El objetivo fundamental de la lucha de Sandino era dar fin a la hegemonía imperialista en Nicaragua.
Ahora bien, el problema se plantea en ¿cómo dar fin a esa hegemonía, a ese dominio imperialista?
Sandino está claro que la intervención imperialista se da bajo sus cuatro formas: militar, económica, política y cultural, pero que en base al conocimiento que tiene de la realidad nicaragüense y a su propia experiencia el objetivo inmediato de su lucha va a ser el retiro de las fuerzas interventoras que son la base de sustentación del modelo de dominación imperialista.
La naturaleza de la agresión imperialista a partir de 1927 es de ocupación militar, y esto es lo que va a determinar la naturaleza de la respuesta antimperialista de Sandino, es decir, que la vía armada aparece como la única posibilidad de expulsar a las fuerzas interventoras de este país. En ese sentido, el planteamiento de Sandino es bastante claro:
«La libertad no se conquista con flores, sino a balazos».
«La soberanía de un pueblo no se discute, se defiende con las armas en la mano».
Pero el hecho de que Sandino señale que la expulsión de los marinos yanquis es el objetivo inmediato, no implica que Sandino considere que con el simple triunfo militar se gane la batalla, él plantea que es necesario «completar la victoria con la recuperación de nuestra independencia política y económica».
Ahora bien, esta lucha antimperialista tiene un marcado sentido popular, ya que Sandino reconocía que la oligarquía, que los burgueses, son los defensores de los intereses imperialistas y se encuentran en el poder por el apoyo que les brinda el imperialismo norteamericano.
Y por tanto, es evidente que con este tipo de personas Sandino no iba a poder dirigir ni realizar una lucha antimperialista, de ahí que señale que únicamente los obreros y los campesinos pueden enfrentarse al invasor y defender la soberanía patria y los intereses del pueblo.
Así la lucha antimperialista asume también un carácter antioligárquico, ya que con la derrota del imperialismo también se está eliminando la base de sustentación de la oligarquía y por otra parte porque Sandino plantea:
«Seré intransigente y no depondré mi actitud hasta no arrojar de mi patria y del poder a invasores y traidores».
«Esa bola de canallas políticos que se disputan el látigo del invasor, por su culpa quedarán anulados en un futuro no muy lejano y el pueblo tomará las riendas del Poder Nacional».
En cuanto a la lucha para la obtención de la independencia económica, Sandino se basa en cuatro aspectos, fundamentalmente: el desconocimiento de la deuda externa, no aceptación de préstamos yanquis, la confiscación de las propiedades norteamericanas, el control de la ruta canalera por Nicaragua.
Sandino señala que a cambio de la presencia del capital financiero, Nicaragua había perdido la paz y que «por cada millar de dólares que han introducido en mi Patria los banqueros yanquis ha muerto un hombre nicaragüense y han vertido lágrimas de dolor nuestras madres, nuestras hermanas, nuestras esposas y nuestros hijos», y que por tanto el desconocimiento de la deuda externa no es un acto arbitrario ni un acto que carece de justificación, sino que por el contrario, se reconoce lo ilegal de esta deuda externa, el carácter explotador de la misma y el significado que tiene en cuanto a la pérdida de la Soberanía, ya que Sandino estaba claro que la supuesta ayuda financiera no tenía otra finalidad que poder someter políticamente a los gobiernos nicaragüenses e influir en el rumbo de la vida política de nuestro país.
Algo íntimamente ligado al problema de la deuda externa es «no aceptar ningún empréstito leonino yanqui», ya que Sandino está claro que profundizar todas las consecuencias que anteriormente señalamos.
En cuanto a la confiscación de las propiedades norteamericanas en Nicaragua, esto se podría resumir en un sólo hecho. El 8 de enero de 1928, el General Sandino suscribe un acuerdo que titula el ACUERDO N°20, en el que hace un considerando bien extenso y llega a un acuerdo final, «confiscar e intervenir los bienes e intereses norteamericanos que existan en la República y especialmente en las zonas que domina el ejército autonomista, intereses que deberán servir para indemnizar al inmenso número de víctimas de los piratas apoyados por los fratricidas». Se trata nuevamente, ya no sólo del desconocimiento de la deuda externa, sino de la confiscación de las propiedades norteamericanas, por el impacto social y económico que tienen en Nicaragua las minas, las madereras, las compañías fruteras, etc.
Pero ya anteriormente, el 30 de junio de 1927, Sandino se había tomado la mina de San Albino y entregado un documento en donde explicaba las razones por qué se tomaba dicho mineral y explicaba que explotan a los obreros pagándoles en bonos, que los hacen trabajar más de la jornada mínima, que el oro que se produce en esas minas, es nicaragüense, sale de tierras nicaragüenses, lo sacan los obreros nicaragüenses y nada de las ganancias de ese oro lo ve el pueblo nicaragüense. Por eso es que esa mina quedaba confiscada a partir de esa fecha, y es por eso que destruye además la mina de La Luz y Los Angeles, en el Atlántico de Nicaragua y es por eso que confisca una cantidad inmensa de propiedades.
El tercer elemento que vamos a mencionar en relación a la independencia económica y política de Nicaragua es el relativo al control de la ruta canalera.
El General Sandino estaba claro del interés norteamericano por construir ese canal por Nicaragua y estaba claro que no se podía luchar firmemente contra el imperialismo norteamericano si no se convertía el canal en una empresa de interés continental, y es por eso que en diversas oportunidades el General Sandino propone que éste sea una empresa latinoamericana con proyección internacional. Niega a los Estados Unidos el derecho de construir únicamente ellos el canal, el mundo sería un desequilibrio, dice, porque estaría contribuyendo a fortalecer el poderío militar, el poderío económico del imperialismo norteamericano y la humanidad no puede aceptar pasivamente esa situación. El canal, dice el General Sandino, es una obra que la reclama la humanidad entera, y por ello debe construirse con la mitad de la inversión latinoamericana y con la otra mitad de todos los otros pueblos del mundo, de lo que, a los Estados Unidos se les permitirá únicamente los 3 millones de dólares que dieron a los traidores Díaz, Moncada y Cuadra Pasos.
Esa dimensión nacional a la que nos hemos referido antes, está básicamente planteada en términos de lo que el canal significa para el desarrollo económico del país, con una conciencia clara de la posición estratégica de Nicaragua y con una conciencia clara de que los EE.UU. no van a quitar el dedo de la llaga en la pretensión de querer controlar el canal, el Golfo de Fonseca y las Islas del Maíz, pero también tiene una proyección en términos internacionales que es doble, en primer lugar concibe el canal como una obra que reclama la humanidad y por lo tanto señala que sería un peligro que los Estados Unidos asumieran el control hegemónico de esa ruta y trata de aglutinar a las naciones latinoamericanas alrededor del interés común que era la inversión en el canal de Nicaragua.
Referencia:
«Sandino enfrenta al Imperialismo». Instituto de Estudios del Sandinismo. Editado por el Departamento de Agitación y Propaganda del Sandinismo. Managua, Nicaragua, Julio 1984. «A 50 años… Sandino Vive». pp. 36-41.
https://cuadernosandinista.com/2019/12/31/el-fin-de-la-hegemonia-imperialista-en-nicaragua/