Pablo Gonzalez

La quiebra del Deutsche Bank y la inminente crisis financiera mundial


El Deutsche Bank, el mayor banco alemán y el mayor banco de inversiones de Europa, se puede convertir en el Lethman Brothers europeo. 

Hace años que lo vienen anunciando diversos analistas económicos, sin embargo los tecnócratas europeos y los grandes medios corporativos miraron para otro lado. 

Ahora que la bomba está a punto de estallar y es imposible ocultar la realidad comienzan a insinuar tímidamente la posible quiebra del gigante financiero alemán. 

La historia parece repetirse. 

A finales de 2015 el presidente del Deutsche Bank, John Cryan, tuvo que anunciar "una reestructuración en sus objetivos y estrategias con su salida de 10 países, que implicarán la liquidación de 15.000 puestos de trabajo". Recientemente anunciaron que en 2015 sufrieron pérdidas por valor de 6.980 millones de euros. 

El número de trabajadores despedidos que se anuncian para este año ya es de 35.000. Sus acciones han caído más de un 40% en lo que va de año y más de un 95% desde 2008. Deutsche Bank cuenta con más de 75 billones de dólares expuestos a los mercados de derivados, una cantidad mayor que la de cualquier otro Banco estadounidense, incluidos JP Morgan y Goldman Sachs [1]. Todos los datos llevan tiempo señalando que se repetirá lo ocurrido con Lethman Brothers en 2008 [2].

Aunque la sola quiebra del Deutsche Bank ya supondría por sí mismo un terremoto financiero en toda Europa y por extensión en todas las economías occidentales, el problema que se avecina es mucho mayor dado que todo el sistema financiero mundial está contaminado con los mismos productos tóxicos que el gigante banco alemán. 

Es decir, que no sólo se trata de una "mala gestión" por parte de los directivos del Deutsche Bank, como tratan de argumentar algunos políticos y analistas neoliberales para exculpar al resto del sistema y evadir sus responsabilidades, sino que se trata de la tónica habitual y generalizada en todo el corrupto sistema financiero mundial.

Más allá de la optimista propaganda neoliberal lanzada por gobiernos y medios de comunicación de EE.UU y la Unión Europea, los datos macroeconómicos globales son alarmantes y evidencian que la llegada de una nueva crisis financiera y económica es inevitable. 

El dinero colocado en el mercado de derivados financieros supera en 10 veces al PIB mundial, y es un 20% más grande de lo que era antes de la crisis financiera de 2008. 

Los grandes bancos de Wall Street también son actualmente un 37% más grandes de lo que eran antes del estallido de la crisis en 2008. Según el Banco de Pagos Internacionales, el total de derivados alcanza los 710 billones de dólares (el PIB de EE.UU es aproximadamente de 17 billones de dólares). Los 25 Bancos más grandes de EE.UU tienen 236 billones de dólares expuestos a estos productos tóxicos. 

"En algún momento esta burbuja de derivados va a estallar y los bancos centrales quebrarán. Cuando llegue ese día, enfrentaremos una crisis que hará que la de 2008 parezca un picnic (...) esta burbuja de los derivados es una "espada de Damocles" que prende sobre la economía global (...) la verdad es que prácticamente ninguno de los problemas subyacentes que causaron la última crisis financiera han sido corregidos. En cambio, nuestros problemas simplemente se han vuelto aún más grandes y las burbujas financieras se han vuelto aún más grandes (...) esta burbuja de falsa estabilidad no va a durar mucho más tiempo. Una crisis financiera mucho mayor que la que hemos experimentado en el año 2008 se acerca, y va a sorprender al mundo." [3]

Al contrario de lo que nos anuncian a bombo y platillo los reyes del marketing político, la "crisis" no sólo no ha pasado sino que lo peor está por venir, porque ésta es una crisis sistémica, es decir, del sistema financiero capitalista a nivel global. Y no se ha llevado a cabo ningún cambio en el sistema financiero que evite que la llamada "crisis económica" se repita. Sobreendeudamiento, especulación financiera, derivados, activos tóxicos... el actual sistema es irracional, injusto e insostenible.

El colapso es inminente porque, lejos de corregir las políticas monetarias, económicas y financieras que provocaron la Gran Recesión en 2007-2008, éstas se han ido incrementando. 

Los Bancos Centrales y los gobiernos occidentales intentan mantener con vida a un insostenible sistema financiero inyectándole más y más dinero para ocultar que sus economías están en quiebra. Los Bancos Centrales continúan hoy en día inyectando dinero (público) a un sistema bancario "zombi", inflando nuevas burbujas y maquillando artificialmente los datos macroeconómicos de los países occidentales, aumentando de paso sus deudas públicas hasta niveles impagables. Pero cuanto más aumenta ese sistema financiero artificial y ese falso crecimiento económico, mayor será la explosión que produzca en el futuro. 

