El informe Oxfam 2020 da cuenta de la enorme brecha de desigualdad entre ricos y pobres, y de cómo esta es posible gracias a la explotación de mujeres y niñas, y de nuestro planeta.
Como todos los eneros, coincidiendo con la celebración del foro Davos que reúne a la élite económica mundial, Oxfam Intermón publicó su informe anual sobre la desigualdad global titulado este 2020 “Tiempo para el cuidado”.
Los datos divulgados son abrumadores. No sólo se habla de los números que dan cuenta de la dilatada brecha de desigualdad entre ricos y pobres, sino también se cuestiona cómo la existencia de un sistema económico injusto e ineficiente ha permitido que esa acumulación de riquezas en manos de unos pocos multimillonarios sea posible a expensas de la explotación de mujeres y niñas y de nuestro planeta.
Para Oxfam es evidente: la desigualdad está descontrolada.
Mientras que en un extremo la mitad de la humanidad sobrevive con menos de 5,50 dólares al día:
En 2019, 2.153 multimillonarios poseían más riquezas que 4.600 millones de personas.
El 1% de la población posee el doble de riqueza que 6.900 millones de personas.
Los 22 hombres más ricos del mundo son dueños de más riquezas que todas las mujeres de África juntas.
Para dimensionar cuán ricos pueden llegar a ser estos multimillonarios, Oxfam propone este ejercicio: imagina que desde el momento que se construyeron las Pirámides de Egipto has ahorrado 10.000 dólares diarios. ¿Crees que sería suficiente? Piensa otra vez.
Y es que con todo lo acumulado sólo serías dueño del 20% de la fortuna de 1 de los 5 multimillonarios más ricos del mundo.
Desmontando mitos
Parece un buen momento para preguntarse, ¿cómo alguien puede llegar a ser tan groseramente rico? Una opción evidente podrían ser las herencias.
Sin embargo, Oxfam estima que sólo una tercera parte del total de las riquezas de los multimillonarios proviene de patrimonios familiares. Otros podrían decir que es el resultado del esfuerzo y trabajo de los herederos.
Pero tampoco es el caso. Oxfam explica que los más ricos normalmente sólo tienen que sentarse y ver cómo crece su dinero que, con la ayuda de asesores muy bien remunerados, han conseguido que esas riquezas tengan un rendimiento anual promedio de 7,4% en los últimos diez años.
Desafortunadamente, tampoco se puede hablar de responsabilidad. Hay cientos de estudios que demuestran cómo las empresas -de las que muchos ricos son accionistas- eluden hasta el 30% de sus obligaciones tributarias gracias a sistemas fiscales con tipos impositivos extremadamente bajos que permiten la evasión y elusión de impuestos de forma deliberada.
Sistema económico sexista
Se sabe que, aun cuando trabajan a la par, las mujeres ganan menos que los hombres en todo el planeta (la llamada brecha salarial), tienen obstáculos para acceder a cargos jerárquicos en espacios que históricamente han sido exclusivos para los hombres (llamados techos de cristal), pero además cumplen con tareas que son esenciales para el funcionamiento de la sociedad y la economía, pero que en su mayoría no son remuneradas.
La lista de tareas que incluye desde cuidar de los demás, cocinar, limpiar o recoger agua y leña, es lo que Oxfam ha llamado “trabajo de cuidados” que debería estar cubierto por el sector público, sin embargo:
El 75% de esas labores lo hacen las mujeres y niñas sin recibir ninguna remuneración a cambio.
Las mujeres que viven en comunidades rurales y países de renta baja dedican hasta 14 horas diarias al trabajo de cuidados no remunerado, hasta cinco veces más que los hombres de estas mismas comunidades.
El tiempo dedicado alrededor del mundo en tareas domésticas no pagas es de 12.500 millones de horas diarias, lo que equivale a 1.500 millones de personas trabajando ocho horas al día sin recibir ninguna remuneración.
A nivel global, el 42% de las mujeres en edad de trabajar no forma parte de la obra remunerada, frente al 6% de los hombres, debido al trabajo de cuidados no remunerado que deben asumir.
Y sin son remuneradas, el salario es indigno:
Las trabajadoras domésticas son el colectivo laboral más pobre y explotado del mundo.
Tan solo 1 de cada 10 personas trabajadoras del hogar están protegidas por la legislación laboral en igual medida que el resto de profesionales.
Aproximadamente el 50% goza de la misma protección en términos de salario mínimo.
Más del 50% no está protegidas legalmente por un límite de horas a su jornada laboral.
El 90% no tiene acceso a prestaciones de la seguridad social.
