) y el Vaticano jesuita— refrendaron de manera pública su alianza para impulsar la agenda maltusiana del fascismo verde (a.k.a. Gran Reseteo) bajo el mote de “Consejo para un Capitalismo Inclusivo”.
Y esto nos lleva a plantear una tercera teoría: que el desenlace del conflicto consista en una síntesis dialéctica (en el sentido hegeliano) de las dos teorías expuestas previamente.
Es decir, que podríamos presenciar un desenlace de antología con sacrificio de chivos expiatorios (operadores de mediano nivel como Obama, Clinton, Soros, etc.) y el regreso de Trump a la presidencia de los Estados Unidos —porque efectivamente la ganó— pero a cambio de que permita que las élites globalistas mantengan sus activos fuera de los Estados Unidos y de que el propio Trump promueva una rivalidad geoestratégica con el bloque asiático —o al menos con China— para usarla eventualmente en beneficio de las élites que lo respaldan.
Ya después estará en manos de los patriotas estadounidenses asegurarse de que Trump trabaje solo para ellos y no para las viejas facciones de la élite occidental.
El autor y ex-agente de contrainteligencia ruso, Dr. Daniel Estulin, lanzó dicha hipótesis durante la presentación de su libro “Metapolítica: Transformación global y guerra de potencias” al decir que:
“El mundo de dos contornos [implica] la rotura del patrón dólar y la creación de dos zonas económicas:
Por un lado el contorno del dólar en Occidente, y por otro lado el yuan chino respaldado por oro físico.
Y hay también otra opción… quizá me equivoque, pero yo veo lo siguiente: Hay un acuerdo entre esta élite liberal financista planetaria y Donald Trump.
El acuerdo es el siguiente: ‘Te vamos a dejar los Estados Unidos a ti para que tengas tu dólar estadounidense fuerte’… Todo lo que está dentro de Estados Unidos queda para Trump y para los que le apoyan a él, siempre y cuando Trump no toque los activos de la élite financiera en Occidente, fuera de EE.UU., a nivel digital (blockchain, criptos, etc.)
Y el tercer contorno va a ser China con su yuan respaldado por oro físico. De hecho, China tiene más de 30 mil toneladas métricas de oro, gran parte de las cuales fueron llevadas por los Rothschild como reparación de los daños producidos durante las Guerras del Opio.”
Nada es lo que parece, y la criptopolítica no es un juego dual entre fichas rojas y fichas azules, o entre buenos y malos, sino que es un juego estratégico mucho más complejo entre las élites y para beneficio de las élites.
Que la gente común pueda entrar en ese juego, dependerá de muchas cosas que hasta el momento no están dadas (la humanidad aún está muy dormida).
Por eso, aunque en los próximos días seamos testigos de un desenlace de leyenda a favor de Donald Trump (que ojalá así sea), es altamente probable que a nivel criptopolítico ese desenlace sólo haya sido posible gracias a una negociación entre las élites (europeas y estadounidenses) que operan detrás de los proyectos en conflicto.
Por último, con el ánimo de fomentar el análisis diálectico, enlazamos el siguiente audio en el que Daniel Estulin sintetiza lo que escribió hace cuatro años en su libro “La Trastienda de Trump” sobre los poderes criptopolíticos que operan detrás del proyecto Trump y detrás del proyecto de sus enemigos.
https://www.mentealternativa.com/teorias-que-compiten-entre-si-sobre-el-desenlace-del-conflicto-electoral-de-2020-en-los-estados-unidos/
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