Arabia Saudita bajó el precio del crudo que exporta a EE.UU. sembrando pánico en los mercados, donde el precio del oro negro cayó por debajo de 80 dólares. Algunos observadores advierten que el cártel se prepara para una guerra de precios global.
A pesar de la demanda mundial, la producción de la OPEP no ha cambiado, pero el 5 de noviembre el cártel informó que el costo promedio del petróleo de la OPEP cayó hasta 78,67 dólares por barril, el mínimo de los últimos cuatro años.
Al mismo tiempo, la producción en EE.UU. alcanzó su punto máximo en más de tres décadas.
Lo más interesante, destaca el portal 'Vesti Аinance', es que el 3 de noviembre Arabia Saudita redujo el precio del crudo para sus clientes estadounidenses.
Al mismo tiempo, Arabia Saudita, Irak e Irán también bajaron los precios para los clientes asiáticos.
Precisamente gracias a los ingresos del petróleo, gobiernos como los de Arabia Saudita, Irak, Venezuela y otros proporcionan subsidios para comprar alimentos, crean nuevas plantas de desalinización además de otras instalaciones, sin lo cual la vida sería casi imposible.
Y si, en el caso de Asia, la reducción de precios es necesaria para fortalecer la competitividad y mantener una cuota en el mercado, la misma situación en EE.UU. plantea algunas dudas. Concretamente, algunos observadores creen que lo que persigue Arabia Saudita es socavar el auge de esquisto en EE.UU. mediante la reducción del precio del petróleo.
Citando a una fuente familiarizada con la decisión de las autoridades saudíes, 'The Wall Street Journal' asegura que el objetivo era simplemente obligar a EE.UU. a comprar petróleo más barato aumentando sus ganancias.
Sea cual sea la motivación, estas medidas pueden llevar a una guerra de precios, afirma el citado portal. Por ejemplo, el ministro de petróleo iraquí, Adel Abdul Mahdi, había reconocido que en el seno de la OPEP se está librando una lucha porque algunos países tratan de mantener su participación en el mercado del petróleo.
Entretanto, las iniciativas de Arabia Saudita han causado pánico en el mercado. Los comerciantes creen que la guerra de precios entre los países de la OPEP y los que no son parte del cartel es inminente.