Las botellas de vino caro y delicado aceite de oliva, puestas en fila, sirvieron como "barricada" en cada esquina de Los Palos Grandes, en Caracas.
Desde tempranas horas de la mañana, los vecinos de la urbanización de clase media-alta salieron a obstaculizar las vías para impedir el tránsito vehicular y forzar a la paralización de la vida en el municipio, epicentro de las protestas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Este jueves, la dirigencia de derecha convocó a un "paro" y, para asegurar que se "sumaran voluntades", llamó a sus grupos radicales a impedir que las personas salieran de sus casas, caminaran, hicieran diligencias o compras.
Carlos Garcia Rawlins / Reuters
Así, con un "trancazo" en las calles principales que conectan con el resto de la ciudad, los opositores obligaron a los habitantes de los municipios Chacao, Sucre, El Hatillo y Baruta -todos controlados por alcaldes de derecha- a mantenerse en sus casas.
Los comercios que trataron de abrir sus puertas fueron objeto de fuertes amenazas.
El precedente de vandalismo y linchamiento atemorizó a más de uno.
"Váyanse de aquí, extranjeros"
En Altamira, zona donde los condominios son elevados y los locales exclusivos están a la orden del día, la mayoría de las santamarías estaban abajo.
Pero en un local de Santa Eduvigis, cerca de un lujoso edificio, una panadería contravenía el llamado a paro.
Los compradores que hacían fila para libar un café o querían desayunar el típico "cachito de jamón" eran severamente observados por los vecinos que trancaban la calle.
Uno de ellos se acercó a la panadería y, después de poner un nylon entre dos postes de luz, empezó a increpar: "Todos los que están aquí son unos traidores. Actúan como si nada pasara".
Carlos Garcia Rawlins / Reuters
Los ánimos se caldearon aún más cuando, en horas del mediodía, un grupo de clientes de esa misma panadería fue abordado por los manifestantes que estaban afuera con gritos y amenazas: "Malditos extranjeros, váyanse a su país.
¡Seguro son chavistas! ¡Cabrones, malparidos!".
La misma suerte corrieron los compradores en el automercado cercano.
Cada persona vista con bolsas de víveres era víctima de improperios de toda índole.
La orden era mantenerse en estado de sitio.
"O cierras o te cierro"
En horas del mediodía, los ánimos estaban aún más caldeados. Motos de alta cilindrada eran las únicas autorizadas a pasar por los puntos de "tranca". Los conductores de esos "corceles" de dos ruedas recibían reporte de los vecinos hacían sobre qué negocios seguían abiertos o quiénes intentaban levantar las barricadas.
Jueves: Paro Activo Civico y Nacional. Paro (no hay actividades), Activo (el que salga es a trancar), Civico (TODOS, no es paro patronal)
La intimidación no sólo era verbal o simbólica.
Algunos participantes de la "tranca" estaban armados con bates u objetos contundentes para intimidar a quien osara ejercer el derecho al libre tránsito o manifestara su desacuerdo con la acción.
"Nosotros bajamos al automercado y Arturo's (una cadena de comida rápida) para decirles que tenían que cerrar.
O cierran o los cerramos, qué vaina es", le contaba un hombre a un grupo de "manifestantes" que se apostaron en la tercera transversal de Los Palos Grandes.
El único automercado abierto de la zona recibió la misma advertencia.
A la 1:00 de la tarde, el dueño fue obligado a cerrar sus puertas y la calle terminó convertida en una solitaria lengua de asfalto minada en cada esquina con restos de árboles talados, sillas viejas, botellas y basura.
Desde el pasado lunes, en Altamira y Los Palos Grandes, el habitual sonido de las bocinas y el tránsito ha sido sustituido por el de pitos, gritos y discusiones. Hoy, en horas de la noche, el escenario es el mismo.
Las transversales y recovecos del este de la ciudad siguen bloqueados, algunos hasta con sacos de material que los conductores intentan retirar con sus propias manos, a su propio riesgo.
Entre los heridos en Caracas están dos agentes de orden público. El ministro de Interior, Néstor Reverol, informó que un efectivo de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) recibió un impacto de bala mientras intentaba retirar una barricada en Altamira y un policía fue impactado por un tiro en la ingle cuando hacía lo mismo en La Urbina.
En más de 100 días, la oposición demuestra por la fuerza que, en sus "territorios", el estado de sitio se respeta con más miedo que convicción.
Nazareth Balbás
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