España ha vivido un verano escalofriante en cuanto a violencia de género. En las últimas 48 horas han sido asesinadas 4 mujeres por sus parejas o ex parejas.
Según datos policiales sólo en Barcelona, el delito de acoso sexual en 5 años ha aumentado el 2.200% (sí, dos mil doscientos por ciento) con 424 casos por año; las violaciones han aumentado el 800% en 1 año y se producen a un ritmo de una cada dos días.
En todo el Estado español, en los tres primeros meses de 2019, hubo 377 violaciones, siendo Cataluña y Andalucía los territorios más afectados, pero Madrid y Euskadi también presentan cifras alarmantes.
Hay muchos más delitos que tienen como víctimas a mujeres y niñas: asesinatos; pederastia; trata, desapariciones, agresiones, abusos, violaciones en grupo (manadas) .
La falta de compromiso de algunos estamentos del Estado para hacer cumplir la legislación sobre igualdad y erradicación de la violencia de género, está indignando a todos los ciudadanos bien nacidos de ambos sexos y de todas las edades.
Ante esta situación, los colectivos de mujeres han declarado el Estado de Emergencia Feminista y hay una convocatoria para llenar las calles en 150 ciudades de España el próximo viernes. Algunos partidos políticos y sindicatos se han unido a la convocatoria. M.Mestre
Estado de emergencia feminista en España
La noche del 20 de septiembre, miles de mujeres están llamadas a tomar las calles de todo el país para declarar la Emergencia Feminista en España
VÍCTOR ARROGANTE / NUEVA TRIBUNA
La violencia contra las mujeres no ha remitido, sino todo lo contrario. Seguimos padeciendo una lacra intolerable, contra la que es necesario redoblar todos los esfuerzos de rechazo, denuncia, condena y exigencia de actuaciones para atajarla de raíz y de forma urgente.
La noche del 20 de septiembre, miles de mujeres están llamadas a tomar las calles de todo el país para declarar la Emergencia Feminista en España, convocada por decenas de colectivos que consideran que el verano de 2019 ha sido negro con respecto a la violencia de género. La convocatoria, a la que se han unido decenas de colectivos, sindicatos, algún partido e infinidad de personas decentes, salió de la Plataforma Feminista de Alicante, que hace unas semanas emitió un comunicado en el que aseguraba que nos encontramos en una situación de emergencia «Esto ya no es una alerta, declaramos la emergencia feminista”.
Los gobiernos tienen que comprometerse en la prevención y erradicación de las violencias machistas, así como en la asistencia y reparación de todas las mujeres y sus hijos e hijas en situación de violencia. La prevención ha de ser una política prioritaria, que tiene que incluir un sistema coeducativo en todos los ciclos y formación específica de los profesionales que interviene en los procesos.
Es preciso eliminar la custodia compartida impuesta, el régimen de visitas a los maltratadores y la retirada, que no cesión, de la patria potestad a los maltratadores condenados.
La lucha contra la violencia machista, sigue siendo la lucha por la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres. Si se rescató a los bancos ante su posible quiebra, hay que aportar más recursos para políticas sociales; más recursos económicos y humanos a las políticas activas, integrales y participativas. Es una cuestión de Estado.
Los que asesinan no son locos; son asesinos. ¡Basta ya de terrorismo machista! Por decencia, por dignidad y para que las mujeres no sufran más vejaciones y muertes por la violencia de género.
El manifiesto Declaramos el Estado de Emergencia, denuncia la necesidad de actuar de forma contundente contra los asesinatos de mujeres y de sus hijos e hijas, y contra la violencia sexual que una y otra vez salpica de terror de la vida de las mujeres por todo el territorio. El Estado de Emergencia Feminista, se trata de un grito contra la barbarie, una esperanza en la lucha: «unidas seremos más fuertes».
En este verano ha imperado la barbarie, asesinatos, violaciones, acoso, pederastia, manadas. Este verano la violencia de género nos ha dejado los peores datos en más de una década. No podemos iniciar un nuevo curso escolar y político, no podemos volver a la rutina como si nada hubiera pasado; sería seguir tolerando lo intolerable.
Por ello, es preciso sumarse contra la normalización, contra la apatía y la indiferencia, contra la pasividad de los medios, la pasividad social y la pasividad política. Se ha pulsado el botón, se han roto los cristales, se oyen las sirenas, son las voces de quienes llenaremos las calles. Son las mujeres de nuevo dispuestas a luchar por lo que es suyo, por su derecho a una vida libre de violencia machista.
El colofón lo ha puesto la Memoria de la Fiscalía General, en el inicio del año judicial. La gran mayoría –el 67,35%– de las víctimas mortales de violencia de género en 2018 no estaba protegida por el sistema.
Al 32,65% el sistema les falló; fueron 16 las mujeres que advirtieron de la violencia que asolaba sus vidas y que, sin embargo, acabaron siendo asesinadas por sus agresores. Sus denuncias se archivaron, sus maltratadores absueltos o las medidas de protección impuestas fallaron. Para Miguel Lorente, ex delegado del Gobierno para la Violencia de Género, este hecho es la demostración más objetiva de que no lo estamos haciendo bien con los instrumentos que tenemos.
