Varios informes desclasificados de la CIA dan cuenta que al menos un año antes del Golpe de 1973, Augusto Pinochet creía que la única solución al gobierno socialista de la UP pasaba por quitar del camino a Salvador Allende
Muchísima tinta ha corrido desde el 11-S chileno, qué duda cabe, y buena parte de ella ha sido relativa a la forma en que el Estados Unidos de Richard Milhous Nixon intervino en aquel entonces, pero siempre quedan detalles sorprendentes, varios de los cuales emanan de los propios documentos desclasificados de ese país, especialmente los de la CIA.
Estos demuestran que la agencia de inteligencia norteamericana puso sus ojos encima de Pinochet, aparentemente por primera vez, en 1969, cuando un documento relativo a los intentos golpistas del general Roberto Viaux, menciona que “el general Augusto Pinochet Ugarte, nacido el 25. Nov. 1915, Comandante en Jefe de la VI División con asiento en Iquique, está involucrado con el general Roberto Viaux Marambio”.
Dos años más tarde, Pinochet ya estaba en las altas esferas del Ejército, destinado a la capital como Comandante de la Guarnición del Ejército en Santiago.
Fue allí, cuando el 05 de agosto de 1971, junto a su esposa Lucía, asistió a una cena en la cual se encontraba presente un agente de la CIA, que al día siguiente escribió un memo donde daba cuenta de la impresión que le había generado Pinochet… y su esposa.
“El general Augusto Pinochet evitó hacer comentarios políticos que pudieran revelar sus pensamientos íntimos. Esto es completamente consistente con su patrón habitual: es precavido y callado sobre materias políticas. Sin embargo, su esposa apoyó un comentario de otro invitado, quien dijo que el gobierno se estaba metiendo en aguas profundas, debido a su actual orientación”.
Siempre refiriéndose a quien efectuó el comentario que suscitó el entusiasmo de la que para muchos fue la mujer de hierro del régimen, el autor del documento agregó que “el sujeto en cuestión es cercano a la familia de Luis Molina Ureta, cuyo hija está casada con el hijo de Pinochet”.
Efectivamente, Molina era el padre de Verónica Molina, esposa del hijo mayor del dictador, Augusto Pinochet Ugarte, y madre de Augusto Pinochet Molina, el nieto del dictador que cobró notoriedad pública al pronunciar un discurso de fuerte contenido político durante sus funerales, vestido de uniforme, lo que le costó la baja del Ejército. Su madre, en tanto, se suicidó en marzo de este año.
Un hombre importante
El documento agrega que Molina Ureta era miembro del Partido Nacional y que según la fuente cercana a él, este habría dicho privadamente que si el gobierno seguía por el mismo camino, él intentaría forzar a Pinochet (su consuegro) a dar un golpe.
De acuerdo a las impresiones del autor del reporte, “Pinochet parecía ser moderado, amistoso, un militar mesurado, totalmente inmerso en su nuevo campo de seguridad, orden público y eventos militares, que claramente disfruta el ser o sentirse importante”.
Luego de ello, el oficial de la CIA comenta que no se cree que Pinochet sea DC o pro DC y finalmente anota que una fuente no identificada, perteneciente a un “comité revolucionario” le señaló que Pinochet “podría ser neutralizado por un golpe conspirativo, pero no liderará golpe alguno”.
Un nuevo informe de la CIA, seguramente del mismo autor, fue emitido el 31 de agosto de ese año; es decir, tres semanas más tarde. En el cable, el agente escribe detalla los oficiales que cree podrían participar en un golpe contra Allende y precisa que “Pinochet estará a favor, pero seguramente querría cerrar los ojos ante los hechos”.
El interés de los hombres de la CIA en Chile en saber qué haría Pinochet dos años antes de que el golpe se concretara obedece a que según un informe de la misma entidad, fecha el 9 de noviembre de 1971, para esas fechas ya había un grupo de altos oficiales que planificaba derrocar a Allende por medio de la violencia, el que se pretendía ejecutar cuando la economía se deteriorase, lo que estimaban ocurriría hacia marzo de 1972.
Renuncia o eliminación
Quizá el documento más interesante y desconocido hasta el momento es uno que se generó en la estación de la CIA en ciudad de México, del 13 de septiembre de 1972, que da cuenta de un viaje realizado por Pinochet a dicho país y también a Panamá, donde estuvo negociando la compra de tanques norteamericanos.
Pese a que hay muchos testimonios que indican que Pinochet no estaba siquiera incluido en el golpe del 11-S hasta horas antes de este, el documento de la CIA muestra algo diametralmente opuesto, e incluso deja entrever que, si bien se mantenía con algunas dudas, él mismo estaba buscando apoyo de EEUU.
El reporte precisa que estando en Panamá, Pinochet “conversó con oficiales norteamericanos jóvenes que conoció de sus días en la Escuela de las Américas, y le dijeron que Estados Unidos apoyaría un golpe contra Allende con todos los medios necesarios, cuando fuera el momento”.
Cabe mencionar que la mención a Pinochet y la Escuela de las Américas es bastante llamativa, pues su nombre no figura en ninguno de los listados relativos a los oficiales sudamericanos que se graduaron de distintos cursos realizados allí.
La parte más relevante del texto, sin embargo, no es esa sino la que indica que “Pinochet, antes un estricto constitucionalista, admitió con renuencia que ahora alberga otras ideas: que Allende debe ser forzado a renunciar o ser eliminado”. Entre paréntesis figura la frase “únicas alternativas”, que se entiende es textual de Pinochet. Además, se reseña que Pinochet dijo que “Prats es el candidato a encabezar un nuevo gobierno, pero admite que si el golpe es liderado por oficiales jóvenes (posibilidad muy lejana) Prats no tendrá chances, porque está muy identificado con Allende”.
Otro informe de la CIA, del 28 de septiembre de 1972, reafirma el anterior, pues habla de “la nueva postura de Pinochet, que quizá refleje la nueva postura de Prats”.
Finalmente, para el 02 de mayo de 1973, la CIA ya estaba convencida que el golpe sería inminente, y mencionaba que “Allende no durará otros 30 días en su oficina”. De acuerdo a un informante de los norteamericanos, “Pinochet no será una piedra en el camino para los planes de Golpe”, afirmando además que “esta vez, los militares irán con o sin ayuda civil o política”.
Algunos meses más tarde, a los norteamericanos ya no les cabía duda acerca de lo que haría Pinochet, pues dejaron constancia que este (se puede presumir que estaba hablando de un gobierno post Allende) “remarcó que él intentará tomar una línea muy dura para lidiar con el MIR. Declaró que el Ejército, de hecho, hará desaparecer al MIR”. Era el 24 de agosto de 1973.