Estamos en esta Semana de Pascua analizando los eventos sucedidos durante lo que fue semana santa para quienes observaron con rigor la pasión, vida, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, de semana zángana para quienes ahogados por las temperaturas infernales se fueron al mar, al río o a la piscina para pasarla intensamente bacanaliando o semana sacrílega para quienes en el contexto de los tristes acontecimientos del primer aniversario de los hechos trágicos del 18 de abril del año pasado hicieron de los actos propios de la temporada una descarada politización de la religiosidad y fe de una feligresía que fue asaltada por sacrílegos ensotanados y por sacrílegos encapuchados que manosearon imperdonablemente los templos y las procesiones para intentar reeditar los aborrecidos crímenes de odio que ya nos enlutaron, dividieron y empobrecieron grandemente por lo que es simplemente absurdo que a estos niveles de dolor que sentimos se insista en actitudes torpes y denigrantes que son simple y francamente repudiables.
Hay quienes creen que yo estoy en campaña contra la iglesia católica, piensan que, porque me desvinculé de ella y renuncié a ella, pues entonces me lancé contra la institucionalidad religiosa que representa el catolicismo por lo qué debo insistir que soy respetuoso de todas las religiones y que considero que la mejor de ellas es la que más te acerca, desde la intimidad de tu relación personal, con Dios.
Una cosa que sí tengo claro es que las religiones, llámense cómo se llamen, no te salvan. Por el contrario, muchas de ellas te condenan a muerte, como aquellos que desde el sanedrín abrieron el proceso por el cual Jesús de Nazaret fue injustamente insultado, torturado y crucificado, fueron los que motivados por la envidia se lanzaron contra Cristo, fueron hombres ataviados con sotanas que se hacían llamar rabinos los que no aceptaron jamás que el Mesías había llegado y se dispusieron entonces a anularlo porque a ellos no les nacía hablar de paz, porque ellos no concentraban a su alrededor a multitudes sedientas de amor, porque ellos no podían hacer milagros que devolvían la vista, te hacían caminar o simplemente te traían a la vida después de la muerte.
Yo he sido crítico de hombres que decidieron ser profesionales de la fe, que optaron por el hábito sacerdotal pero que al final fueron más cercanos a la carne que al espíritu y por eso he señalado las actitudes vandálicas y terroristas de tres obispos, Silvio Báez, Juan Abelardo Mata y Rolando Álvarez que desde mi punto de vista desbarataron a la iglesia católica de Nicaragua porque sus actitudes contaminaron a otros curas que hoy son grandes contribuyentes del terror en nuestro país.
Por esa actitud crítica, crítica franca, abierta y sin ambages, a mí me han dicho cualquier cosa en las redes sociales, me amenazan de muerte todos los días y no ando llorando por eso, ni gritándolo a los cuatro vientos que me hacen caras y me sacan la lengua para martirizarme en busca de lástima o piedad ajena, porque bien pude haber decidido no hacer ni decir nada para no arriesgarme y quedarme de brazo cruzado en mi casa, me han insultado con lo más bajo, me han mencionado a mi madre, me han dicho que soy gordo, obeso, mantecoso, chancho, mercenario, sapo, vendido, camaleón, orteguista, hijo de p y hasta asesino porque hace muchos años atrás y quiero dejarlo bien claro, estando en mi trabajo llegó una turba pretendiendo incendiar Radio Corporación y tras haber sido golpeado y apuntado hacía mi cabeza con una arma montada actué en defensa propia y fui legítima y legalmente absuelto, la amnistía que en ese tiempo se dio no me cubrió y salí por la decisión de un juez ejecutor y porque la sociedad que me apoyaba me sabía inocente y aunque nunca quise matar a nadie, ni quiero matar a nadie, ni deseo que nos sigamos matando, si yo veo que vienen por mi vida o por la de mi familia y puedo defender lo que solo Dios puede quitarme tengan la plena seguridad que lo volvería a hacer, pero jamás han sido capaces de rebatir con ideas mis argumentos, jamás se han tomado el tiempo para convencerme a mí o a los que están en mí sintonía de que estamos equivocados por la vía del debate, sino que se lanzan contra mi hermosura porque a lo mejor quieren tener los talentos y los dones por los cuales me he destacado haciendo periodismo y haciendo política desde un liberalismo progresista comprometido social e intelectualmente con la paz, el desarrollo y saben qué, por las clases que representan al pueblo necesitado y no a las oligarquías que solo tienen sed por el poder por el poder mismo y que pienso yo en estos momentos de llegar ellos nuevamente al gobierno sería la tragedia más grande que le pude pasar a Nicaragua por razones que están claramente documentadas y que en otra oportunidad puedo particularizar.
