Se le considera como el fundador de los movimientos obreros en Honduras, siendo el primer Secretario del naciente Partido Comunista de Honduras.
En el precariato, 1932, lanzó su candidatura a la presidencia nacional y organizó varias huelgas en la zonas bananeras de la costa norte hondureña.
Siendo prisionero político del cariato, salió en libertad para morir en su ciudad natal, el 11 de julio de 1939.
Nació en Olancho (1903). Falleció en Juticalpa en 1939. Fue el primer Secretario General de la Dirección Nacional del Partido Comunista de Honduras.
En las plantaciones bananeras de la Costa Norte organizó el Bloque Obrero y Campesino, fundando el periódico El Martillo.
En junio de 1932 fue lanzado como candidato a la Presidencia del país por parte del Bloque Obrero Campesino, acompañado por Celso Jiménez Bonilla a la Vice Presidencia.
En opinión de Víctor Meza, “La candidatura de Cálix Herrera y Jiménez Bonilla fue quizás una de las acciones más directas y políticamente audaces que los comunistas hondureños pusieron en práctica en esa época.
Téngase en cuenta que esa fórmula electoral. . . surgió en momento en que el movimiento obrero hondureño entraba en una etapa de reflujo, determinada por la situación coyuntural que existía en los años 1930-32.
Formó parte del Comité Ejecutivo de la Federación Sindical Hondureña (F.S.H.), fundada el 1 de Mayo de 1929. Organizó varias huelgas obreras en las plantaciones de las empresas fruteras norteamericanas, incluyendo las de 1932 en contra de la United Fruit y la Standard Fruit and Steamship Co., que le valieron arresto y confinamiento en las Islas de la Bahía.
De él se expresó así Daniel Canales Palencia: “Auténtico hijo de la clase trabajadora. . . uno de los precursores del movimiento obrero. Graciela Amaya de García afirmó: “Su obra como militante revolucionario es una lección de lucha en beneficio de obreros y campesinos. Militante íntegro, extraordinario.”
Fue autor del folleto Verdad. Tela, La Marina, s.f., en el que indica se propone “explicar a los trabajadores la justicia de la causa socialista, que siempre hemos defendido”, así como del ensayo “Frente a dos Imperialismos”, el cual apareció en varios números de El Martillo (a partir del Año I, No. 11,2 junio 1929 al año I, No. 15, 28 julio 1929) y de diversos artículos periodísticos entre ellos: “Tiendas de raya, nuestra miseria. . . y vidrios rotos” (El Martillo, año I No. 13, 20 julio 1929) y “Una huerta de plátanos y una colonia comercial” (El Martillo, año I, No. 16, 5 julio 1929).
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