En 2018, 49 mujeres murieron a manos de sus parejas o ex parejas, 8 menores fallecieron con ellas y 40 niños y niñas quedaron huérfanos, frente a los 27 de 2017. En lo que va de 2019, 40 mujeres han sido asesinadas, víctimas de la violencia de género, según las cifras oficiales.
La Fiscalía abrió 14 investigaciones por supuestas denuncias falsas durante todo el año 2018, lo que suponen un 0,0083% del total de las 166.961 denuncias que se presentaron, que viene a desmontar el mito de las denuncias falsas. La Fiscalía destaca que la solución a la violencia de género «requiere de medidas educativas, socio-económicas, sanitarias y/o culturales» y no sólo una respuesta penal.
Por último, la Fiscalía General en su Memoria ve muy inquietante» el incremento de la violencia de género y sexual entre jóvenes y adolescentes, especialmente en los casos de delitos contra la libertad sexual ejercida en grupo, conocidos como manadas.
La situación es insoportable, insostenible, y las organizaciones de la sociedad civil y las personas comprometidas, debemos movilizarnos para urgir a todos los poderes del Estado a que tomen cuantas medidas sean necesarias, para atajar el terrorismo machista.
Ni la interinidad política ni la parálisis estival pueden servir de excusa ante una situación tan dramática. No podemos normalizar el horror, la muerte, la violencia, la injusticia, y el sufrimiento.
No podemos cesar en la denuncia ni en la movilización, y por eso, el 20 de Septiembre hay que salir a las calles, haciendo un llamamiento a la ciudadanía a participar en esta nueva oleada de repulsa contra la violencia machista.
El feminismo es esa médula de la se han estado nutriendo las multi-elecciones pasadas para ganar el voto de las mujeres. «Las políticas de igualdad están siendo un arma de primer nivel para los que restan en esta temática». Rastreando en los documentos de negociación, que se han hecho públicos para la formación de los múltiples gobiernos, la violencia de género, en los términos que requiere la gravísima situación, no forma parte de las agendas políticas, salvo para suprimirla o retocarla.
Las muertes y violaciones producidas durante el verano dejan el rastro que conduce al clamor contra todo tipo de injusticias causadas por el terrorismo machista.
El próximo 20 de septiembre está convocada una manifestación para iluminar la oscuridad e inundar todos los rincones de las calles y llenar la noche de luz violeta. No debemos aceptar y normalizar la violencia, enfrentémonos a ella con el firme objetivo de expulsarla de nuestras vidas para siempre y ser libres. Muchas ciudades se sumarán a esta iniciativa, para exigir paz, igualdad y libertad. Y contra la violencia machista institucionalizada por el patriarcado.
La cita del 20S busca que cada pueblo y cada ciudad se vuelvan violeta. Las mujeres iluminarán con linternas, las pantallas de sus móviles y, sobre todo con sus voces, esa franja del día que todavía sigue siendo especialmente peligrosa para ellas. «Nosotras entendemos que las calles aun no son nuestras».
«Si tenemos un sistema que reproduce la cultura de la violación, seguiremos teniendo casos de violencia machista», denuncian desde la Plataforma Feminista de Alicante, que exige una revisión exhaustiva e inmediata del Pacto de Estado contra la Violencia de Género que no se está aplicando; así como la creación un código de ética sobre la violencia machista en los medios de comunicación o la implementación de una educación afectivo-sexual en centros escolares.
Las instituciones deben ser conscientes de que la mirada no debe estar sólo en el resultado de la violencia, sino en las causas que dan lugar a ella. Un país sin feminismo asumido, legislado y practicado es un país frágil, e inestable, y pone la democracia y a sus gentes, especialmente a sus mujeres, en una situación de alerta social permanente.
La Asociación de Mujeres Juezas de España, ante la violencia de género y ante lo que parece una normalización de los asesinatos machistas, considera que la violencia contra las mujeres y las niñas es una violación de Derechos Humanos. Es estructural y cultural, y continúa siendo ampliamente consentida por los Estados, incluso en los países que se consideran más desarrollados.
Con cada asesinato se reproducen los lamentos desde todos los ámbitos sociales y los minutos de silencio. Una sociedad bipolar, que sólo se escandaliza con cada crimen atroz, a pesar de que esta lacra se retroalimenta sobre una nutrida base de microviolencias, cómodamente instaladas, normalizadas, y hasta promocionadas desde todas las formas pensables de influencia social.
Hay que declarar la Emergencia Feminista por parte del Gobierno, así como en las comunidades autónomas y municipios, lo que conlleva ponernos manos a la obra, para un programa de medidas urgentes ya..
La situación por la que pasan las mujeres víctimas de la violencia, se ha convertido en una emergencia. La noche del 20S, que se hará violeta, es un grito contra la violencia, contra la injusticia, un grito contra la barbarie, un grito a la libertad, a la igualdad, un grito al sentido común; un grito porque ya no nos quedan minutos de silencio.
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