Así qué otra andanada de insultos contra mi persona no cambiará ni mi posición con respecto a ciertos sotanudos de la Iglesia Católica ni el daño, creo yo irreversible, qué la Iglesia Católica ha sufrido por la actitud principalmente de tres de sus obispos entre los que se encuentra Silvio Báez que se va no por ninguna misión especial que de él requiera el Papa Francisco, sino que se va porque se convirtió en un parásito cancerígeno para el futuro de este país, porque es la causa del mal causado, porque manchó los púlpitos con la sangre que incentivó a derramar y porque en vez de paz sembró odio por toda parte que pasó.
Por el bien de este país deseo que la estadía de Silvio Báez por el Vaticano sea hasta la consumación de sus días y de la misma manera espero que quienes quedan aquí detrás de él se vean en ese espejo y se den cuenta que por mucha noticia falsa que se fabrique entre cielo y tierra no hay nada oculto y que la denuncia es copiosa y persistente si se hace oír y que finalmente genera el mismo efecto de una gota de agua sobre una piedra, que una tras otra, al final logrará que la roca abra en dos y termine con el mito de la solidez y la impermeabilidad.
Digo todo lo anterior por lo que vimos el pasado Viernes Santo en la catedral de Managua. No entiendo yo cómo la iglesia católica habiendo sido empujada a desnaturalizar su misión evangelizadora por algunos de sus miembros, lo que obviamente les generó enormes costos ante su feligresía, siga insistiendo en hacer cosas que están vaciando sus templos y lo que es peor que sus sacerdotes se están haciendo odiar.
El pasado Viernes Santo, previo a la misa que ofició el propio Cardenal Leopoldo Brenes, la más alta autoridad del clero católico nicaragüense, de entrada, en el desfile sacerdotal de quienes trabajan en la diócesis de Managua, fueron fácilmente visibles sotanudos que venían levantando la bandera azul y blanco, no porque fueran patriotas sino porque lo de ellos era una actitud política, abierta y descarada en la promoción del odio. En esa misma misa un sacerdote, con evidentes síntomas de senilidad lo traicionó el subconsciente al repetir que “eran delincuentes no eran estudiantes” hasta que el cura hippy le llegó a calmar las pasiones sin que al final el Padre Montoya no resistiera la tentación de dejar ir su propio veneno ante las cámaras.
Otro aspecto que me pareció ofensivo fue ver el desplazamiento mesiánico de Silvio Báez al terminar la misa, pero esta vez escoltado de cuatro agentes vestidos de impecable negro que según se comenta eran guardaespaldas que la embajada americana le asignó luego de decir con cara de “perseguido” en su última conferencia de prensa, cuando nos anunció la buena de su partida, que había sido amenazado de muerte innumerables veces.
Silvio Báez finalmente salió, se reunió en el frontis de la catedral con sus muchachos y estos que ya venían de estar pegando gritos desde el interior del templo sin que nadie les dijera nada entonces sacaron sus pañoletas de delincuentes, sus banderas, sus piedras, sus tiradoras, sus morteros, su cajita de lustrar y con las cámaras de los medios de comunicación que andan viendo qué muerto o herido filmar se lanzaron a crear el caos y a insultar a la policía para obtener escenas de violencia que se quedaron esperando pues al final nadie les hizo caso y lo único que hicieron fue irse a la Rotonda Rubén Darío a manchar y dañar la fuente lumínica que por supuesto dejaron asquerosamente pintada de ofensas.
¿Porque el Cardenal Leopoldo Brenes como máxima autoridad católica en el país permite que sus sacerdotes no solo opinen políticamente desde los templos, sino que hasta usan las procesiones para hacer claramente proselitismo en beneficio del odio?
¿No se dan cuenta los líderes católicos que los templos son sitios de oración no de confrontación?
¿Cómo es que los obispos que conforman la conferencia episcopal no se dan cuenta que entre los católicos hay también sandinistas que se sienten ofendidos con sus actitudes y que al final, si a las realidades nos atenemos los sandinistas son los más en este país?
No creo que la ausencia de inteligencia esté afectando al clero, pero sí estoy seguro que la pasión política o el figureo en algunos de ellos les está ganando la partida, aunque desde el interior de su iglesia ya hayan perdido la partida ante su feligresía.
http://www.redvolucion.net/2019/04/23/detalles-del-momento-la-politizacion-religiosa/