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EEUU pretende impedir que nicaraguense Miguel D’Escoto represente a Libia ante la ONU


Estados Unidos cuestionó ayer la designación del excanciller nicaragüense Miguel D’Escoto como representante permanente del régimen de Muamar Gadafi ante la ONU y subrayó que carece de un visado diplomático apropiado, reporta EFE.
 
“No ha sido nombrado por nadie que represente al Gobierno libio”, dijo la embajadora de EU, Susan Rice, en referencia a que D’Escoto fue designado por el ministro libio de Exteriores, Musa Kusa, quien ayer renunció a seguir formando parte del gobierno del Gadafi.

Sin embargo, entretanto, Nicaragua designó hoy al sacerdote y ex canciller Miguel D’Escoto como embajador segundo en Naciones Unidas, informó la Presidencia, luego de que la ONU dijera no haber recibido ninguna demanda del régimen de Muamar Kadhafi para que representara a Libia.

El gobierno de Nicaragua “informa al Pueblo nicaragüense y a la Comunidad Internacional que ha designado como su Embajador Alterno ante la Organización de Naciones Unidas, Misión de Nicaragua/Nueva York, al Padre Miguel d’Escoto Brockmann”, afirmaba el comunicado del gobier

Con tremenda arrogancia, Rice afirmó que D’Escoto “no tiene visado para ser el representante permanente de ningún país ante la ONU”, ya que recordó que, pese a haber nacido en EU, el excanciller sandinista renunció a esa nacionalidad.

D’Escoto se encuentra en Nueva York desde el pasado 24 de marzo, enviado por el gobierno nicaragüense para coordinar en la ONU los esfuerzos de Nicaragua con otros países con vistas a tratar de poner fin a la agresión contra Libia.

La embajadora estadounidense subrayó que su actual estatus migratorio es el que da la posesión de un visado de turista, por lo que aseguró que “tiene que marcharse de Estados Unidos y solicitar el visado apropiado, que es un G-1” si quiere representar a cualquier país ante la ONU.

MIGUEL D’ESCOTO, UNA PAGINA DE HISTORIA

Miguel D’Escoto Brockmann nació el 5 de febrero de 1933 en la ciudad de Los Ángeles, Estados Unidos, y fue ordenado en Nueva York, en 1961 sacerdote misionero católico de la orden Maryknoll, desde la que promovió la teología de la liberación.

“El canciller de la paz” como lo llama Ortega, o “mercenario” como lo tildan sus adversarios, presidió la 63 Asamblea General de las Naciones Unidas hasta septiembre de 2009.

Acérrimo enemigo de Estados Unidos, a cuya nacionalidad renunció, se ha convertido en un duro crítico de Naciones Unidas, a la que acusó de ser “una organización castrada intencionadamente por el imperio (estadounidense) para que no bloquee sus sueños imperiales”.

La misión del excanciller sandinista en la ONU, según indicó este jueves el Gobierno de Managua, es coordinar esfuerzos “con otros países para tratar de poner fin a la agresión contra Libia”.

D’Escoto respaldó la revolución armada que el 19 de julio de 1979 derrocó el régimen dictatorial somocista que gobernó Nicaragua por 42 años, los mismos que lleva Gadafi en el poder.

Hijo de un diplomático nicaragüense y conocido por su trayectoria conciliadora y su verbo firme, D’Escoto, se trasladó a Estados Unidos tras concluir sus estudios básicos en Nicaragua, para seguir su formación universitaria en filosofía y hacer maestrías en teología, pedagogía y economía política.

Entre 1962 y 1979 ocupó el cargo de director del Departamento de Comunicaciones Sociales de la Orden Maryknoll, en Nueva York, lo que le permitió realizar numerosos viajes en misiones por Latinoamérica.

Su colaboración con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) comenzó en 1975 a través del Comité de Solidaridad en los Estados Unidos.

Ya miembro del FSLN, en 1977 fue uno de los fundadores del influyente “Grupo de los 12″, integrado por profesionales e intelectuales demócratas y progresistas opositores a la dictadura de la dinastía de los Somoza (1937-1979).

Antes del derrocamiento de la dictadura somocista, el entonces jefe del gobierno militar panameño, el general Omar Torrijos, cedió el asiento de su país a D’Escoto en la Organización de Estados Americanos (OEA) para que denunciara los atropellos en Nicaragua.

Al triunfar la revolución sandinista, D’Escoto fue llamado por la Junta de Reconstrucción Nacional para ser ministro de Exteriores.

Autorizado por su congregación para asumir como canciller, fue suspendido “a divinis” por la Santa Sede tras acceder al cargo.

En julio de 1985 D’Escoto solicitó renunciar temporalmente a su cargo para dedicarse a la oración y a ayunar por la paz y contra la política de Estados Unidos en Nicaragua, protesta que mantuvo por 25 días y a la que se sumaron gentes de varios países.

Durante su gestión en la Cancillería, Nicaragua demandó a Estados Unidos en 1984 ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, que condenó a Washington en 1986 por su política de agresión y ordenó pagar una millonaria indemnización a Managua, lo que nunca ocurrió.

Fue gestor de los “Acuerdos de Esquipulas II”, suscritos en 1987, que pusieron fin al conflicto generalizado que sumió a Centroamérica en los años ochenta.

En la primera derrota electoral de Ortega, el 25 de febrero de 1990, ganada por Violeta Chamorro, fue elegido diputado.

Tras el regreso al poder de Ortega en enero de 2007, fue nombrado asesor para asuntos limítrofes y de relaciones internacionales.

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