El próximo colapso económico cada día está más cerca.

Según un reciente informe económico presentado por la ONU (Situación y perspectivas de la economía mundial 2016), "la tasa media de crecimiento en las economías desarrolladas registró una caída de más del 54 por ciento desde la crisis. 

Unos 44 millones de personas están en paro en los países desarrollados, mientras que la inflación ha alcanzado sus niveles más bajos desde la crisis". Asimismo, "las tasas de crecimiento de los países avanzados también se han hecho más inestables". 

El premio Nobel de Economía y profesor estadounidense Joseph Stiglitz, también afirmó en un reciente artículo que las políticas económicas y monetarias que se han aplicado en los últimos años en EE.UU. y Europa, lejos de solucionar los problemas iniciales los han incrementado creando las condiciones necesarias para que estalle una nueva crisis financiera. 

 Según Stiglitz, el problema consiste en que las principales políticas que se han aplicado después de la crisis - el saneamiento presupuestario y la flexibilización cuantitativa (FC) por parte de los principales bancos centrales - han contribuido poco para estimular el crecimiento, las inversiones, el consumo de las familias. Al contrario, han tendido a empeorar las cosas. Los grandes Bancos siguen campando a sus anchas sin ninguna regulación y recibiendo ingentes cantidades de dinero y "rescates" públicos sin exigirles nada a cambio.

Cuando a los bancos se les da la libertad de elección, escogen ganancias sin riesgo o incluso la especulación financiera en lugar de préstamos que apoyarían el objetivo más amplio del crecimiento económico. La FC debería haber ido acompañada de unas tareas específicas para los bancos. En lugar de animar a los bancos a no prestar, se les debería haber penalizado por guardar reservas excesivas, critica Stiglitz.

Ni siquiera la propia banca privada puede disimular lo que resulta inevitable. Albert Edwards, estratega del banco Société Générale, dijo que "Occidente estaba a punto de verse afectado por una oleada de deflación en las economías de los mercados emergentes" y que "los bancos centrales no eran conscientes del desastre que está a punto de afectarles". Según este analista esta "deflación en los mercados emergentes" unido a la caída del precio del petróleo supondrá un desplome generalizado de los mercados y al "colapso de la zona euro" [4].

"Las divisas de los mercados emergentes siguen en caída libre. El sector empresarial de EE.UU. se está viendo aplastado por la apreciación del dólar". (...) "Hemos visto la expansión del crédito masivo en EE.UU. Esto no es para la actividad económica real. Se trata de tomar prestado dinero para financiar la recompra de acciones". 
Edwards atacó lo que él dijo que era la «increíble arrogancia» de los banqueros centrales, que no habían aprendido las lecciones de la burbuja inmobiliaria que llevó a la crisis financiera y la recesión de 2008-09. (...) "El euro ha sido un desastre: es una máquina del fin del mundo a favor de la economía alemana". (...) "La situación actual es una reminiscencia de 2008, cuando el colapso del banco de inversión Lehman Brothers llevó a la crisis financiera mundial". 

Esta falsa apariencia de recuperación económica, basada en la inyección masiva de dinero público hacia el sector financiero especulativo, permite a los gobiernos neoliberales presentarse a las elecciones enarbolando la bandera de la "recuperación", la "estabilidad", el "crecimiento", etc. Pero la terca realidad, más temprano que tarde, se abre paso entre la telaraña mediática que trata de entorpecer nuestra visión. Cuando esta nueva "crisis" estalle nos volverán a repetir como un mantra que necesitamos aplicar más "políticas de austeridad" y "rescates bancarios" para "salir de la crisis". 

La historia volverá a repetirse, y las dudas que nos asaltan también: ¿Seguiremos tragándonos este cuento una vez más? ¿Hemos aprendido ya a estas alturas que el problema no es de siglas o gobiernos concretos sino del propio sistema económico, financiero y político que las élites imponen a nivel global? 

¿Qué modelo alternativo al Neoliberalismo actual proponen "la izquierda" y aquellos que se presentan como la "alternativa" y el "cambio político" en España y en Europa? ¿Todavía pensamos que dentro del Euro y de esta UE se puede hablar de soberanía y construir un modelo de país basado en la justicia social, la igualdad y la democracia?


REFERENCIAS - NOTAS

[1] Deutsche Bank hace cundir la amenaza de un nuevo momento Lehman,- artículo de Marco Antonio Moreno en El Blog Salmón (9/2/2016)

[2] Is Deutsche Bank the next Lehman?,- Not Quant (11/6/2015)

[3] The Size Of The Derivatives Bubble Hanging Over The Global Economy Hits A Record High,- Michael Snyder, The Economic Collapse (26/5/2014)

[4] 2016: ¿Año de nueva crisis económica?,- declaraciones de Albert Edwards publicadas en Insider.pro (14/1/2016) 

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