La guerra de EEUU contra Somalia se extiende alrededor, y “se ha ampliado ahora a Uganda,” el aliado de EEUU que, “con la minoría tutsi en el poder dictatorial en Ruanda, es la fuerza mercenaria más fiable de EEUU en el África Negra.”
Etiopía y Kenia se preparan para unirse a Uganda en una ofensiva contra la resistencia somalí, para salvar el mini-estado marioneta de EEUU en Mogadiscio.
“Las bombas en Kampala deben entenderse dentro del contexto de una planeada extensión de la guerra en Somalia.”
Las bombas que explotaron en Kampala a principios de mes, asesinando a 76 personas y desatando una ola de arrestos y deportaciones por parte del régimen ugandés, no son más que las consecuencias de la guerra promovida por EEUU en Somalia.
Los medios corporativos de EEUU suelen evitar decir, de manera rutinaria, que el ejército ugandés y otros aliados africanos de EEUU son los que evitan que el ridículo mino gobierno apoyado por EEUU sea expulsado de los pocos vecindarios que todavía controla en Mogadiscio, la capital somalí.
El resto del sur y el centro de Somalia pertenece a Shabab y otro grupo islamista, que han ganado sus credenciales nacionalistas luchando contra las tropas etíopes que invadieron Somalia con un apoyo total de EEUU en 2.006. la invasión interrumpió un breve periodo de relativa paz en Somalia y dejó inmerso al país en lo que los funcionarios de las Naciones Unidas han llamado la “peor crisis humanitaria de África – peor que Darfur.”
Shabab ha justificado los ataques con bomba en Uganda argumentando que las tropas ugandesas han estado asesinando civiles somalíes durante años. Bajo el disfraz de las fuerzas de paz de la Unión Africana, los soldados ugandeses y burundeses han mantenido abierta la carretera al aeropuerto de Mogadiscio, el hilo que mantiene al régimen somalí conectado a las armas y suministros de EEUU. Pero el estado marioneta es un gobierno sólo de nombre, sin el apoyo popular para formar un ejército capaz de de defenderse a si mismos.
La facción que se mantiene en el poder se ha visto reducida a reclutar niños soldados de hasta 12 años, provocando que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas amenace con sanciones. De todos los estados del mundo, sólo EEUU y Somalia no han ratificado la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño, que ilegaliza el uso de niños soldados.
“Los aliados africanos de Washington proponen enviar 15.000 soldados más a Somalia para integrarlas en sus ofensivas.”
Frustrado por el fracaso de los envíos masivos de EEUU de armas y dinero a Somalia, Washington ha animado a los estados clientes de EEUU, Uganda, Kenia, Etiopía y otros, para que lancen su propia ofensiva contra la resistencia de Somalia, violando las resoluciones de las Naciones Unidas. Los aliados africanos de Washington proponen enviar 15.000 soldados más a Somalia para integrarlas en sus ofensivas. Esto podría incluir la re-entrada formal de los soldados etíopes, algunos de los cuales nunca han abandonado Somalia, y la de miles de tropas de la numerosa minoría somalí en Kenia, y de otros de los campos de refugiados somalíes – una violación de las leyes internacionales.
Las bombas en Kampala deben entenderse dentro del contexto de una planeada extensión de la guerra en Somalia. El conflicto se ha ampliado ahora a Uganda, cuyo hombre fuerte, Yoweri Museveni, usa las bombas para justificar la invasión de Somalia, ya planeada. Junto con la minoría tutsi en el poder dictatorial en Ruanda, es la fuerza mercenaria más fiable de EEUU en el África Negra. Los dos países cargan con la mucha de la responsabilidad de la muerte de millones de personas en el Congo oriental, que siguieron a sus invasiones apoyadas por EEUU.
Kenia también se verá más desestabilizada en el curso de la ofensiva contra Somalia.
Esto es lo que pasa por ser el “poder suave” en la administración Obama: armar e instigar a los africanos para que luchen unos contra otros. Se volverá contra EEUU – más pronto que tarde – pero no antes de que miles de africanos más hayan muerto.
Black Agenda Report
Traducido para Rebelión Por Mariola y Jesús María García Pedrajas |