Pablo Gonzalez

Fernando Lugo o el derechista hipócrita consentido por la izquierda


James Petras desmitifica a Fernando Lugo y argumenta que su destitución fue producto de sus propias falencias

Dijo Groucho Marx que la política es buscar problemas, encontrarlos, realizar un diagnóstico falso y aplicar los remedios equivocados, y la trayectoria política del falso teólogo de la liberación Fernando Lugo se parece demasiado a esa descripción.

Apenas se iniciaba en Agosto de 2008 el gobierno del cura papá , una ministra de su gabinete organizó un escándalo contra el presidente nicaragüense Daniel Ortega. 
 
 La ministra no era ninguna chavista bolivariana, sino más bien la principal referente en Paraguay del National Endowment for Democracy, Gloria Rubin.

En aquel entonces la prensa sandinista publicó varios de mis artículos denunciando los vínculos de la nombrada “ministra de la mujer” de Lugo con la embajada norteamericana.
 
 Es más, también advertí que en gabinete de Lugo estaba constituido por personeros de las ONG que reciben fuertes sumas en dólares de USAID.

Posteriormente se supo de los negociados que varias de las ministras de Lugo, como Esperanza Martínez, también pertenecían a la especie.

Apenas se lanzó la candidatura de Lugo, toda esta prensa que en Paraguay responde a la propaganda de la embajada norteamericana se encargó de apuntalar el proyecto luguista, incluyendo al ultraderechista diario ABC color.

Advertimos de estas alianzas, incluidas las de James Cason, Alvaro Uribe y la secta Moon, algo que el sociólogo norteamericano James Petras denunció de manera contundente en una reciente entrevista con radio El Espectador de Montevideo.

Petras advirtió, como nosotros lo hicimos mucho antes, que Fernando Lugo no es ningún amigo de la democracia y de los cambios sociales en América Latina, y citó como ejemplo sus alianzas con Estados Unidos y Colombia.
 
 Y l que para muchos “progresistas” de América Latian pasó desapercibido: la crisis que derivó en el “golpe parlamentario” la generó el mismo Lugo masacrando a campesinos en una matanza perpetrada por sus represores, que dejaron casi veinte muertos y decenas de campesinos desaparecidos.

La reacción de los países contra el nuevo gobierno del Paraguay, pues, peca de desmedida, aunque es evidente que Franco, acusado de ser un “florero golpista”, cuenta con apoyo de la embajada norteamericana y otras fuerzas vivas conservadoras.

Gran parte de ella se explica porque tanto Hugo Chávez, que al fin logró su ingreso al Mercosur, como Cristina Fernández, que logró advertir a su oposición que la comunidad internacional no verá con buenos ojos un juicio político en su contra, instrumentaron la destitución de Lugo y magnificaron un proceso pacífico y constitucional para sacar partido de la coyuntura.

Si algo faltaba para terminar de confirmar que Lugo fue apenas un reaccionario derrocado por reaccionarios, y que todo fue un conflicto interno de la derecha paraguaya, era la confirmación en su cargo de personeras de la prensa hegemónica paraguaya y la telaraña imperial como la ministra Gloria Rubin. 
 
 Tan inamovible, obviamente, como los ministros de la politizada y corrupta Justicia paraguaya.

Petras esclarece

Es más que evidente que la desinformación que siempre rodeó al cura papá Fernando Lugo, tuvo siempre muchos beneficiados, de allí su persistencia en el tiempo.
 
 Sin embargo, el afamado sociólogo norteamericano James Petras demuestra que el burdo engaño que tejieron los propagandistas de la nueva izquierda latinoamericana, que pretenden seguir utilizando a Lugo luego de ser destituido como lo usaron durante su proselitismo y ascenso al poder, estuvo lejos de engañar a las mentes lúcidas.

Según Petras, Fernando Lugo nunca tuvo compromiso con los campesinos. “Fernando Lugo es un gran hipócrita, un obispo que perjudicaba a las mujeres que iban a consultarlo en una forma espiritual, violándolas.
 
Y ahora violando a los campesinos. 
 
Tiene una tradición de violador generalizada, primero a nivel personal y ahora como político” señala sin ambigüedades el intelectual norteamericano.

Lamenta además que “muchas personas de izquierda pensaban que Lugo forma parte del progresismo en América Latina. Ahora vemos como Humala está militarizando el país y enfrentando 230 conflictos en Perú; el señor Lugo asesinando campesinos, militarizando las zonas donde los reclamos de los campesinos son justificadas”.

“Los campesinos están preparando una huelga general en Paraguay. Conozco a los dirigentes campesinos, son gente muy valiente, con mucho coraje, con ese espíritu del siglo XIX del famoso coraje paraguayo frente a las agresiones. Lo que falta en este momento es la solidaridad de los gobiernos progresistas ¿Dónde está Evo Morales? ¿Dónde están los otros líderes?
 
 Que deberían estar levantando la mano para decirle: “Señor Lugo sos un delincuente presidente, debes dejar de masacrar”. Porque además, ahora Lugo abre la puerta para que otros gobiernos vuelvan a aplicar las prácticas de masacres y eso no se puede permitir.

Las apreciaciones de Petras fueron incluso publicadas por el sitio chavista Aporrea, aunque el chavismo venezolano sea una de las corrientes que más hizo a favor del mito luguista, y varios otros sitios emblemáticos de la izquierda, entre ellos La Haine.

En una entrevista con una radio de Montevideo, Petras recalcó que Lugo “firmó acuerdos con (el expresidentes colombiano Álvaro) Uribe –el peor asesino de la región- para el entrenamiento de fuerzas especiales de represión; firmó acuerdos con el Pentágono para extender las operaciones norteamericanas en América Latina: reprime a los campesinos en los cuatro años que llevaba de gobierno traicionando las promesas que realizó en su campaña electoral. 
 
Para nada es un progresista. 
 
A pesar que Chávez, Evo Morales y todos los demás lo llaman un líder progresista, no es así”.

Es evidente que grandes intereses se mueven detrás de la desinformación que rodea a Lugo, y el más valedero es que la propaganda de un supuesto líder izquierdista-ahora derrocado- en Paraguay, es útil para que los gobiernos como el cubano, el venezolano o el boliviano lo presenten ante sus pueblos como prueba de que la supuesta “izquierda” gana terreno en la región.

Ya lo dijo el escritor estadounidense Eric Hoffer, la propaganda no engaña a la gente, sino que simplemente ayuda a engañarse a sí mismos.
 

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