En vísperas de la celebración del Día de la Constitución de Ucrania se han tomado varias decisiones judiciales en casos de resonancia política contra periodistas que han causado prudencia en algunos y en otros entusiasmo al hablar del inicio del proceso de puesta en libertad de presos políticos que finalmente daría inicio un mes después de la retirada de Poroshenko.
El 27 de junio se conoció que el tribunal del distrito Shevchenko de Kiev cerraba la investigación contra el editor-jefe del diario online Strana, Igor Gruzhva, contra el que se habían presentado varias causas penales completamente fabricadas y por las que recibió posteriormente asilo político en Austria.
Muchos creen que el Gobierno pronto retirará las acusaciones políticas contra la prensa de la oposición que se presentaron durante la anterior administración. Aunque solo sea para justificarse ante los socios europeos de las constantes y justificadas acusaciones de acoso a la prensa independiente.
El mismo día, la Corte de Apelación de Zaporozhie finalmente dio a conocer la absolución del periodista Pavel Volkov, al que se acusaba de “colaborar con el terrorismo” y poner en peligro la integridad territorial de Ucrania solo por el hecho de haber publicado fuentes informativas “equivocadas” [es decir, no nacionalistas].
“No podemos castigar penalmente la falta de patriotismo”, afirmó el juez al finalizar la sesión, sugiriendo que en los últimos años la justicia ucraniana ha castigado a personas por la falta de sentimientos patrióticos. Aunque las creencias ideológicas de la ciudadanía no tengan ninguna relación con el contenido del Código Penal de Ucrania.
Todo esto se produjo dos días después de que el Tribunal Constitucional tomara la importante decisión de prohibir la práctica de detención ilimitada de presos políticos en las cárceles [en estos años, la extensión de la prisión preventiva ha sido utilizada como forma de castigo para mantener en prisión a acusados contra los que no había prueba alguna de delito y que finalmente no podrían ser condenados-Ed].
“El Tribunal Constitucional ha destruido el mecanismo de represión masiva de los casos políticos. Así es como funcionaba: la Fiscalía y el SBU acusaban según, por ejemplo, el Artículo 110, por haber escrito comentarios en las redes sociales. Los tribunales les seguían el juego sin examinar las pruebas contra la persona, que era enviada a prisión.
No había alternativa, solo creer en la palabra de la Fiscalía. Más adelante se conocía que no había pruebas o que las pruebas habían sido falsificadas. Para entonces la persona ya había pasado años en prisión. ¿Orwell? Sí, Orwell”, comentó el periodista Vasily Muravitsky, que pasó un año en arresto domiciliario tras salir de prisión.
“Es el comienzo de la puesta en libertad de los presos políticos”, escribió en su perfil de Facebook el diputado Oleksandr Onischenko. Aunque él recibió asilo político en un país que no se ha dado a conocer y no tiene ninguna prisa por volver a casa, donde no se le ha permitido presentarse a las elecciones legislativas.
Algo similar parece pensar el sector nacionalista de la política ucraniana. Los vigilantes representantes del público patriótico ya gritan que es la venganza de las “fuerzas prorrusas”, aunque solo estemos hablando de tímidos pasos para restablecer la justicia a las víctimas de la persecución política de las autoridades.
No hay motivo para la euforia. Como es característico en él, es así como Pavel Volkov comentó su victoria legal, recordando que en Ucrania no se van a detener las persecuciones políticas y que incluso casos de perfil alto contra presos políticos siguen en el limbo.
“Esta es la primera absolución y espero que se convierta en una especie de catalizador para que ocurra lo mismo a favor de otros presos políticos que, pese a algunos progresos, no han descendido.
Prácticamente cada semana leemos en la web del SBU o de la Fiscalía información sobre la detención de personas por publicaciones en redes sociales. Ayer mismo ocurrió en Nikolaev. Tiraron la puerta de una mujer.
Y un hombre fue detenido en Odessa por posts en las redes sociales. No sé siquiera con qué compararlo. La fábula de Cipollino ya no es una fábula en nuestro país. Imaginen al SBU tirando la puerta a gritos de “en el nombre del rey”. Y eso aunque el rey ya ha sido destronado”, comentó poco después de ser absuelto.
La gran prueba de fuego de los derechos y libertades de Ucrania es el caso contra el periodista Kiril Vishinsky [periodista ucraniano y director de RIA Novosti en Ucrania, que se enfrenta a una causa evidentemente política por no seguir la línea editorial oficial que exigen las autoridades ucranianas-Ed], que lleva más de 400 días en prisión pese a las protestas de los defensores de los derechos humanos y organizaciones periodísticas.
El 3 de julio, el tribunal volverá a considerar la prisión preventiva contra el periodista y la reciente decisión del Tribunal Constitucional podría ser una oportunidad real de excarcelar a Vishinsky o, al menos, que se concediera el arresto domiciliario.
“Confiamos, teniendo en cuenta que gran parte de los argumentos de la defensa se basan en la reciente decisión del Tribunal Constitucional, en que nuestra petición será considerada según los principios legales. De eso no tengo duda”, afirmó su abogado Andrey Domansky.
Todo depende de la voluntad política del presidente de Ucrania, ya que existe el hábito de que los tribunales miren al presidente, especialmente al considerar casos de resonancia política. Es bien sabido que en tiempos de Petro Poroshenko el Gobierno dio la clara orden de acosar a los periodistas de la oposición, pero el nuevo presidente ha hablado de la inviolabilidad de la prensa según la Constitución de Ucrania, que prohíbe la persecución política y la censura.
Esas palabras deben ser confirmadas en la práctica en el caso contra Kiril Vishinsky. Es más, los representantes de la prensa ya han llamado a que sea puesto en libertad y el conocido abogado Andrey Portnov apeló a las autoridades ucranianas a liberarlo sin condiciones “para mostrar una forma de actuación constructiva y la voluntad de acelerar las negociaciones con Rusia sobre los soldados ucranianos”.
El juicio a Vishinsky será un reto fundamental para el nuevo Gobierno. Es más, no solo será seguido por observadores internacionales, sino también por los votantes ucranianos, que pacientemente esperan el momento en que finalmente comience “la nueva vida” para así saber qué hacer en las elecciones del 21 de julio.
Si un juez cualquiera de Ucrania ha sido capaz de admitir públicamente que el Gobierno no tiene ningún derecho a “castigar penalmente a los ciudadanos por falta de sentimiento patriótico”, esa simple verdad hace tiempo que debía haber quedado bien clara en la cabeza del Estado ucraniano.
Especialmente en el caso de Kiril Vishinsky, que es en realidad un verdadero patriota de este país.
https://slavyangrad.es/2019/07/01/17143/