En los casos más extremos de trabajo forzoso y tráfico de personas, las personas trabajadoras del hogar se encuentran atrapadas en las casas de sus “empleadores”, que controlan absolutamente todos los aspectos de sus vidas, lo cual las deja en una situación de invisibilidad y total desprotección.
Sobre este apartado Oxfam calcula que:
El valor económico de los “trabajos de cuidados” que llevan a cabo en todo el mundo las mujeres de 15 o más años, asciende al menos a 10,8 billones de dólares anuales, una cifra que triplica la aportación de la industria de la tecnología.
El dinero que se roba a las más de 3,4 millones de personas trabajadoras del hogar en situación de trabajo forzoso que hay en todo el mundo asciende a 8.000 millones de dólares anuales, una cifra equivalente al 60% de los salarios que deberían percibir.
Oxfam aclara que “aunque se trata de una cifra nada desdeñable, es una estimación inferior al valor real, debido a que los datos disponibles se basan en el salario mínimo y no en el salario justo, y además no tienen en cuenta el valor social del trabajo de cuidados más allá de lo económico.”
¿Cuál es el potencial económico del “trabajo de cuidados”?
Una inversión pública directa en la economía de los cuidados equivalente al 2% del PIB en tan sólo siete países de renta alta permitiría crear más de 21 millones de puestos de trabajo, de los cuales entre el 75% y el 85% estarían ocupados por mujeres.
Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que, en 2030, serán necesarios 475 millones de empleos para poder cubrir las necesidades mundiales en materia de cuidados; esto supone un incremento de 269 millones de puestos de trabajo con respecto a los niveles de 2015.
Algunos datos agridulces del informe sobre América Latina
En América Latina y el Caribe, el 36% de las trabajadoras y trabajadores del hogar vive por debajo del umbral de la pobreza, frente al 26% del total de la mano de obra urbana.
Los recortes en el gasto público en Brasil en 2017 han contribuido a reducir en un 66% los fondos federales que inicialmente se habían asignado a programas de defensa de los derechos de las mujeres y la promoción de la igualdad de género.
En Bolivia, el 42% de las mujeres afirma que el trabajo de cuidados es el principal obstáculo para su participación en la vida política. Sin embargo, se celebra la inclusión en el Presupuesto Público de 2019 la nueva ley del municipio de Cercado en Cochabamba.
En México, Paraguay y Uruguay se han conquistado victorias en la mayoría de los casos por la extensión de la legislación laboral (aunque sea sólo de manera parcial) a las trabajadoras y trabajadores del hogar.
Principales conclusiones
La mayoría de los líderes mundiales sigue impulsando agendas políticas que ahondan la brecha entre ricos y pobres.
Líderes como el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, permiten ilustrar esta tendencia: aplican opciones políticas regresivas que incluyen ofrecer rebajas fiscales a los milmillonarios, obstaculizando las medidas para luchar contra la emergencia climática, o alimentar el sexismo, racismo y el odio a las minorías.
La vida y el estilo de vida de los más ricos dependen de este trabajo de cuidados, y el valor económico que generan las personas que realizan ese trabajo se acumula en lo alto de la pirámide económica.
Existe un sistema económico explotador y sexista que absorbe la riqueza que genera la inmensa mayoría de la población para llenar de forma desproporcionada los bolsillos de la élite más rica.
Entonces, ¿cuál es la solución? Oxfam recomienda:
Conseguir que el 1% más rico del planeta pague sólo un 0,5% más de impuestos sobre su riqueza en diez años equivaldría a la inversión necesaria para crear 117 millones de empleos en sectores como educación, sanidad y cuidado de niños y ancianos.
Invertir en sistemas nacionales de atención y cuidados que permitan abordar la desproporcionada responsabilidad de trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres y las niñas.
Acabar con la riqueza extrema para erradicar la pobreza extrema.
Legislar para proteger a todas las personas que se ocupan del trabajo de cuidados, y garantizar salarios dignos para el trabajo de cuidados remunerado.
Garantizar que las personas que llevan a cabo el trabajo de cuidados tengan influencia en la toma de decisiones.
Combatir las normas sociales nocivas y las creencias sexistas.
Promover políticas y prácticas empresariales que pongan en valor el trabajo de cuidados.
Periodista especializada en Economía (Venezuela)
Crismar Lujano es periodista, diplomada en Planificación y Procesos Sociales. Fue presentadora y redactora de contenidos en el área económica en la multiplataforma informativa teleSur.
https://www.celag.org/sobre-el-informe-oxfam-desigualdad-y-el-trabajo-de-cuidados/