JEAN-GUY ALLARD - En un articulo firmado por su
comentarista DeWayne Wickham, el influyente diario norteamericano USA
Today señala que el “contratista” norteamericano Alan Gross “podría
estar en casa en pocos días” si los EE.UU. lo intercambiarían por los
cinco cubanos “encarcelados desde hace 13 años” en este país.
“Cuando el FBI arrestó a 10 espías rusos el año pasado”, recuerda
Wickham, fueron “rápidamente intercambiados por cuatro hombres en manos
de Rusia acusados de ser agentes de espionaje para Estados Unidos y
Gran Bretaña”.
El gobierno de EE.UU. “tomó poco más de una semana” para negociar la
salida hacia Moscú de los “agentes rusos”, que “habían estado en este
país por más de una década”.
“Después de una breve comparecencia ante un tribunal federal para
declararse culpable de un solo cargo de conspiración “para actuar como
un agente de un país extranjero”, los rusos fueron trasladados a su
país.
De los cuatro hombres que fueron puestos en libertad por Rusia – todos ellos rusos – a cambio de este gesto, “dos fueron llevados a Gran Bretaña, los otros aterrizaron en Washington y luego desaparecieron en una caravana de camionetas de color negro”.
Concluye el analista de USA Today: “El gobierno de EE.UU. debe hacer lo mismo con Alan Gross”.
El diario recuerda como “siete meses antes de este intercambio” entre
EEUU y Rusia, Gross fue arrestado en Cuba y acusado de cometer “actos
contra la independencia e integridad territorial”
Gross trabajaba para el Development Alternatives, Inc., un
contratista del Departamento de Estado de EE.UU. que se dedicaba a
establecer en Cuba una red ilegal de comunicación satelital de última
generación.
Condenado a 15 años de prisión, Gross confesó a un tribunal de
apelaciones que había sido un “tonto de confianza”, según una
trascripción difundida recientemente por su abogado estadounidense.
“Tal vez Gross ignoraba la gravedad de sus acciones pero el Departamento de Estado no”, escribe el comentarista de USA Today.
“Al involucrar a
la empresa que contrató Gross para ayudar a implementar su “Programa de
la Democracia en Cuba”, los diplomáticos de Foggy Bottom (Nota: el barrio donde se ubica el Departamento de Estado)
seguramente sabían los riesgos a los cuales se exponía con la ejecución
de una parte “privatizada” de sus esfuerzos para lograr un “cambio de
régimen” en la nación de la isla.
“Tenían que saber que si se detectaba a Gross, sería tratado como un espía”.
El espionaje es un asunto que, “lamentablemente, produce una gran cantidad de daños colaterales”.
Mantener los Cinco Cubanos en la cárcel
no tiene utilidad alguna y su intercambio podría cambiar la suerte de
Gross, “un hombre que dice que fue engañado en el juego de espionaje”.
Señalando que, obviamente, un tal gesto humanitario encontrará resistencia entre unos exiliados cubanos, Wickham termina sin embargo insistiendo que Gross “debe ser intercambiado por los Cinco Cubanos, con tanta rapidez” que lo que se hizo” en el caso de Rusia.