La violaron durante dieciocho días. Diez, quince veces seguidas. El que quisiera, entre varios, a cualquier hora
Casi cuarenta años después, Silvia Ontivero narra con estas palabras, ante una sala repleta en la Feria del Libro, lo que muchas de las sobrevivientes de los campos de concentración de la última dictadura no puede aún decir.
Es la presentación del libro Putas y guerrilleras, escrito por las periodistas Miriam Lewin y Olga Wornat, donde figura el testimonio de Silvia Ontivero.
“Putas y guerrilleras”, así les decían los represores argentinos a las secuestradas.
Fuera y dentro de los límites del centro clandestino, el país era todo un gran campo de concentración a fines de los años 70.
Quienes sobrevivían, además, eran estigmatizadas, aun entre los militantes, como traidoras: con alguien se habrían acostado para seguir vivas.
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